¿El crac de la política?
Juan
Jesús Ayala
La política es la teoría de la acción. No es lo mismo
política que gestión. La política engrandece los debates, hace que los pueblos
vibren porque sus argumentos son discutidos y discutibles; la política se
enmarca dentro del pensamiento, la gestión es rasera, se juega con ella a ras
de hierba, no va más allá del escenario de la concreción; la política rompe
linderos y barrunta acontecimientos y dispone sus activos para corregir lo que
parpadea en el horizonte de la incertidumbre.
En estos momentos de
descalabro económico parece, y así se hace ver, que las cuestiones políticas
deben ser orilladas y si hay conflictos entre territorios estos deben quedarse
en la cuneta o en mero devaneo intelectualoide porque
lo que prima es la economía, como si economía y política no fueran dos caras de
la misma moneda; la economía la mueve la política y cuando esta se encorseta,
se diluye la consecuencia, es la realidad palpitante de ahora mismo: los
gobiernos se encuentran en manos y bajo las decisiones del maquiavélico poder
financiero.
El discurso en los
parlamentos cuando se reitera una y otra vez que hay que priorizar los asuntos
económicos se está poniendo en entredicho la capacidad de los líderes para
afrontar con crudeza y realidad precisamente los problemas económicos a los que
hay que encarar con decisiones políticas, pero de altura, que den significado
al concepto, que no sea el ramplonismo ni la miseria
intelectual lo que se pone en juego porque con ello lo que se consigue es crear
una situación de miedo y echar balones fuera cuando se dice de manera
recurrente, que ya no hay nada más que se pueda hacer, que se ha llegado hasta
aquí y lo que suceda a partir de ahora será una lucha entre la suerte si
acompaña y el aciago demiurgo si se siguen torciendo los acontecimientos.
Con la tasa de paro
actual, lo que ya es una amenaza palpitante, hace recordar épocas pretéritas,
en donde la política tuvo que dejar paso a los dictadores, a aquellos que
entendían la sociedad como mero campo de pruebas y de ansias personales
llegándose a poner en práctica verdaderas barbaridades con el ser humano.
Estamos asistiendo a
repeticiones de discursos que se pronunciaron en aquel momento en donde el
descalabro económico inducido por torpezas políticas y por ausencia de esta
hizo que se buscaran los héroes malditos que complicaron aún más la situación
que costó cincuenta millones de vidas humanas. Llegar a esto sería el fracaso
de la política, pero hay que estar ojo avizor porque hay muchos que de manera
consciente o inconsciente están tensando demasiado la cuerda.
Karl Marx dijo en su
momento que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa.
Habrá que desear y pensar que no nos encontramos en los inicios de la
repetición, pero lo que sí parece claro es que la política se reactiva, revive
o habrá que dar la razón al filósofo judío-alemán.