La democracia que nos
gobierna
Francisco
R. González Alonso
[Si el pueblo canario hubiese tenido una educación democrática,
los que se han apoderado del poder por vía electoral mediante pactos políticos
a espaldas del pueblo estarían siendo juzgados por sus transgresiones a las
leyes que rigen en todo sistema democrático]
La
democracia sin base social no es democracia ni nos seduce a la excelencia
humana que debe existir en la sociedad, para disfrutar con equidad sus
postulados. La falsa democrática que se nos ha impuesto por muchos años obedece
a intereses sedimentados limitantes de nuestras lógicas y compartidas libertades.
Esta entelequia contradice el honor que genera a las excelencias del
pensamiento humano en pro de la libertad,
constituyendo disposiciones para que el hombre elija su propio papel, progreso
y tener historia. La libertad individual termina en sí misma cuando no es
compartida, y lo que se define en ella es el de poder dirigir y dominar
nuestros propios actos. Ello nos permite proponer metas y dirigir hacia ellas
el autodominio para gobernar con justicia y equidad, aspectos esenciales para
la confraternidad humana. En este juego libre del pensamiento humano entran dos
facultades superiores del alma: una es la inteligencia y la otra la voluntad,
que selecciona lo que previamente ha conocido la inteligencia.
Por
otra parte, debido a las limitaciones físicas, psicológicas y morales
intrínsecas en el hombre, la libertad no puede ser absoluta, puesto que el
hombre tampoco lo es. Una de sus limitaciones es que no puede dejar de respirar
ni alimentarse; otra es que psicológicamente no puede conocer todo, pues está
condicionado por sus sentimientos constantemente; y las limitaciones morales
las generan las acciones que puede realizar pero no se deben ejecutar, ya que
esto lo soluciona la inteligencia al sopesar el valor de lo que decide.
Estos
dos aspectos del intelecto humano (la inteligencia y la voluntad) no son los
que nos han aplicado tanto el representante del Gobierno autónomo de Canarias
como su séquito de colaboradores. No han ejercido el poder con la libertad
democrática, regida por el imperio de las leyes que la definen y con el mayor
cinismo se han escudado aplicando la "ley de la selva", como arma de
dos filos. Uno de ellos es el autoritarismo impuesto en nombre de una falsa
democracia, pues cuando no se gobierna respetando su constitución legal el sistema
impuesto no es democrático. A esto se une el analfabetismo político sembrado y
cultivado en la sociedad canaria por mucho tiempo, permitiendo que los falsos
nacionalistas que nos han gobernado lo hayan hecho bajo el poder de la
"ley de la selva", que permite la ventaja al
más fuerte.
Si el
pueblo canario hubiese tenido una educación democrática, los que se han
apoderado del poder por vía electoral mediante pactos políticos a espaldas del
pueblo estarían siendo juzgados por sus transgresiones a las leyes que rigen en
todo sistema democrático. Por supuesto, tal como funciona el poder
jurisprudente en Canarias, con jueces extraterritoriales que no defienden la canariedad sino otros intereses políticos, no es posible
aplicar el peso de la ley a quienes han despilfarrado el erario.
Por
eso insisto en que el único camino para liberarnos de la jauría política que
nos ha gobernado es la independencia. ¡Compatriotas!, no hay otro camino.
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