Desobediencia civil

 

Hacemos un llamamiento a los contribuyentes canarios para no ingresar ni un solo euro más en las arcas de la corona española, que, como sanguijuelas, esquilman a nuestras pequeñas y medianas empresas en particular y a todos los contribuyentes en general. Si España persiste en su actitud recaudatoria, presionando con sus inspectores y sus multas, con sus fuerzas de ocupación, nuestras empresas y contribuyentes deben recurrir ante las instancias jurisdiccionales internacionales, especialmente las Naciones Unidas y el Tribunal Penal Internacional, con el asesoramiento de nuestros abogados y abogadas independentistas, que sin duda colaborarán de buena gana, porque es España la que nos debe a nosotros y no al revés. No consumir productos españoles.

 

Paralelamente instamos a nuestras organizaciones sociales, políticas y sindicales para preparar, trabajando duramente en pueblos y barrios, en los centros de trabajo, la huelga de la libertad, una huelga general indefinida exigiendo la descolonización inmediata del Archipiélago Canario.

 

Es bien conocido el interés que para el colonialismo español, actualmente representado por el caduco y obsoleto régimen monárquico borbónico, le merece Canarias: una fuente de suculentos ingresos por los siglos de los siglos.

 

Haciendo un repaso de historia cuantitativa esto ha sido una constante de las relaciones económicas entre la metrópoli española y la Canarias colonizada, en la que la explotación del territorio se ha hecho de forma extensiva, sustituyendo un monocultivo por otro en función del agotamiento de los recursos según diferentes vicisitudes históricas, agudizando la crisis crónica que hemos padecido desde el cruento sometimiento español.

 

Canarias sufre actualmente una agudización de la crisis crónica que padece desde la genocida invasión española. Se trata de una agudización económica  como fueron las crisis de la caña de azúcar (siglo XVI),  de la vid (siglo XVII), de la cochinilla (mediados del siglo XIX), del plátano y el tomate (siglo XX) y del Turismo y la construcción (siglo XXI), provocando la emigración de miles de canarios, modelos económicos colonialistas diseñados para obtener el máximo beneficio para el capital extranjero y la recaudación española.

 

Desde la invasión de nuestra tierra hemos estado sometidos a modelos económicos impuestos y con el centro de decisiones ajeno a nosotros. Esto ha generado ciclos agudos de la crisis crónica que sufrimos desde la colonización, ante la fragilidad de nuestro sistema económico especulativo que ha buscado siempre la generación rápida de riqueza con la intención de que esta salga al exterior de forma inmediata. Hay que dotar al Archipiélago Canario de un tejido productivo que nos permita generar riqueza a medio y a largo plazo y que esta luego pueda mantenerse en el tiempo. Este tejido productivo debe sostenerse sobre varios pilares y generar un proceso encadenado que lleve a nuestro país al desarrollo y bienestar sin hipotecar para ello nuestra naturaleza sino, al contrario, usando este para la generación de riqueza energética y ecológica.

 

En este nuevo modelo económico deben fortalecerse los sectores productivos primarios y secundarios, para alcanzar la soberanía alimentaria, acorde con las recomendaciones de la FAO, evitando que, como ocurre ahora, sea un único sector nuestro motor económico y social, con lo que esa dependencia exclusiva supone de inestabilidad ante fenómenos externos a nosotros.

 

¿De qué vamos a vivir?

 

Los canarios seguimos viendo como la riqueza que se genera en nuestra tierra se sigue repartiendo entre las grandes empresas fuereñas y la hacienda estatal española que se queda en sus arcas con el IRPF, la seguridad social y los impuestos a las empresas que obtienen beneficios en nuestro territorio. Cadenas hoteleras, bancos, aseguradoras, touroperadores, grandes superficies..., siguen teniendo domiciliados sus tributos a la hacienda española en Madrid, de forma que nuestra supuesta consejería de hacienda sólo se queda con algunas migajas. Si los independentistas canarios queremos ofrecer soluciones a los problemas que hoy amenazan a nuestro futuro tenemos que dotarnos de los recursos económicos necesarios para poder emprender políticas de empleo, de cuidado a la naturaleza, de ayuda a los colectivos más desfavorecidos. La única forma de que las riquezas que se generan en nuestras islas tributen en nuestra tierra es dotarnos de una Hacienda propia e independiente, que controle los más de cuarenta y tres mil millones de euros que genera el producto interior bruto (PIB) de Canarias, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), elaborados por España. De eso viviremos desde luego todos mucho mejor que ahora, incluyendo a la pequeña y mediana empresa.

 

Distribución equitativa de la riqueza cultural y material

 

Nuestra nación genera una gran riqueza económica año tras año (41.000 millones de € en el año 2009, en plena agudización de la crisis crónica). Esa riqueza en su inmensa mayoría contribuye al estado de bienestar en otros lugares del mundo mientras que en nuestras islas sólo queda una parte pequeña de la riqueza generada, en manos de un grupo reducido de canarios o foráneos, residentes o no. Eso hace necesario que la riqueza que generamos sea redistribuida entre todos los canarios y sobre todo entre las clases más desfavorecidas, como nuestros mayores. Generamos riquezas suficientes para dotarnos de una red sanitaria pública, infraestructuras, centros docentes, centros de investigación, residencias para la gente veterana o para personas con problemas psicológicos o físicos. Es necesario, por tanto, redistribuir entre la colectividad los conocimientos y patrimonio cultural y buena parte de los beneficios económicos que se producen en nuestras islas como símbolo de la solidaridad social que perseguimos.

 

Amparados por la jurisdicción internacional

 

España no puede arrogarse ningún derecho en los aspectos políticos, administrativos o jurídicos sobre el Archipiélago Canario, muy al contrario, tiene que responder ante los tribunales penales internacionales por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra Canarias y sus habitantes, crímenes que no prescriben.

 

Llegó por lo tanto la hora de no seguir manteniendo el yugo que nos somete, llegó la hora de romper la cadena que nos esclaviza. Hacemos un llamamiento a los contribuyentes canarios para no ingresar ni un solo euro más en las arcas de la corona española, que como sanguijuelas esquilman a nuestras pequeñas y medianas empresas en particular y a todos los contribuyentes en general. Si España persiste en su actitud recaudatoria, presionando con sus inspectores y sus multas, con sus fuerzas de ocupación, nuestras empresas y contribuyentes deben recurrir ante las instancias jurisdiccionales internacionales, especialmente las Naciones Unidas y el Tribunal Penal Internacional, con el asesoramiento de nuestros abogados y abogadas independentistas, que sin duda colaborarán de buena gana, porque es España la que nos debe a nosotros y no al revés. Además es importante no consumir productos españoles.

 

Paralelamente instamos a nuestras organizaciones sociales, políticas y sindicales para preparar, trabajando duramente en pueblos y barrios, en los centros de trabajo, la huelga de la libertad, una huelga general indefinida exigiendo la descolonización inmediata del Archipiélago Canario.