Y
si lo es, ¡vamos pa´l Pino! La devoción por delante.
Isidro
Santana León
[Hay que
tener en cuenta que todo plebiscito que se haga en una colonia es contrario a
la Carta de la Naciones Unidas y a los derechos humanos: no se puede obligar a un
pueblo que está bajo dominación de una potencia extranjera a que se manifieste
por asuntos contrarios a sus derechos e intereses.]
¿El militarismo no es contraproducente para la
“industria” turística? No sé qué tiene que decir al respecto el Gobierno colonial
de Canarias, pues en el asunto de las prospecciones petrolíferas se muestra
harto beligerante, razonando que dicha actividad es peligrosa para el negocio
del turismo, pero con las intenciones que sostiene la OTAN de hacer de nuestra
nación su sede de operaciones para África y para la previsible guerra contra
Irán, no ha dicho nadita.
Lacayos y
cobardes, como siempre, al servicio del sistema colonial, se inhiben ante los
asuntos magnos. Ni siquiera tienen el valor de soltarle a la cara al gobierno de
la metrópoli, que al pueblo de Canarias no se le hacen recortes mientras el
reino aporte 1000.000.000 de euros mensuales a la Alianza Atlántica. La
ambición de la banda terrorista OTAN –a la que pertenece España–
de usar nuestro archipiélago como satélite de operaciones militares es
manifiesto. Se viene gestando desde los años setenta, queriendo implantar sus
bases en Arinaga y en Gando (en este último lugar ya
hay fabricado un descomunal búnker −concretamente
en El Lazareto– para esconder armamento que no
sabemos y tal vez, para los criminales que propician las guerras, refugiarse de
la contestación bélica del supuesto enemigo) consiguiendo, poco a poco y a la
zorruna, dotar al archipiélago de radares, antenas, lanzaderas, hangares para
aviones supersónicos etc., y ni un puto hidroavión para cuando, de forma
sospechosa, se nos queman las islas.
El asunto tiene más descaro e intenciones en el
presente, con el cuento del envío de alimentos para África impulsado por la
ONU, cuando la macabra Alianza hace público usar, además de las instalaciones
antes mencionadas, las del Puerto de La Luz; después, seguro que irán a por la
Playa de Las Canteras –de hecho ya la han usado para simulacros y otros
entretenimientos “mili-culturales”–, más tarde Maspalomas,
Meloneras…, o sea, que los turistas nadarán entre fragatas y acorazados, se
solearán sobre el casco de los submarinos y fotografiarán agarrados a los
periscopios, deleitosos, ellos, seguramente, por el exótico panorama y la
innovadora oferta de las consejerías y ministerios de Turismo y Medio Ambiente,
por lo que habrá que advertirles, cuando llegan a nuestros aeropuertos, que en
vez de los manguitos flotadores y gorros para el pelo, usen casco de acero y
bañadores de camuflaje, cambiando, no obstante, el protector solar por la
pintura de guerra con que se pringan la cara los Marines.
La condición para que España entrara en la UE fue
pertenecer antes a la banda terrorista OTAN, asunto que le costó el cargo al
presidente Adolfo Suárez, forzado a dimitir por la cúpula militar española
dirigida por su jefe supremo, Borbón y Borbón, pues los Estados Unidos
advertían a España que de no entrar en la Alianza Atlántica independizaban a
Canarias. Sabían a la perfección los yanquis cómo estaba el panorama político y
el fuerte independentismo que empujaba en el archipiélago, además de la actitud
antimilitarista y contraria a la OTAN de la sociedad Canaria. Obligado por el
descontento popular en todo el reino, hubo entonces que hacerse una consulta
para sacar a España del Tratado del Atlántico Norte –pues entró de forma
autoritaria con el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo–
referéndum que había prometido Felipe González estando en la oposición (sacar a
España de la OTAN era uno de los primeros puntos de su programa electoral) y,
una vez accede éste al gobierno, prepara la consulta popular, aunque
proponiendo, promoviendo e incidiendo desde su partido PSOE, usando los medios
de información públicos y con el apoyo incondicional de AP, UCD, y algunos más,
que votaran la permanencia de España en bloque militar. De los resultados de la
consulta, salió la oposición de Canarias, Cataluña y Euskadi a pertenecer a la
banda y el porcentaje en las otras partes del reino anduvieron a menos de un
punto entre el Sí y el No. Hay que tener en cuenta que todo plebiscito que se
haga en una colonia es contrario a la Carta de la Naciones Unidas y a los
derechos humanos: no se puede obligar a un pueblo que está bajo dominación de
una potencia extranjera a que se manifieste por asuntos contrarios a sus
derechos e intereses. Pero aun así, haciendo uso de las herramientas que ellos
dicen democráticas, la voluntad y la voz de los canarios no ha servido para
nada, por lo que hay que romper con el juego colonialista a toda costa y
aprovechar cuantas coyunturas se nos presenten para lograr la independencia. No
se atreverán los esbirros del gobierno colonial a denunciar nada sobre este
asunto, pues, las únicas denuncias que se han hecho contra las maniobras de la
OTAN en la cercanía de nuestro entorno marino, que propiciaron la muerte y
varamiento de zifios, la hicieron grupos ecologistas,
algún grupo independentista, organizaciones internacionales como Human Rights Watch o Greenpeace y otras, poniendo paz en el asunto el
gobierno cobarde de Canarias, como les indicaban sus amos desde Madrid. Pero no
dan más de lo que tienen: miedo, entreguismo, sumisión y agradecimiento por el
hueso. Por eso es el pueblo el que tiene que saltar a la vez, para que tiemble
el suelo de Canarias y estos tipejos se acojonen con el seísmo del descontento
general, y que sea este pueblo el que coja las riendas de su destino.
A pesar de todo, el presi
Paulino está inmerso en la romería del Socorro, ataviado con la indumentaria de
camarero canario −el fajín y el chaleco– pues esta casta politiquera nos ha salido muy
santurrona, sintiéndose muy a gusto junto a los mandos militares en las
procesiones e idolatrando a las imágenes y otros íconos previstos para la
ignorancia y la perturbación mental. A estos ídolos apelan para solucionar los
problemas mundanales, dejando el ejercicio político a la voluntad de Dios. Ya
en una romería del Pino, Belicoso Soria, también ataviado de camarero canario
–era entonces el segundo de Paulino Rivero–, a la
pregunta hecha por una televisión sobre “qué le pedía a la patrona para los
canarios”, respondió, muy convencido y emocionado, que trabajo, mucho trabajo…;
para mi entender, estaba diciendo que la sede del INEM y la Consejería de
Trabajo la trasladaran a la Basílica de Teror, y que
fuera la virgencita la que consolara y solucionara el problema de los parados,
porque él no tenía capacidad, voluntad, ni interés para hacerlo…
Y se siguen encomendando, incondicionalmente, a la
Santa Alianza Atlántica, que es lo mismo que la Liga Santa, allá por
8/09/12
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Guanche y en El Canario