Desgajando las capas de la cebolla

 

Jorge Dorta

 

[Desde hace mucho tiempo se sabe que nuestros comportamientos, actitudes y emociones están influenciados por el entorno institucional y el condicionamiento cultural. Muchas de nuestros comportamientos, actitudes y emociones no surgen de forma espontánea sino que son inducidos. Por eso los cuadros psicológicos y sociológicos de la sociedad canaria son comunes al de otros pueblos colonizados.]

 

No tenemos que convencer a nadie de que las cosas van terriblemente mal y de que, en Canarias vivimos en una sociedad tremendamente injusta. El problema viene al señalar las causas de dicha injusticia y proponer posibles soluciones. Es aquí donde el ruido, la ignorancia y las viejas ideas nos pueden jugar una mala pasada.

 

Para algunos el problema es el caciquismo canario y tienen razón. Los caciques canarios se agrupan en torno a los partidos insularistas que confluyen en Coalición Canaria y Nueva Canarias, así como otros "franquiciados" de partidos españoles como Casimiro Curbelo del PSOE en la Gomera. Son una élite extractiva, pero esta élite no es solo política sino también económica. Los apellidos de ilustre y rancio abolengo que han alineado sus fortunas y destinos a las españolidad de Canarias, los nuevos ricos del ladrillo como los Santana Cazorla, Antonio Placencia, Ambrosio Jiménez o Eustacio López, junto con los colonos ilustres como Juan Miguel San Juan de Satocan forman parte de estos privilegiados e ilegítimos extractores de rentas.

 

¿Pero acaso son ellos los únicos que se benefician de este sistema injusto? Pues no. Las grandes constructoras españolas, las compañías navieras, las telefónicas, las empresas españolas y francesas de distribución y un largo etcétera que incluye la casi totalidad de los sectores económicos de estas islas también se benefician ilegítimamente.


Muchas de esas grandes empresas están cotizadas en Bolsa y forman parte de los planes de pensiones de muchos españoles, que se benefician de esta forma de los dividendos repartidos por tales empresas. Por otra parte los mercados cautivos canarios sostienen un gran numero de puestos de trabajo en pequeñas y medianas empresas en España, mientras nuestros sectores productivos son desmantelados sistemáticamente por el marco regulatorio impuesto por el Estado español (REF, Estatuto de Autonomía y modelo de integración en la UE principalmente).

 

Los caciques canarios son la primera capa de la cebolla. Pero el cacique canario no podría existir sin la protección de España y es el subproducto lógico del sistema impuesto. Si analizamos lo que sostiene al caciquismo en Canarias llegaremos a la conclusión de que es una ley electoral fraudulenta y un intervencionismo económico feroz que sirve para generar mercados cautivos, extraer rentas y generar sistemas clientelares.


Este sistema de instituciones políticas y económicas -diseñado para extraer rentas económicas a favor de una minoría y para castrar los derechos políticos de la mayoría de los canarios- mantiene el status quo y protege los intereses económicos y geoestratégicos de España. Los protege con las botas del ejército, de la policía, de la guardia civil y, sobre todo, con la toga de los jueces. Esta es la segunda capa de la cebolla; el arquitecto del sistema es España y los caciques canarios que actúan de medianeros es un subproducto de este. Las cosas son así porque a alguien le interesa que sean así y lo ha dejado todo atado y bien atado. No es error ni ignorancia, es diseño.


Dentro de este sistema diseñado por España hay tres patas importantes, la primera es la fraudulenta ley electoral, el segundo el Régimen Económico y fiscal y el tercero el boicot a la actividad financiera. Los instrumentos nunca son malos, lo que es malo o bueno es el uso que se les de. No me cansaré de repetir que sin actividad financiera no hay posibilidad ni de agrupar capital ni de crear crédito, por lo que la acción colectiva económica no es posible al no poder agrupar capital. Además los negocios existentes "molestos" pueden dejarse morir cerrando el grifo del crédito. Sin actividad financiera no se pueden financiar negocios que desafíen al status quo y a los intereses de los empresas establecidas. No es error ni ignorancia, es diseño.

 

Pero la tercera capa de la cebolla es admitir nuestra responsabilidad personal. Es entender que en realidad somos nosotros mismos los que, con nuestras actitudes y comportamientos, sostenemos el sistema. No nos engañemos, el marco institucional diseñado e impuesto por España condiciona los comportamientos, actitudes y emociones pero no los determina. El sistema no se podría sostener sin nuestra obediencia y colaboración. Por acción u omisión.

Tenemos la libertad de escoger, de elegir, libertad para obrar. Podemos hacer uso de nuestro derecho a escoger, cuando se pierde la libertad se pierde el derecho a escoger, y algunos su elección es no hacer ninguna elección.

