El
"ejemplo canario"
Ramón Moreno Castilla
Según
me han comentado, el pasado sábado, 19-10-2013, en un programa de Tele 5 (que
no tuve oportunidad de ver, por lo que escribo de oídas), le preguntaron al
tertuliano periodista gallego Fernando Ónega qué
opinaba sobre la cuestión catalana, a lo que este respondió algo así como que
"ya España tenía experiencia en tratar esos asuntos", poniendo
cínicamente como ejemplo el independentismo canario, que, según él, fue
"neutralizado" por el Gobierno de UCD presidido por Adolfo Suárez,
del que, por cierto, fue jefe de prensa. Manifestaciones que constituyen una
verdadera falacia y un intolerable menosprecio al emergente soberanismo
canario. Precisamente, el tal Ónega ha escrito una
biografía sobre Suárez que ha titulado "Puedo prometer y prometo", la
célebre frase del primer presidente de la España posfranquista,
que colaboró con la dictadura.
Hay
que recordarle a don Fernando Ónega que esa
"neutralización" consistió en un execrable acto de terrorismo de
Estado, perpetrado contra el líder del MPAIAC, el fallecido Antonio Cubillo,
cuando se disponía a viajar a Nueva York para presentar ante el Comité de
Descolonización de la ONU el "Dossier Canarias" y que casi le cuesta
la vida, dejándolo postrado en una silla de ruedas. Autoría del atentado
atribuida al Ministerio de Interior de la época, cuyo titular era Martín Villa.
Hay que recordar, igualmente, la desesperada peregrinación diplomática de
Marcelino Oreja, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores, recorriendo todo el
continente africano para comprar Gobiernos corruptos, que no votaran la
independencia de Canarias en el seno de la entonces OUA.
Asimismo,
fue verdaderamente patético ver al padre del Rey de España, el extinto Conde de
Barcelona, viajar a Trípoli para regalarle al asesinado Muamar
El Gadafi un esplendido caballo blanco de raza árabe, para que Libia retirara
su apoyo económico y logístico a la causa canaria. ¡¡Así se las gasta España:
cuando no vende sus colonias, compra voluntades para mantener ilegalmente
otras!!
El
independentismo canario, por tanto, puede que haya sido
"neutralizado", pero jamás erradicado, como lo demuestran los
contundentes y patrióticos editoriales de EL DÍA, verdadero y único portavoz de
la causa canaria, y los artículos de opinión, entre otros, de este columnista,
que desde hace años viene defendiendo de forma inequívoca la justa e
inaplazable descolonización de Canarias, y que nuestro pueblo recobre la
libertad que le fue arrebatada por la fuerza de las armas a nuestros
antepasados.
Lo
que pasa, ya lo he dicho con anterioridad, es que estos españoles no tienen
remedio. Parecen que hayan salido de las cuevas (la de Altamira la tienen
cerca). Ahora, y con la cuestión catalana, están desatados. Desde algunos
medios de comunicación, inclusive, se hace apología de un trasnochado y caduco
imperialismo; y desde el PP hacen gala de un fundamentalista nacionalismo
español enfrentado a todo lo que se mueva en la periferia. Sin contar con
cierto colectivo de altos mandos militares en activo y en la reserva, que
abogan abiertamente por utilizar el Ejército en Cataluña, si continúan, lo que
consideran "un pulso" de CiU y ERC,
desvirtuando el legítimo clamor popular de gran parte de la sociedad catalana,
que exige pacíficamente su derecho a decidir.
En el
caso de Canarias, España juega con cartas marcadas como un fullero tahúr. No
solo se empeña en acomodar el Derecho Internacional al Derecho interno español,
para conservar el anacronismo de Canarias, sino que sigue dividiendo a
propósito al pueblo canario. Véase: el presidente del Cabildo grancanario, José
Miguel Bravo de Laguna, fue portada este domingo, 20-10-2013, del periódico La
Gaceta, del grupo de comunicación Intereconomía,
propugnando una doble autonomía para Gran Canaria; como ya hiciera en su día el
tal Onelio Ramos con su PGC.
Y es
que España ha perdido totalmente los papeles. Tal es así que desde el propio
Gobierno y medios de comunicación afines se ha rechazado la inapelable
sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos aboliendo la polémica
doctrina Parot, que lleva implícita la excarcelación
de etarras y delincuentes comunes. O sea, España no solo incumple la normativa
internacional como un detestable Estado forajido, sino que además se niega a acatar
sentencias de tribunales internacionales que no le son favorables.
¿Qué
se puede esperar, pues, de esa España colonialista y depredadora, que nos sigue
subyugando desde la genocida conquista y evangelización?
Otros artículos
de Ramón Moreno Castilla publicados en El Guanche y en El Canario