Detener los recortes en salud y sanidad
Carlos
García *
El derecho a la salud
es un derecho fundamental y básico sin el que no se entienden muchos otros. Sin
salud nada vale. No sirve la riqueza, no sirve un puesto de trabajo y no se
puede acceder a otros derechos sociales ni tampoco a los políticos.
En 1948 la Declaración
Universal de los Derechos Humanos aprobó, por la ONU, el derecho de las
personas "a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios". En 1966, en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos Sociales y Culturales se describe que "los Estados
reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel de salud
física y mental... creando las condiciones que aseguren a todos asistencia
médica y servicios médicos en caso de enfermedad". Muchos más ejemplos de
tratados internacionales consagran el derecho a la salud: la Organización
Mundial de la Salud desde su Constitución, distintas Cartas Magnas, en España
la de 1978 y la posterior Ley General de Sanidad de 1986, la Carta Social
Europea de 1961, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos de
1981, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y tantas otras, sin
olvidar las diferentes Leyes de Ordenación Sanitaria que se establecen en cada
comunidad autónoma de nuestro Estado. Incluso el proyecto de Constitución
Europea de 2003, presentado en Roma, incorpora en sus tres primeros artículos
los referentes a la dignidad humana, derecho a la vida y a la integridad personal,
de los que se derivan los derechos de la salud de los ciudadanos.
Y es que todo ello
proviene de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, de 1793,
en plena Revolución Francesa, en cuanto al reconocimiento del derecho a la
atención social y de que los poderes públicos atiendan a las personas con
problemas de salud y sociales. ¡Lo que ha llovido desde entonces!
Por eso no se
entienden los continuos e indiscriminados recortes en la salud de los
individuos, de los ciudadanos, de los seres humanos. No se entiende esa ruptura
de los derechos universales que amparan a los enfermos a tener una atención
sanitaria. No se entiende que mentes tan perversas pueden retirar las
prestaciones sanitarias a quienes padecen una enfermedad, a quienes sufren de
dolor, a quienes, los más débiles en todos los sentidos, se les niega y se les
priva de disfrutar de la salud, lo más preciado que tienen los seres humanos y
sin la que no se entiende la propia vida ni otras situaciones sociales,
políticas o económicas.
En nuestro ámbito
local, en Canarias, no creo que podamos seguir soportando más recortes en la
salud de nuestros ciudadanos. Porque la situación es grave, porque hay que
decir basta a que nuestros pacientes sufran más, no puedan moverse por sus discapacidades
en sus distintas patologías, tengan dolor o incluso, puedan morir. No podemos
aguantar más precariedad en la solución a los problemas de salud. La sanidad no
puede seguir en la situación en que se encuentra.
Por eso, estos
continuos recortes recibidos desde Madrid, este cambio en la concepción
sanitaria pública que aplica la nueva mayoría gobernante que nos retrotrae
décadas atrás, ¿o son siglos?, y la complicidad de nuestro propio gobierno
autonómico, que también gobierna con esos conceptos desde hace mucho tiempo, no
se pueden consentir ni se aguantan más.
Desde Canarias, dicen
nuestros políticos, será difícil mantener servicios públicos de calidad,
mantener los empleos públicos, también los sanitarios, se generarán más
desigualdades, existirá un hachazo a la dependencia, se condenará a la
exclusión social a los canarios, pero tienen el deseo, el objetivo, se
intentará, tendrán el compromiso de que no ocurra... ¡Qué panorama!
Tiene el Gobierno de
Canarias (CC y PSOE) una magnífica oportunidad para demostrar de verdad que no
se está de acuerdo con las políticas de recortes que impone el PP desde Madrid.
Que se note lo que tanto alardean en sus manifestaciones de que están con el
pueblo y con sus necesidades básicas y fundamentales. Fin a los recortes en
salud y en los servicios sociales. Lo contrario es palabrería y demagogia de la
que estamos cansados.
* Médico. Intersindical Canaria