Au, Ag y la deuda de EEUU
José
Antonio Infante *
Los dos primeros son
los símbolos en la tabla periódica del oro y la plata; la otra abreviación es
técnicamente una concursal. Si ya lo digo yo, el
dinero está asustado perdido y no sabe ni dónde meterse, corriendo de aquí para
allá, aterrorizado: ¡qué susto Portugal!, ¡qué susto una constructora!, ¡qué
susto una caja de ahorros!, ¡qué susto cualquier aventura!
La búsqueda de refugio
en esta situación de zozobra sigue en auge, y en medio de las alertas que
azotan a los mercados los futuros del oro han alcanzado por primera vez en la
historia los mil quinientos dólares la onza (
El oro, símbolo de
vanidad, llegó a revalorizarse en los mercados (materias primas) un cuarenta
por ciento en 2009, desde una cotización de 869,75 dólares/onza al cierre de
2008, hasta alcanzar los 1.213,03 dólares el 2 de diciembre en Londres. En
agosto de 1999, la onza valía cuatro veces menos que en 2010, y alcanzaba su
nivel más bajo en veinte años, 251,70 dólares. Desde entonces, la subida en el
valor ha sido continuada y le ha permitido elevarse hasta encadenar récord tras
récord. Así, el 2 de diciembre de 2005 superó el nivel de los quinientos
dólares/onza por vez primera en dieciocho años; en mayo de 2006 llegó a los
setecientos y el 2 de enero de 2008 alcanzaba en Londres los 859,20 dólares. Si
se toman por referencia las últimas cinco décadas, la subida del oro comenzó
desde que EEUU abandonó el patrón oro en 1971, cuando una onza se vendía a
treinta y cinco dólares, en plena crisis mundial por el aumento de los precios
del petróleo y la inflación.
Por esa razón han
crecido como las setas los establecimientos que comercian con oro. Pero más
rentable incluso puede resultar la plata, un metal precioso que tiene un valor
intrínseco mayor que el oro. Son tantas sus aplicaciones industriales (en
pantallas planas para televisión, teléfonos móviles, radiografías, paneles
solares, etc.) que solo son superadas por el petróleo. La vida moderna no sería
igual sin la plata. Es el mejor conductor del calor, mejor reflector, antibactericida, gran conductor de la electricidad, etc.
Precisamente por su enorme utilidad, la mayoría de los aproximadamente 46.000
millones de onzas producidas a lo largo de la historia de la civilización
sencillamente se han consumido, se han ido para siempre. Cerca del noventa por
ciento de la plata producida en la última década ha sido consumida por la
industria (a diferencia del oro que la gran mayoría de las cerca de 4.500
millones de onzas producidas se han atesorado y se conservan).
Considerando que por
cada onza de oro se producen cerca de diez de plata, el ratio de producción es
de uno a diez, las existencias "sobre el suelo" se van acercando a un
ratio de uno a uno. La plata para inversión se está volviendo casi tan escasa
como el oro, y sin embargo cotiza en un ratio cercano uno a cuarenta; es decir,
con los mismos dólares con que podemos adquirir una onza de oro podemos comprar
unas cuarenta de plata.
Para que se hagan una
idea comparada de la deuda de Estados Unidos, señalar que alcanza casi el cien
por cien de su PIB anual, contabilizando más de catorce millones de millones de
dólares. Con todo, el oro y plata producidas a lo largo de la historia (y mucha
de esa plata como he explicado ya no existe) solo alcanzaría para pagar la
mitad de esa colosal deuda, ya prácticamente impagable y, sin embargo,
creciendo con un déficit fiscal de casi cuatro mil millones de dólares diarios.
Ese es el problema. Juntando todo el oro y la plata que se producen anualmente
en el planeta apenas se paga un mes del déficit yanqui. Por eso, el presidente
de China (Hu Jintao) declaró recientemente que "la preeminencia del dólar
es cosa del pasado", y lleva razón; parece evidente que el dólar seguirá
devaluándose frente al Au y Ag.
¡Qué susto EEUU!
* Publicado en el periódico El Día, 25-04-2011