En el fondo lo que nos impide colaborar o apoyar a los demás es nuestra incapacidad para superar nuestros miedos y barreras emocionales. Es nuestra incapacidad de fiarnos y colaborar con los demás lo que impide la acción colectiva que puede cambiar las cosas, generando toda clase de actitudes y comportamientos nocivos y contraproducentes que llevan a la autoderrota. 

 

En la raíz de esos comportamientos está nuestra una concepción autocrática y jerárquica del poder. Es una concepción del poder implementado de arriba hacia abajo. Difícilmente colaboraremos con los demás si tenemos miedo de que se convierta en un nuevo opresor, o si lo vemos como un rival por el poder.

Pero solo empoderando a los demás nos empoderaremos a nosotros mismos porque la única forma de que el poder pueda emanar de abajo hacia arriba es colaborando y empoderando a los demás. Por supuesto, si tienes una mentalidad extractiva vas a ver el poder de los demás con desconfianza. Antes de acabar con el opresor de fuera, tenemos que acabar con el opresor que habita dentro de cada uno de nosotros. Es nuestra resistencia a cambiarnos a nosotros mismos lo que sostiene el sistema, y darse cuenta de esto es el primer paso para cambiarlo.


Si queremos cambiar las cosas tenemos que empezar por nosotros mismos, por nuestras actitudes y comportamientos, por el tipo del espejo. Eso lo he dicho muchas veces. Cuando ya hayamos asumido que parte de la culpa es nuestra, que nuestros comportamientos sostienen el sistema y que para cambiarlo tenemos que cambiar nuestras emociones, comportamientos y actitudes. Entonces y solo entonces estaremos preparados para dar el siguiente paso y ver la siguiente capa de la cebolla, de lo contrario lo tomaremos como una excusa para no actuar, para no cambiarnos.

 

Desde hace mucho tiempo se sabe que nuestros comportamientos, actitudes y emociones están influenciados por el entorno institucional y el condicionamiento cultural. Muchas de nuestros comportamientos, actitudes y emociones no surgen de forma espontánea sino que son inducidos. Por eso los cuadros psicológicos y sociológicos de la sociedad canaria son comunes al de otros pueblos colonizados.

 

El problema somos nosotros porque nos han metido el miedo y al opresor dentro del alma. Porque nos han condicionado a ver el poder como algo monolítico y autocrático ejercido de arriba hacia abajo en lugar de emergido de abajo hacia arriba. La cuarta y última capa de la cebolla es darse cuenta de que si el canario es así es porque lo han hecho así.


Quizás la mejor forma de entenderlo sean las palabras de Malcom X, uno de los líderes del movimiento por los derechos civiles en USA en los años 60.

 

¿Antes de preguntarme si enseño el odio, pregúntate quién le enseñó a odiar el color de tu piel? ¿Quién le enseñó a odiar la textura de tu cabello? ¿Quién te enseñó a odiar la forma de tu nariz y la forma de tus labios? ¿Quién te enseñó a odiarte a ti mismo desde la coronilla hasta la planta de los pies? ¿Quién te enseñó a odiar a los tuyos? ¿Quién te enseñó a odiar la raza a la que perteneces hasta tal punto que no quieres estar cerca el uno del otro? Ya lo sabes. Antes de venir diciendo que Muhammad enseña el odio, debes preguntarse quién te enseñó a odiar a ser lo que Dios creó en ti. - Malcom X

 

Malcom X se dio cuenta de que en el fondo del subconsciente del negro americano todavía radicaba el deseo de ser amado y aceptado por su opresor. Cuanto más negaba el opresor esta necesidad del oprimido más reforzaba la carencia y más debilitaba la autoestima. Malcom X se dio cuenta de que ese circulo vicioso tenía que acabarse y por eso luchó para el desafecto del negro con el blanco con el fin de liberar ese anclaje.

El objetivo del opresor es introducir complejos en el alma y derribar la autoestima, sin autoestima no hay acción y sin acción eres un ser que simplemente consume y al que se le puede extraer rentas o privilegios de la misma forma que ordeñamos a una vaca.

 

La baja autoestima no es un problema de salud mental reconocido, pero está demostrado que una baja autoestima tiene un efecto negativo sobre la salud mental. Problemas mentales como la depresión o la fobia social, están estrechamente relacionados con el estado de ánimo y la confianza en uno mismo. Sostener creencias negativas sobre uno mismo disminuye nuestra capacidad de resistencia, nuestra capacidad de hacer frente a las tensiones de la vida y nuestra capacidad de asumir riesgos y cambios. 

