El diseño para derrocar a Gadafi: Asesinos por naturaleza

 

 

Juan Francisco Coloane *

 

La intervención de la OTAN, caracterizada al inicio como de humanitaria para proteger civiles bajo la resolución del Consejo de Seguridad 1973, desembocó en un bombardeo indiscriminado sobre suelo libio, produciendo muertes y heridos civiles. Según informa la Sección Española de Amnistía Internacional, al menos tres cuartas partes de las bajas civiles en Libia se pueden atribuir a los bombardeos efectuados por la OTAN.

Se hablado de diversas cifras de víctimas fatales, lo cierto es que esta información es difusa. No ha existido en esta guerra un grupo similar al eficiente Irak Body Count.

 

Como no ha habido tropas de la OTAN en suelo libio, excepto algunos operadores militares, las redes de ONG atentas a las víctimas civiles, no han proliferado como fue en el caso de Irak, donde hubo hasta 250.000 efectivos. Como que el ímpetu para el “Body Count” cuenta cuando hay contingente occidental o de las potencias comprometido. Otra faceta dramática de este conflicto que refleja la diferenciación en jerarquizar objetivos.

 

Es así que no se sabe quiénes son más asesinos, si los que promovieron la intervención y derrocaron el gobierno, o el líder libio acusado de dictador.

 

Cuando lo que importa son los objetivos, impidiendo y desvirtuando cualquier posibilidad de evaluar procesos, el tema entra en una zona difícil de analizar y claramente el episodio se transforma en una contienda entre asesinos por naturaleza.

 

La OTAN como vestigio de la guerra fría es la única fuerza bélica multinacional con preparación para intervenir con rapidez en conflictos considerados por la Alianza Transatlántica como de amenaza estratégica. Es así que está en condiciones de avasallar los campos de batalla porque no existe un contendor que se le enfrente y que fiscalice.

 

La OTAN convirtió a los rebeldes en una extensión operacional para derrocar a Gadafi, mientras la ONU y su Consejo de Seguridad hacían oídos sordos hacia algunos reclamos

 

Por su poderío inmenso, puede disponer como juez y parte en un escenario de guerra unilateral. La arremetida contra la resistencia de Gadafi y sus partidarios se llevó a cabo en medio de un espectáculo de información mañosamente exhibida para señalar que había efectivamente una guerra. Las informaciones de medios más independientes (Asia Times. Pepe Escobar. 22 de Octubre) así lo confirman.

 

Las agencias que velan por el derecho internacional, han hecho observaciones tibias y poco eficaces para detener la espiral de aberraciones en esta suerte de invasión “por encargo” de la OTAN, disfrazada con vítores de liberación. De esta forma también establece nuevas pautas de procedimientos en guerras que no han sido tipificadas y menos minuciosamente evaluadas por un derecho internacional cada vez más frágil y amenazado por el unilateralismo de algunas potencias.

 

El Plan Maestro

 

En el esquema de la seguridad global planteada desde el eurocentrismo y centrismo norteamericano, la OTAN es el organismo clave en todo caso. Transformada en el equivalente a un “Pentágono” transnacional para defender el orden democrático occidental, le es asignado un rol militar fundamental en la formación de un gran medio oriente donde una parte esencial corresponde al derrocamiento del gobierno de Gadafi.

 

El 19 de marzo de 2004, a un año de la invasión de Irak, se reunió un grupo de trabajo de la Alianza Transatlántica auspiciado por el Council on Foreign Relations. La idea era diseñar una estrategia que contenga las amenazas externas a Europa Occidental y Estados Unidos.

 

Un punto central del acuerdo consistió en adaptar la OTAN al nuevo escenario de conflictos creados a partir de las dos guerras, en Afganistán e Irak. El otro punto era la seguridad de Israel y concomitante a ello, una nueva iniciativa para impulsar una reforma política y económica en la zona comprendida como el Gran Medio Oriente. Este concepto puede constituir una extensión amplia con los países del norte de África que forman parte de la zona crítica del Mar Mediterráneo, Libia incluida.

 

Este plan se gesta antes del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, y se lanza definitivamente en 2002. Contemplaba democratizar los regímenes políticos autoritarios. En el primer Informe de Desarrollo Humano para el Mundo Árabe preparado por la ONU en 2002 se recomienda la democratización de los países árabes con su lectura eje del cambio de régimen.

 

La idea de democratizar “a la occidental” el mapa político del Medio Oriente y el Norte de África, proviene de los imperativos del sistema financiero mundial. El objetivo es transferir los valores del estado liberal a los países árabes e incorporar a una gran zona de recursos, principalmente los energéticos (60% de las reservas petroleras del mundo) y humanos, que entregarían vigor con nuevos capitales a la economía global.

 

Bajo estas premisas del diseño gestado hace una década, la OTAN convirtió a los rebeldes libios en una extensión operacional para derrocar a Gadafi.

 

Sucedió en Libia, podrá suceder en Irán y Siria y por qué no en Corea del Norte o Myanmar, Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela, o cualquier que no concuerde con un punto central: acoplarse integralmente al diseño de control de la Alianza Transatlántica.

 

Todos estos territorios mencionados son amenazas estratégicas para esta Alianza sui generis. Se origina y fortalece en Guerra Fría, se supone que ésta termina y sigue con mayor vigor que nunca.

 

Es más que petróleo lo de Libia. La idea es posicionarse en el resto del África partiendo por el Sudán, también una presa difícil para esta Alianza.

 

Hay que hacer notar finalmente, que en lo de Libia es la primera vez que se produce una estrategia de apoyar enclaves rebeldes en una nación con las fuerzas de la OTAN bajo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Todo para derrocar un gobierno.

 

La figura es inédita al menos se considere la descomposición de la Ex Yugoslavia. Es notable como este nuevo elemento o condición en el orden internacional no es materia de amplio debate en los medios. Como que se hubiera impuesto una nueva doctrina internacional bajo el emparo de supuestas misiones humanitarias.

 

2011 será recordado por la creación de una doctrina patrocinada por la ONU para derribar regímenes en base al viejo plan de reformar el gran medio oriente. Con la anuencia de dos miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto como China y Rusia que en vez de oponerse se abstuvieron, se ha asestado un nuevo golpe al multilateralismo.

 

 

Fuente: Argenpress