La eficacia perversa de quienes nos gobiernan
Pablo
Zurita Espinosa *
Esto debe acabar ya,
antes de que sea demasiado tarde. El PP ha agarrado firme el timón de la nave y
vamos derechitos al marisco. Solo recortes y ninguna reforma. Sí, ninguna,
porque todo sigue igual. Igual o peor. ¿Y qué podíamos esperar?, ¿qué piensan
que iba a ocurrir al recortar el presupuesto público de esta manera?, ¿al
esconderse sin ser capaces de dar la cara ni de presentar un proyecto de futuro
ilusionante? Más paro, claro, más incertidumbre, más
pesimismo, cada vez más. ¿No nos decían que la economía era un estado de ánimo?
Medidas absurdas que
frenan la actividad de las empresas y espantan a los inversores. ¿A quién se le
ocurre plegarse así a los postulados suicidas de quienes ven inconscientes solo
el déficit como enemigo a batir?, ¿no pagamos ya unos intereses que rayan la
usura para colocar la deuda pública? Pues ya está, dígale usted a Bruselas que
no, que no vamos a poder bajar el déficit de momento, que las reformas
necesitan financiación y algo de tiempo. ¿No jugamos todos al euro? Pues que
aflojen la presión, que Europa no se puede permitir una España fuera de la
moneda única con su divisa devaluada ni la conmoción que tal circunstancia
traería aparejada. Negociamos mal.
Y estamos de acuerdo
con que no es lo mismo recortar sin ton ni son que hacer buen uso, y que no es
lo mismo pretender ganar eficacia en la recaudación que subirles los impuestos
a los que ya pagamos. No es lo mismo. Y he ahí el quid de la cuestión: acabe
usted con el despilfarro e implemente usted las medidas necesarias para acabar
con el fraude fiscal. ¿Que no sabe por dónde empezar? Pues dimita y deje a
otro.
Como estoy convencido
de que eso no va a ocurrir -aquí el verbo dimitir jamás conduce a la acción-,
me atrevo con una receta sencilla: sonría, recurra al sentido común y
simplifique. ¿Que quiere financiar la sanidad pública? Pues permita que nos
desgravemos las facturas del médico privado. ¿Que quiere sufragar los gastos de
la educación? Pues elimine las duplicidades absurdas en la administración pública
y corrija las condiciones laborales abusivas (ojo, solo las abusivas). ¿Que
quiere fomentar las inversiones que generan empleo? Pues olvídese de las
subvenciones, elimine trabas -moratorias y proteccionismos- e inspeccione, no
con ánimo sancionador, sino para favorecer la libre competencia. ¿Que quiere
más economía real y menos economía especulativa? Pues grave los beneficios de
las inversiones financieras y derive recursos a la Administración de Justicia
para que quien la haga la pague.
Y si el jefe de la
secta en Madrid se empeña en consumar el suicidio colectivo, acuda usted al
Parlamento y legisle, que para eso está. Primero a derogar y luego a legislar;
para casi todo esto tenemos competencias.
* Interim manager (gestor de
cambios en las organizaciones)
Fuente: eldía/2012-05-03