Dos varas de medir

 

Wladimiro Rodríguez Brito *

 

Recientemente el Parlamento de Canarias ha publicado la Ley de Renovación y Modernización Turística de Canarias, que incluye contraprestaciones económicas significativas por parte del sector bancario y de los empresarios hoteleros. Esta propuesta se ha encontrado directamente con un recurso de inconstitucionalidad por parte del Estado. Se han generado así numerosas lagunas en un sector clave en lo económico y laboral; además, los protagonistas de la escena política van a enmarañar la vida en las Islas en un largo y complejo proceso legal.

 

La Comunidad Autónoma ha tenido sobre todo en cuenta en su propuesta las necesidades del sector hotelero, para mejorar sus condiciones administrativas y financieras. No se han considerado, sin embargo, las necesidades del sector primario, tan necesitado de mejoras legales que faciliten su situación económica y administrativa. La actividad agraria es uno de los sectores a los que podemos incorporar con menos esfuerzo un mayor contingente laboral, dado el envejecimiento y la pérdida de efectivos que ha tenido en los últimos años. No olvidemos que se ha perdido más de la mitad de las tierras cultivadas, y que sufrimos un alto déficit en la producción de alimentos para el autoabastecimiento; hay también poderosas razones lógicas y estratégicas que indican que debemos producir para la exportación.

 

La agricultura y la ganadería son, sin lugar a dudas, algo más que fríos datos en el PIB, que ignoran cultura, paisaje y medio ambiente. Son un asunto estratégico para una menor dependencia de las importaciones. El mundo rural canario puede reequilibrar demográfica y, laboralmente, una población que hoy está parada en nuestros marcos urbanos sin alternativa posible. La recuperación de nuestros pueblos también es parte de la política de los tiempos que corren, con un alto número de parados.

 

El Parlamento de Canarias no ha tenido la agilidad que se requiere para incorporar leyes que corrijan un marco teórico escrito en la época alegre, pensado para un territorio sin agricultores ni ganaderos. Antes de esta crisis, se soñaba con espacios ambientales protegidos, sin pastores ni campesinos; levantar ahora una pared, construir un gallinero o un estanque se han convertido en trámite imposible tanto en tiempo como en papeles.

 

En el marco legal actual una paloma Rabil está más protegida que un campesino; en las zonas donde es una plaga, sacrificarlas significa una sanción equivalente a 18.000 kilos de papas, según se han cobrado por los agricultores de Vilaflor en estos días.


El Partido Popular plantea que la Reserva de Inversiones, que en principio tenía la finalidad de capitalizar y potenciar la economía de las Islas, se dedique a los países africanos vecinos. En un asunto tan estratégico como disponer de recursos financieros, ante la descapitalización que tenemos en las Islas, se propone un desvío de capitales y recursos sin contrapartidas para el territorio que ha generado tal riqueza.

 

Es lamentable que a estas alturas de la llamada crisis y con la problemática situación que tienen las Islas, no estemos tratando asuntos de esta envergadura, más allá de las eventuales miserias de los partidos políticos y sus miras electorales a corto plazo. No puede continuar la actual situación de conflictos legales entre administraciones, dada la situación en el sector turístico, con sus problemas de financiación y la falta de inversiones públicas.

 

Está en nuestra mano cambiar las leyes que son sólo cosecha de las Islas y del Gobierno central, pero cada vez hay más producto de las propuestas burocráticas que vienen desde Bruselas. Así está ocurriendo con la Ley del Bienestar Animal, o con las últimas propuestas sobre la miel de palma o de abeja. Estamos en la obligación de buscar alternativas posibles y viables para hacer un mejor uso de nuestros recursos naturales, culturales, y también de generar estabilidad social a nuestra población.

 

Tenemos la obligación de hacer barbecho para sembrar nuestros campos con semilla en tierra libre de malas hierbas. Menos contenciosos y más trigo en la era y en el campo.

 

* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA ULL