 

Son nuestras creencias, muchas de ellas alojadas en nuestro inconsciente, las que marcan la diferencia entre la alta y la baja autoestima. Es importante tener en cuenta que dichas creencias son tan sólo opiniones y no hechos. Además estas creencias Están fuertemente influenciadas por las instituciones culturales, educativas y espirituales, unas instituciones que alojan en el subconsciente creencias y dogmas y que son parte del sistema. Quizás su parte más perversa.

 

Las opiniones sobre nosotros mismos pueden ser parciales, inexactas o incluso inducidas y hay pasos que podemos tomar para cambiarlas. La formación de estas creencias acerca de uno mismo y sobre los demás -recuerda las palabras de Malcom X- es un proceso complejo que empieza en la infancia y que prosigue en la escuela. 

 

Alguien dijo que el colonialismo visible te mutila sin disimulo: te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser. El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza. Te convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser.

 

Respira hondo. El secreto que todo buen entrenador conoce es que si tratamos a los hombres solamente por lo que son, los hacemos peores. Tratándolos como si fuesen lo que deberían ser, podemos hacer de ellos lo que pueden llegar a ser. Pero a esta frase de Goethe podemos darle la vuelta. Si tratamos a los hombres como si fueran peores de lo que son, nos aseguraremos de que nunca lleguen a ser lo que podrían llegar a ser. En realidad, en este último caso, lo que estamos haciendo en introduciendo en el subconsciente de las personas ideas que las limitan.


Somos así porque nos han hecho así, pero es nuestra responsabilidad el cambiarlo. Quizás la mejor forma de explicarlo sea con un ejemplo. Todos conocemos a la típica "araña picona" que reacciona agresiva y ariscamente a todo. Imaginemos que esa persona es víctima de una madre manipuladora. Desarrolló o aprendió ese comportamiento como "mecanismo de defensa" ante la manipulación o los abusos de los padres. Ha reaccionado así tantas veces que lo ha programado en su subconsciente. Por su parte su "madre" usa ese comportamiento para manipularla acusándola de tener "mal carácter" y de esta forma dominarla y controlarla introduciendo en su subconsciente culpa e ideas que la limita.


En realidad son las agresiones de la madre lo que genera una respuesta agresiva ante el ataque porque se ha generado un reflejo condicionado y se ha grabado en el subconsciente creando un círculo vicioso.


Pero todavía nos queda un paso hacia el núcleo de la cebolla y es entender que la responsabilidad es compartida. Las estructuras condicionan los comportamientos pero no los determinan. Siguiendo con el ejemplo anterior es ingenuo esperar un cambio de conducta de la madre, ya que se aprovecha de la reacción condicionada de la hija, pero la hija si puede elegir desprogramarse y cambiar su respuesta, por ejemplo hacia una conducta más asertiva. Al cambiar ella en su interior cambia su entorno.


El cambio solo puede empezar en el interior de cada uno de nosotros. Desprogramándonos, descolonizando nuestro pensamiento. El culpar al sistema nos ayuda a liberar emociones y ansiedad. Es un primer paso en la toma de conciencia pero no cambia las cosas. Sal del papel de víctima, deja de culpar al exterior y descubrirás todo el potencial que llevas dentro. Puedes seguir culpando al sistema, al colonialismo o a tus compañeros y en realidad no tienes que convencerme. Estoy seguro de que es así, es más, estoy seguro de que es todavía mucho más perverso de lo que imaginas, pero con esa actitud no cambiaremos nada. Debemos asumir la responsabilidad de nuestra vida para "desprogramarnos" y así liberarnos.

Si bien en un sistema manipulado la elección es una ilusión (ver sistema electoral canario) manipularon tus elecciones nadie te puso una pistola en la cabeza para actuar como lo hiciste. Cambio es evolución. Cuando el objetivo del sistema no es progresar sino mantener las estructuras de poder, el cambio se castra y por tanto también se castra la evolución en todos sus sentidos. Pero para que nuestro entorno cambie tenemos que cambiar primero nosotros, y es ahí donde está el problema. Es más fácil esperar que los demás cambien a asumir la responsabilidad de nuestra propia vida.

 

La energía social y espiritual del individuos, la fuerza de su carácter para transformar la sociedad, solo puede nacer de su interior a través de un proceso de toma de conciencia que le permita superar sus miedos y barreras emocionales viendo con claridad la realidad, los mecanismos de opresión y como estos mecanismos castran y limitan nuestro desarrollo en todos los sentidos, tanto profesional, personal y material como cultural y espiritualmente y decidir con determinación hacia donde queremos ir. Eso es el principio de la libertad.

 

Fuente: menceymacro.blogspot.com

 

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