DECÍA MI ABUELA...

 

Padre Báez *

 

    Pasaba agosto, venía septiembre, y mi abuela irremediablemente, como todos los años, repetía el mismo refrán: "septiembre, el que quiere trigo, que siembre". Pues estamos en agosto, y antes fue julio, y vendrá septiembre, pero ya no se siembra.

 

    Antes, niño uno -hace medio siglo, más o/y menos- se sembraba. No quedaba un cacho tierra sin sembrar. Mi padre sembraba hasta las orillas de las carreteras, que eran de Obras Públicas. Se sembraba todo y de todo: archita, cebada, centeno, avena, trigo, chochos, etc. Ahora otros, en otros lugares del mundo, alguien hace ese trabajo por y para nosotros.

 

    Ya no se siembra, ¡claro, mucho de aquello que se sembraba era sementera, era el "legume" para los animales; se han acabado los animales y, en parte, pues no hay por qué o para qué sembrar! Pero, ¿y el millo, y las papas, y las coles, y...? Todavía hay gente que sí come lo que la tierra le da, si se la siembra o planta.

 

    Pasa, que el cabildo puso de moda plantar árboles que no dan comida, y a comprarla toda del extranjero, y mal nos acostumbró, que ni los pocos animales que nos quedan se comen la hierba o yerba que el campo da; ellos prefieren se la coma el fuego, si hubiera un incendio, antes que el ganado. ¡Vamos, un mundo al revés!

 

    Y tal es la cosa, que los hay que no entiende eso de sembrar, se hizo desde siempre, de forma rudimentaria, pero ¡quiá!, los hay que quieren una agricultura mecanizada, y agua del mar todo el año para regar a su antojo, sin ajustarse al ciclo de época de siembra y época de secano; más aún: se plantaban papas de invierno, y papas de verano.

 

    Repito, los hay que solo piensan en una agricultura para la venta, para el negocio, para hacer fortuna, para..., ¡No, no me refiero a eso! Hablo (o escribo) pensando en la subsistencia. Pienso, escribo y hablo de una pequeña agricultura, que es la que da la comida, al que la planta, y tal como está la cosa del gobierno y la comunidad autonómica, es suficiente. Si todos, o muchos hicieran esto, se les acababa a ellos el chollo, y con el tiempo, lo que se coseche de más y no lo consuma la familia o el agricultor, ¡mira por donde que podría surgir la cooperativa, y todo lo demás. Pero, para empezar, hay que empezar, por lo poco, que ya vendrá lo más!

 

    Sabido es que subvencionan lo que viene de fuera en perjuicio de lo nuestro, pero como ya casi no tenemos nada, pues seguirá viniendo de fuera. Cuando se consuma solo lo que producimos y se deje de importar, se dejará de subvencionar, y saldremos ganando; pero, tiempo al tiempo.

 

    Comencemos por sembrar o plantar; surcar, cavar, "sorrivar"..., son verbos, que no se están conjugando.

 

   * El Padre Báez, que ve la solución al hambre y al paro con la vuelta al campo; el que lo haga, tiene: trabajo y comida.

 

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