Crisis y desigualdad: tu opinión cuenta

 

Carlos Alonso *

No cabe duda de que la crisis económica actual, más allá de provocar cambios económicos y financieros enormes, está modificando la estructura de distribución de la renta, con un empobrecimiento significativo de la clase media española y canaria. La crisis no es sólo una crisis financiera y de modelo de producción sino, sobre todo, está siendo, por su duración y profundidad, una crisis en la estructura de la renta afectando a la estructura social. Recientemente El País y el diario digital El Confidencial, ideológicamente contrarios, publicaban sendos artículos en este sentido en los que reflejaban la enorme pérdida de riqueza de las familias españolas donde el 20% de la población que más ingresa obtiene 7,5 veces más renta que el 20% que menos ingresa (la media de la UE es de 5,7 según Eurostat).

Hoy producimos globalmente el mismo valor de bienes y servicios que hace cinco años antes de la crisis. Sin embargo se ha producido un importante cambio en la distribución de la renta que genera esa producción. Las principales evidencias de ese cambio profundo son el incremento del número de personas en desempleo con la consecuente pérdida de rentas salariales, el aumento significativo del peso de los costes financieros y por tanto la atribución de rentas en favor de las entidades financieras, nacionales y, sobre todo, extranjeras, sin olvidar, la evidente reducción de los gastos en las políticas del Estado del bienestar, perdiendo peso, por ejemplo, el gasto en sanidad, educación y servicios sociales en favor de los intereses de la deuda.

Este último punto es preocupante porque a través de las políticas de ajuste se está produciendo una reducción de los recursos dirigidos a los servicios y bienes públicos que más allá de las subvenciones, son los que realmente pueden compensar las desigualdades. Una muestra de esta tendencia lo tenemos claramente en los Presupuestos Generales del Estado para 2013 que, según un estudio realizado por la Fundación FEDEA, carga el ajuste comprometido con la UE exclusivamente sobre las comunidades autónomas (de hecho el presupuesto del Estado y de la Seguridad Social aumenta en más de 6.600 millones de ?). Hay que recordar que sobre las Comunidades Autónomas recae la responsabilidad del mantenimiento de los servicios públicos esenciales del Estado del bienestar.

Hilo todo esto con la responsabilidad de la política en buscar soluciones y no sólo culpables. Nos hemos ocupado en recetar medidas de ajuste a este enfermo que por el camino se nos está desangrando sin tener en cuenta que el diseño de las políticas fiscales y de gasto público debería tener en cuenta estos cambios tan drásticos. Con razón la clase política es percibida por el ciudadano como una casta que pierde día a día credibilidad, de manera más forzada durante esta profunda crisis que como consecuencia de otros factores que han minado en los últimos años la imagen en la opinión pública española: corrupción, corporativismo, cainismo o partitocracia comparten ahora escena con una crisis a la que los dos grandes partidos responden con recetas similares sin atender, casi, al problema que avanza con creciente peso, la disolución de la clase media.

Nos toca a todos proponer medidas que se centren en este problema principal. Del lado del ingreso, modificando el esquema de la política fiscal española para redistribuir adecuadamente el esfuerzo fiscal, reduciendo el peso de la contribución de las rentas salariales, aumentando el esfuerzo de las rentas que más crecen en este periodo de crisis y entablando una verdadera cruzada contra el fraude fiscal. Del lado del gasto, protegiendo la financiación de los servicios esenciales, sanidad, educación y servicios sociales como partidas orientadas a mantener una menor desigualdad. Justo lo contrario de lo que se ha hecho en este último año. Impulsando las partidas destinadas al desarrollo del empleo, potenciando económicamente aquellos sectores que tienen capacidad de crecimiento y de reducción de nuestra factura exterior, potenciando así la apropiación de la renta generada con nuestra producción en favor de los factores de producción residentes. Justo lo contrario de lo que se ha hecho en este último año y en particular en el caso de Canarias, con el tratamiento al sector turístico y al de las energías renovables por parte del gobierno del PP.

El PP presentó el pasado mes de septiembre una moción al Pleno del Cabildo de Tenerife solicitando la adhesión del Cabildo al artículo 2 de la Constitución española, que consagra la unidad de la nación española. Contestamos desde los grupos del PSOE y de CC con un texto alternativo, que fue aprobado por unanimidad, en donde poníamos en primer lugar de las prioridades la protección de los principios instruidos por la Constitución respecto a nuestro Estado del Bienestar: empleo, sanidad, educación, vivienda como derechos consagrados en los capítulos 2 y 3 del Título II de la Carta Magna.

Creo que eso es lo que nos debe preocupar y ocupar más que la unidad del Estado y me parece que el Pleno del Cabildo puede ser una ventana adecuada para lanzar propuestas para esa necesaria política de rentas que falta en el debate actual. Acercándonos a todos para recibir nuevas ideas. Me comprometo a dinamizar ese debate, en los medios tradicionales y en las redes sociales, al menos aunque sea sólo para armarnos de esperanza y de razones ante la exuberancia irracional del ajuste.

* Vicepresidente del Cabildo de Tenerife

Publicado en el periódico El Día, 15-10-2012