El derecho a decidir

 

Juan Jesús Ayala

[La nación no es un invento sino que es el resultado de un proceso histórico, material y moral en permanente cambio y transformación social. La nación es una contingencia, puede o no existir, pero no se puede inventar]

Toda nación, y Cataluña lo es, tiene derecho a la autodeterminación, y la legitimidad de una Estado-nación nace del ejercicio de este derecho nacional. Es este un principio general y básico del nacionalismo universal, que se traduce en el derecho a decidir en libertad y en democracia su destino político. Ir en contra de este derecho refrendado por la Asamblea de la ONU, que en su resolución de diciembre de 1960 recogía este derecho para los pueblos colonizados, y que más tarde, en 1966, lo hace extensible a todos los pueblos de la tierra, es ir contra corriente. No vale escudarse en Constituciones que llevan 35 años de vigencia, que están obsoletas y carentes de los dispositivos para abordar problemas como este que nos ocupa. Y cuando los tratados están por detrás de la voluntad popular se quedan fuera de juego y son más que nada un estorbo y un problema en sí mismo.

Además, hay que tener en cuenta que la nación no es un invento sino que es el resultado de un proceso histórico, material y moral en permanente cambio y transformación social. La nación es una contingencia, puede o no existir, pero no se puede inventar.

Ideólogos del nacionalismo como Anderson pregonan que la nación moderna es un ideal buscado por el nacionalismo: la magia del nacionalismo es la conversión del azar en destino. Es implicase en el empeño para darle un revolcón a las condiciones culturales y políticas existentes, que si están ahí es porque muchos así lo han decido, y no ha pasado nada, mientras que ahora muchos más pretenden ponerlo en cuestión y satanizarlo.

El derecho a decidir tiene una fuerza que es expansiva y solo basta para que la mecha prenda que sean muchos los que están convencidos de lo que quieren y que por la vía de la democracia lo que pretenden simplemente es que se les escuche.

Cataluña es una nación que va decida a encontrarse consigo misma y no es un animal metafísico; cuando se dice Cataluña esto incumbe a los catalanes y a los que allí conviven y que caminan hacia un objetivo, que es logro de su soberanía y pretenden hacerlo poniendo en practica el derecho a la autodeterminación. Poner todas las picas, las de Flandes y todas las que estén a mano, para ir en contra de esta decisión es no entender la historia, es confundirla y hacer un flaco servicio a la democracia, eludiendo y dando la espalda a los que quieren hablar y se les pretende tapar la boca aludiendo y amparándose en un legajo constitucional que no sirve, que es inoperativo y lo que hace es dificultar la convivencia.