CRISIS SISTEMICA/CIVILIZATORIA

 

 

Crisis sistémica (I): El Cambio Climático

 

 

Por Fructuoso Rodríguez Morales

 

                                                   Vía Láctea de perfil, vista desde la Tierra

 

Cada día que pasa, somos más concientes de que en el mundo actual, se está produciendo un cambio climático que nos afectará, (nos está afectando) de manera impredecible. Sin embargo no todos nos paramos a reflexionar de las consecuencias económicas que dicho cambio nos trae a nuestro bolsillo o status de vida. Sin embargo si está estrechamente vinculado la actual crisis económica con los efectos del cambio climático en la tierra. En octubre del 2006, y coincidiendo con un viaje por Europa del político norteamericano Al Gore, quien estaba realizando una campaña de concienciación de los efectos medioambientales en la capa de ozono, el aquel entonces Primer Ministro del Gobierno Inglés, Toni Blair, se dirigía a la opinión pública mundial de que o bien los gobiernos industrializados tomábamos en serio la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero o el mundo se vería abocado a padecer una terrible crisis económica parecida a la que se podría padecer en caso de meternos en una guerra mundial. Para ello, el ex-presidente inglés se apoyaba en un informe que bajo el título de “Informe Stern” informe que consta de unas 700 páginas y que recibe el nombre de su autor, el economista Nicholas Stern, quien relacionaba por primera vez la vinculación economía/cambio climático. En dicho informe, Stern llega a la conclusión de que o bien los países industrializados toman medidas urgentes y aplican un 1% del PIB global en tratar de reducir las emisiones de CO2, o el mundo entrará en una recesión económica con consecuencias catastróficas con una reducción del PIB mundial en torno al 20%.

 

    Recuerdo de ver a Toni Blair decir textualmente: “…y no será una situación que vivirán nuestros nietos, ¡no!, será una situación que nos toca  vivir a nosotros”. Y realmente la estamos viviendo.

 

    Llegar a la conclusión de que el cambio climático nos afecta económicamente es algo fácil de ver: basta imaginar como le queda el cuerpo a un campesino de los nuestros, que examina su cosecha después de haber pasado un temporal de viento de los que se está convirtiendo en habitual en estas fechas. Eso por no irnos a las macro tragedias como las del huracán  Katrina en Nueva Orleans donde aún hoy el gobierno norteamericano aún no ha logrado restablecer la normalidad por falta de recursos económicos, o la subida del pan, aquí en las islas a causa de la sequía que se produjo en Rusia, quemando los campos de trigo y obligando al primer ministro Putin a restringir la exportación de trigo hacia el exterior para proteger el consumo interno, provocando con eso que los precios de la harina se disparen.

 

    Si la mayoría de las personas somos conscientes de que estamos ante un cambio climático, y que la tesis más “vendida” es que este cambio es producto de la acción del hombre, no todos los científicos están de acuerdo en que esta sea la causa.

 

    En EEUU, hay un grupo de científicos, que reunidos en torno al grupo que lidera el economista Lindon Larouche, exponen una tesis que no deja de ser sorprendente: “El cambio climático no está producido por los efectos de la acción del hombre, sino por el viaje cíclico del astro Sol a través de nuestra galaxia, y que cada 60 millones de años atraviesa una zona específica donde confluye una mayor concentración de estrellas”.

 

    Talvez haya sido con el paleontólogo John Sepkonski (1948-1999), y con David Raup  quienes a través de los estudios sobre la biodiversidad marina que abarcan hasta aproximadamente 542 millones de años, (periodo Fanerozoico) dieron comienzo a relacionar los periodos de extinciones masivas con periodos cíclicos de unos 26 millones de años. Más tarde, Robert Muller, [1] encontró que  la diferencia de biodiversidad medida como el número de diferentes géneros de criaturas manifiesta un ciclo de aumento y decremento cada 62 millones de años. Sin embargo ellos no lograron encontrar la causa/efecto de este ciclo ni una correlación con otros procesos.

 

    Le tocó a los astrofísicos Mellot y Medvedev, de la Universidad de Kansas, formular la hipótesis de que este ciclo de 62 millones de años en la biodiversidad, estaba conectado con un supuesto ciclo de aproximadamente 60 millones de años de nuestro sistema solar oscilando arriba y abajo dentro del plano de nuestra galaxia, orbitando el centro de la Vía Láctea.

 

    Lo que Mellot propone es que este ciclo de 62 millones de años está conectado al movimiento de nuestro sistema solar exclusivamente hacia el lado norte de nuestra galaxia, porque este lado norte es la dirección de movimiento de nuestra galaxia hacia un cúmulo más grande de otras galaxias conocida como el Cúmulo de Virgo, localizado en la constelación de Virgo desde nuestro punto de vista aquí en la tierra.

 

    La idea es que mientras nuestra galaxia se mueve a los estimados 200Km/s. penetrando el denso ambiente electromagnético cósmico, se genera un tipo de frente de choque que en efecto concentra y amplifica varias formas de radiación cósmica hacia el lado norte de nuestra galaxia, y que cuando nuestro sistema solar oscila hacia ese lado norte de la Vía Láctea experimentaría una intensificación de la radiación cósmica. Esta mayor intensidad de rayos cósmicos se da en los brazos de la galaxia que están compuestos de cúmulos repletos de estrellas y que tienen una frecuencia mucho mayor de eventos de brotes estelares y supernovas, que en palabras llanas significan eventos de expansión estelar y nacimientos de estrellas, y son fuentes de radiación cósmica de alta energía.

 

    Lo siniestro de la investigación es que descubren una clara correlación entre los ciclos de 60 millones de años del ciclo solar con los 62 millones de años de aumento y disminución de la biodiversidad de nuestro planeta. Encuentran una clara correlación entre el ciclo galáctico y las cinco grandes extinciones que ocurrieron todas en la misma zona general del citado ciclo de 62 millones de años. También cuatro de esas cinco “grandes” extinciones coincide con los periodos de aumento en la radiación cósmica, asociados con el ciclo de 143 millones de años del movimiento solar a través de los brazos de nuestra galaxia.

 

    Según el equipo de larouche, en estos momentos precisamente estamos alcanzando el punto álgido de “zona norte” del plano de nuestra galaxia, zona coincidente con los periodos de grandes extinciones masivas, y que el cambio climático actual no es producto de la acción del hombre sino por la influencia de energía cósmica en nuestro sistema solar.

 

    Evidentemente, sea por una causa o por otra, lo que queda claro es que la humanidad está a las puertas de pasar por un periodo de inestabilidad imprevisible.

 

Continuará ---»

 

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