Decididamente independentista
Juan Jesús Ayala
[Decididamente independentista por la
historia, por los ultrajes culturales -la cultura define a los pueblos- que
permiten que la confusión se implante y viésemos como benefactores a los que
desde tiempo inmemorial y emboscados en los ropajes de
un tutelaje que no se les ha otorgado han hecho de las islas su mejor negocio.]
Me lo contó un amigo poniendo énfasis inusitado en sus palabras,
que no solo eran impetuosas sino que llevaban la fuerza del cabreo.
Decididamente apostaba por la independencia de Canarias por razones que hervían
dentro de su ánimo y que era tiempo de no andarse por las ramas, ir al grano y
dejar de camuflarse dentro de sí mismo, acobardado.
Decididamente independentista porque la cultura de Canarias ha
sido sometida -y no solo por los poderes foráneos, sino por algunos de aquí- a
un proceso perfectamente estudiado para sofronizarnos,
para hacernos ver que el día es igual a la noche y que el sol y la luna son
idénticas luminarias.
Se ha secuestrado las posibilidades de un pueblo para que pensase
por sí mismo, inoculándose en su conciencia esquemas perfectamente elaborados
para que profesáramos a la madre patria todo el amor del mundo, y la patria era
España, Canarias no aparecía siquiera en el mapa, donde la habían situado
debajo de Baleares, como si fuera un postizo geográfico.
Decididamente independentista por la historia, por los ultrajes
culturales -la cultura define a los pueblos- que permiten que la confusión se
implante y viésemos como benefactores a los que desde tiempo
inmemorial y emboscados en los ropajes de un tutelaje que no se les ha
otorgado han hecho de las islas su mejor negocio.
Los puertos, aeropuertos, la Hacienda, la Justicia, las costas, el
mar, el espacio aéreo..., decisiones que deben tomarse por sí mismas se ven
sometidas a consideraciones ajenas. Así como por la confusión que se ha operado
con discursos ambiguos que eluden responsabilidades y se escudan en un
vasallaje escandalizante y no nacionalista.
Porque nos dicen, continúa mi amigo, que somos aplatanados, lo que
llegamos a creer ya que hacen de nosotros lo que quieren puesto que cuando tenemos
problemas que resolver y donde es necesario dejar oír nuestra voz con
contundencia, esta se le apaga y secuestra desde Madrid, que es quien
determina, manda y obliga, dejando para nosotros minucias de poca monta para
tenernos entretenidos.
Decididamente independentista porque no me han enseñado, seguía mi
amigo, cómo fueron mis orígenes como pueblo y, además, la mentira se ha
instalado en el escenario canario confundiéndonos e introduciéndonos en la
conciencia de que el enemigo está en casa y que gracias al tutelaje de los de
allá no hemos desaparecido del mapa.
Decididamente independentista porque tenemos que exigir,
exigirnos, lo que es nuestro, por historia y por trabajo, y, sobre todo, que si
no logramos la fuerza que tienen los otros nacionalismos seremos un territorio
residual en las manos de los que deciden, mandan y gobiernan por nosotros.
Decididamente independentista, recalcaba mi amigo, además, es el
camino que debe iniciar y concluir todo aquel que se titule nacionalista. Y él
lo es.