Don Julian, un ermitaño olvidado

 

 

René Acosta *

 

 

Don Julián es un señor de 92 años que vive en San Antonio del Monte, en Garafía. Desde hace muchos años este señor ha sido el encargado y ermitaño de la iglesia de San Antonio, nada más y nada menos, lleva 70 años con la llave de esta iglesia, y hace aproximadamente un año, y sin darle razón, le retiraron la llave. El  piensa que quizás sea por un problema de hace algún tiempo que pasó con la tea de San Antonio del Monte.

 

Los vecinos de la zona, que eran jóvenes, trasportaron toda la madera de tea para la iglesia, pero un cura de la época quiso llevársela a Tenerife para trabajarla, y luego traer el techo, pero don Julián se negó e incluso dijo que si no la ponían en su sitio denunciaba por robo, que aquella madera fue traída por los vecinos para San Antonio y que en Garafía hay carpinteros, tan buenos como en otro sitio, y gracias a su labor como ermitaño la madera no salió de la zona.

    

Pienso que ha sido un gesto muy valioso, que se merece una medalla como mínimo, por esa razón piensa que le quitaron la llave. Es una pena porque toda la gente que iba a San Antonio, subía a casa de don Julián a buscar la llave. Ahora don Julián -como en la foto- se ve solo, mirando por la ventana mientras las gentes vienen y se van sin poder ver la iglesia Yo pregunté por Santo Domingo pero nadie me dijo nada, la callada por repuesta. Intenté hablar con el Señor cura y me contestó “yo se porque la retiré la llave, y todo el mundo lo sabe. Que repuesta más extraña, pienso yo. También se me comentó que en San Antonio hay una comisión de cuentas, pero pregunté a algunas personas por la zona y la repuesta fue “yo no se nada ni he oído nada de eso.

 

 ¡Que misterio! todo el mundo sabe el motivo de la llave, pero nadie dice nada. Recuerden que tiene 92 años y puede que algunas palabras no se reentiendan, pero su juicio está muy, bien sabe lo que dice.

 

Don Julián no está abandonado

 

De don Julián se comenta que está abandonado. Yo puedo decir que no es cierto, y soy testigo de ello, porque de lunes a viernes vienen de Asuntos Sociales, lo bañan y le traen la comida, y su hijo todos los días viene y lo acompaña, y en los fines de semana le trae la comida.

 

Parece que una hermana le denunció por abandono de su padre, cosa que, por lo que yo he visto es totalmente falso, porque su hijo Isidoro lo tiene muy atendido. Pero a don Julián su tristeza le empezó después que le quitaron la llave. No es lo mismo que venga gente a su casa para recoge la llave y devolverla, a que no te venga nadie. Es una persona con mucha sabiduría, y sin embargo la sociedad lo ignora y son capases de quietarle su única actividad, que puede realizar a sus 92 años.

 

Espero que esto sirva para algo, que las personas mayores hay que valorarlas más. A todos, si llegamos a mayores, nos gustaría que se recordaran de nosotros y que nos den alguna actividad, pero si después de 70 años con la llave de una iglesia y te la quitan y no te dicen nada, que triste. Solo le queda estar detrás de la ventana, y mirar con añoranza. Pensemos un poco más, porque algún día, si llegamos, también seremos mayores.

 

*  Reportero del periódico digital El Canario

 

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