Donostia y Wroclaw

 

José Antonio Infante

Estaba convencido y quería que ganara Las Palmas. De verdad. Lo de Donostia es por favorecer la paz con Bildu? Anhh? ¡Ya! ¿Entienden? Es un título conferido por el Consejo y el Parlamento Europeo a dos ciudades "del continente" que durante un año tienen la oportunidad de mostrar sus valores y logros culturales. Las agraciadas abren un periodo en el que las manifestaciones artísticas reciben el apoyo y el reconocimiento internacional. Su concesión no lleva aparejada un montante significativo de inversiones y, en este sentido, es considerado un premio menor, pero su repercusión en la línea de reforzar las estructuras de todo tipo suele ser importante gracias al número de visitantes que atrae.

A pesar de que el nombre y el formato actual provienen de 2005, han obtenido ese honor: 1985: Atenas; 1986: Florencia; 1987: Ámsterdam; 1988: Berlín Oeste; 1989: París; 1990: Glasgow; 1991: Dublín; 1992: Madrid; 1993: Amberes; 1994: Lisboa; 1995: Luxemburgo; 1996: Copenhague; 1997: Tesalónica; 1998: Estocolmo; 1999: Weimar; 2000: Aviñón, Bergen, Bolonia, Bruselas, Cracovia, Helsinki, Praga, Reikiavik, Santiago de Compostela; 2001: Rotterdam, Oporto; 2002: Brujas, Salamanca; 2003: Graz; 2004: Génova, Lille; 2005: Cork; 2006: Patras; 2007: Luxemburgo, Sibiu; 2008: Liverpool, Stavanger; 2009: Vilna, Linz; 2010: Pécs, Estambul.

El cuestionamiento previo a asimilar una candidatura de una ciudad canaria era que su situación geográfica está fuera de lo que podemos denominar formalmente continente europeo. Puede ser cuestionable que la capitalidad cultural de África se coloque por un año en París, en Londres o en islas cercanas, como Baleares. Sería raro. ¿En esa perspectiva se estaría distorsionando lo que se entiende por cultura sustancial? Martinica o Guadalupe, Cayena, en la Guayana, ¿podrían representar al tuétano del arquetipo de cultura europea?

No lo sé. Dependería del criterio. Cada uno contesta a esas preguntas como quiera. Personalmente estoy en que la posición tricontinental de las islas nos interesa, en una realidad "sui generis" claramente localizada en África pero habitada por descendientes de antiquísimos pobladores preárabes e incluso puede que presemitas -el idioma sí era semita- del Este del continente y europeos que en números elevados han ido integrando proporciones altas de la población. Y todo ello con una impronta e idiosincrasia, huella, flujo y reflujo de otro continente denominado América, aunque tal cual otras muchas aglomeraciones que fusionan sabores de procedencias diferentes. Dicen, por ejemplo, que Québec, "crisol de culturas", es más Europa que América; o que Lima es más china que andina.

Si se maneja el lado amplio de lo que significa cultura y se acepta entonces que cualquier reflejo en distinto lugar del planeta puede validar designaciones de este tipo, no podía haber nada que objetar a la candidatura y, por lo tanto, como hicieron en su día todas las representaciones institucionales de las Islas y las ciudades del Archipiélago, incluidas Santa Cruz de Tenerife (que al parecer también estudió la opción y la retiró -me gustaría que lo explicaran-) y San Cristóbal de La Laguna, solo cabe animar y consolar a Las Palmas de Gran Canaria. La próxima, colega.

Siendo consecuentes, eso mismo es lo que procedería "para las siete islas", capitales de Europa, capitales de África, capitales de América, aunque una cosa no quite la otra: 1.- Desde al menos un siglo, acentuándose en el último cuarto, se riega con sentido común múltiplo por parte del Estado en el nudo existente desde La Isleta y los muelles hasta Gando y desde Gando a Maspalomas. 2.- El apócope "Gran", existiendo efectivamente desde hace siglos en base a cuestiones que podríamos estar debatiendo otros siglos, es lanzado recientemente con amplificadores para un destacado formal incorrecto. Aunque fuera verdad, no procedería diferenciación ante los demás entre canarios y grancanarios, más cuando no se cuenta con el amparo cartográfico en kilómetros cuadrados. 3.- Asumiendo culpas por la ineficacia política para mantener equilibrios, las perspectivas del egoísmo insular aprovechado para el que han conseguido amparo de Madrid contrasta con las dinámicas de una metrópoli occidental más en la línea de crear caminos en los que curiosamente se embarcan los primeros.

Las ciudades que saltaron el primer corte -Donostia, Córdoba, Burgos, Segovia, Zaragoza, Wroclaw, Gdansk, Katowice, Lublin, Varsovia- seguro que tenían menores argumentos que Las Palmas para convertirse en la Capital Europea de la Cultura, aunque realmente lo que sí me consta es que lo merecerían comparativamente todavía muchísimo menos para el caso de elegirse una eventual capitalidad africana o americana.

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