Dormir con los espíritus...
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El Padre Báez
*
Dormir
con los espíritus guanches, y amanecer pneumatizado o espiritualizado de
guanchismo. Eso es lo que me ha sucedido.
El 31, para despedir el año, me fui a dormir en una casa
guanche, pero guanche-guanche, desde el suelo al techo, con el clásico círculo
de piedras exterior que cubre-cubría hasta el techo, y con su interior
cruciforme, y nada de reconstrucción, sino tal cual la dejaron los guanches allá
por el siglo XV, y ¡sabe Dios si desde los siglos primeros o antes del mismo
cristianismo! Esa casa existe; es la única que existe acabada, completa, tal
cual; si bien albeada por dentro, y con piso sobrepuesto, dado que -recuerden,
eran inclinados (según uso y costumbre: casas hondas) hacia dentro, y lo
nivelaron-; la puerta ya, no es la misma, pero sí todo lo demás.
Poblados
casas guanches, Tamarant [1]
La
casa está amueblada, y hasta que sus dueños no se bajaron a vivir donde mayor
población, solo la visitan para ventilarla, recoger algo de fruta y limpiarla,
también de vez en cuando duermen en ella algún fin de semana.
Y
es el caso, que obteniendo el mayor regalo de Reyes, por adelantado, me
entregaron la llave, y allí pasé la noche, rodeado de los espíritus de
cuantos durante siglos allí vivieron, durmieron y murieron; hermanados con
siglos de tradiciones -en sueños-, pasaron escena difíciles de reseñar, y
habida cuenta los sueños, sueños son (es decir: realidad), por allí pasaron
las cabras, las incursiones de portugueses, castellanos, normandos..., y
comienza un año (2016), con los mejores impulsos, las mejores raíces,
conectando con aquellos de los que descendemos y somos su quintaesencia.
Más
-mis amigos- no les puedo contar, porque las emociones, los sentimientos, las
vivencias son intransferibles, faltan las palabras para expresar lo que esa
noche guanche fue para un servidor. Simplemente les diré, que salí de aquella
casa, de esa casa, la casa canaria: revitalizado, refortalecido, energetizado,
etc. Solo añadirles, que me siento un privilegiado, ante regalo que me hacen
sus dueños, para que pasara la noche -o noches que quiera- en dicha mansión,
la que un servidor no cambiaría por ningún palacio, ni mejor habitación hay
en hotel alguno en el mundo, alcance su categoría; es casa única, casa sin
nombre, casa-casa, de nuestra raza, de nuestros ancestros, casa de siglos,
anterior al barroco, anterior al neoclásico, anterior al gótico, anterior al
románico, anterior al cualquier estilo arquitectónico, se pierde en la noche
del tiempo, casa antigua, donde las haya, casa excepcional, casa que fue
habitada por generaciones y generaciones de guanches que nos precedieron. Todo
un lujo, no comparable con nada. Gracias mil a los dueños de dicha y dichosa
casa.
El
Padre Báez, que embargado por la emoción, hoy no sabe explicar lo que anoche
sentí, ni cómo me siento ahora. Volver del tiempo, cargado de Historia, dormir
donde durmieron los guanches, tener sus mismos sueños de libertad, amanecer con
la ilusión y las esperanzas renovadas, con los ideales reforzados, con la
asistencia y compañía de los que son eternos, porque siguen viviendo en
nosotros, es algo que no se puede compartir; no obstante ahí quedan algunos
balbuceos de una noche donde el dormir fue vivir tiempos apacibles, batallas
cruentas, defensa férrea, arquitectura eterna, bellezas incomparables, rebaños
de cabras, pieles por ropas y mantas, gofio y pescado, cerámicas y momias,
grabados y faycanes, guayres y Guanartemes, también harimaguadas, con Acorán,
y misteriosa Dama, y leches de cabras a Él derramadas..., todo fue despertar, y
todo aquello -y más- fue verdad. Y
lo más sobrecogedor, el silencio de una casa que por partes el grosor de sus
paredes es hasta de dos metros, con lo cual el ruido es imposible entrara, por más
que cohetes o voladores echaran al cielo al paso de un año al otro...
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“...
¿quién puedes subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto
sacro?...” (salmo
23). /
“... ¡qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!...”
(salmo
121).
* Fernando Báez Santana, Pbtero.
Artículos
del Padre Báez publicados en El Canario.net y en El Guanche.info