¿Cuál será el destino de este
pueblo?
Padre Báez
…
No es vida, y ya pasa de sesenta (60) años. Nos metieron en un medio de vida
muy difícil y de nulos resultados [con las tabaibas y similares; pinos,
retamas, escobones, etc.]. En todo este tiempo ni disturbios ni rebeliones de
ninguna clase contra el cabildo y sus secuaces.
Somos
un pueblo castrado. El cabildo no ha propiciado al pueblo sino sufrimientos. Los
mandaron a la construcción y al turismo sin formación. Se taló el campo de árboles
frutales (higueras, almendreros, castañeros, nogales, etc.). Se ha expulsado
del campo al campesinado (queda un resto insignificante, ya enfermo y anciano).
Y ahora carecemos de todo. Las chozas están vacías. Difícilmente se sobrevive
en el campo ya.
Sobre
el campo, ha caído la mayor y peor de las lepras: el cabildo y los suyos. Del
campo, ha desaparecido la alegría. Y los “técnicos”, no piden consejo a
los ancianos (o viejos). El dinero ya no alcanza para el azúcar, la sal, el
aceite, etc. Este viaje, ¿a dónde nos llevará? Las perspectivas de futuro no
son nada halagüeñas. El campo está armado (no por los campesinos, sino por
los del cabildo). ¿Cuál será el destino de este pueblo? Fuera de aquí, todo
es o son conflictos. Los nuestros andan soterrados, ¿aflorarán algún día? ¿Viviremos
desplazados, todos?
Los
hay que quieren seguir y muestran deseos de reconstruir el campo, pero, no hay
sino obstáculos, prohibiciones, leyes, normativa, técnicos, etc., etc. No
faltan muestras de disponibilidad, pero para todos no hay sino un stop
prolongado, barreras que no se quitan ni una, ¡al contrario!, cada vez más y más.
¿Se volverá al campo algún día? Para ello hay que arrancar e impedir la
propagación de la maldita tabaiba, que nos ha sumergido en la miseria actual y
en la por venir. El campo vive triste, en tristeza (los psicólogos llaman al
asunto “depresión”, que no es precisamente “salud”…
El
Padre Báez.
“…
al filo de los gallos, en guardia labradora… convoca brazo…” (del himno de
Laudes, martes IV).“… en este momento no tenemos príncipes, ni
profetas, ni jefes… carneros y toros… corderos cebados…” (del Cántico
de Daniel 3, 26-29. 34-41).“… nos mostraste un trozo de viña y nos dijiste:
Venid y trabajad. Nos mostraste una
mesa vacía y nos dijiste: Llenadla de pan…” (del himno de la Hora intermedia del martes
IV).“… me rodean como las aguas todo el día…” (del salmo 87).“… la
lluvia… (que) empapa la tierra… y (la) hace germinar, para que dé semilla
al sembrador y pan al que come…” (Isaías 55, 10-11).
*
Fernando
Báez Santana, Pbtero.