No es contra Paulino Rivero, es contra Canarias

 

Isidro Santana León


El españolísimo Gabriel Matos, diputado del PP, insta a que la Comisión Europea se pronuncie en referencia a las inversiones en sus RUP (colonias) entre la que está Canarias, poco tiempo después de que el gobierno de esta ocupada nación africana consiguiera desbloquear en la UE las primas a las energías renovables, siendo consecuencia del odio personal que a Paulino Rivero le tienen los del PP, el daño y el agravio que padecen los canarios en general. Es de señalar que toda la responsabilidad del perjuicio que a un pueblo se le hace es de quien gobierna, y en todos los casos la tiene el presidente de Canarias, quien dice exigirle a la metrópoli, pero siempre con palabras y nunca con acciones, quedando la población del archipiélago víctima de una lucha entre esbirros al servicio del colonialismo español. Sin embargo, tampoco se debe soslayar la culpabilidad y complicidad de la población conformista y llorona, pues tiene la última palabra en todos los asuntos que atañen a su presente y futuro, destacando que la ultima palabra no es para usarla cada cuatro años sino en cada instante que se le desprecie o agravie, forzando los cambios mediante la insumisión y la desobediencia, allí donde se ocasionen las injusticias y los desmanes de los políticos, los banqueros, los jueces, las patronales o los sindicatos etc.


Paulino Rivero, que se cree que el patio del colegio ultramarino es bobo, demandó de la Unión Europea que las partidas para las inversiones en las RUP (colonias), en nuestra nación, fueran para emplear a los residentes en Canarias (residente no tiene que ver nada con ser canario, residente es cualquier colono que se instala aquí sin requisito alguno, porque no tenemos leyes ni potestad que controlen el libre tránsito e instalación en esta casa de putas) y, como siempre, los nativos nos quedaremos mirando al cielo o haciendo lo residual, mientras que los foráneos ocupan los puestos de trabajo, idéntico a lo que está ocurriendo en el sector turístico y con toda creación de empleo, sobre todo público, que se pregone en y para la colonia.


El comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier –pego textualmente esta información del Europa Press–, reconoció que la nueva estrategia del Ejecutivo comunitario para las regiones ultraperiféricas de la UE como el Archipiélago canario ofrece la posibilidad de "contratar a personal local en las empresas a las que se ha concedido un contrato público siempre y cuando no haya discriminación directa o indirecta respecto a la libertad de establecimiento y la libertad para ofrecer servicios y los conflictos de intereses sean prevenidos y evitados".


Lo más abominable de todo esto, es cómo el rastrero, Gabriel Matos, hace fascistoide ingerencia en el asunto, además de para joder a Paulino, para despreciar a Canarias, pidiéndole al comisario europeo que clarificara que si primar la contratación de locales frente a otros no vulnera las normas europeas que regulan la libertad de movimiento.


Esto es lo que tenemos: políticos elegidos por los canarios, que se ponen al servicio de los interese ajenos y, sobre todo, que buscan sus interese particulares y partidistas, despreciando a quienes les votaron. Y todavía hay quien dice que las malas formas y los vicios se cambian cada cuatro años en las urnas…; eso sí, eligiendo a otros viciosos porque, valga la iteración, el circulo es siempre vicioso.


Esta es una evidencia más de lo que les importa la gente de nuestro país, aun sabiendo el índice insostenible de paro en Canarias, la desvertebración familiar, la conflictividad social, el grado de delincuencia, el abandono escolar, la desprotección a los más débiles, la mendicidad y el hambre que pasa gran parte de nuestro pueblo. Sí, esta es una evidencia más de que en una colonia, que además la sojuzga una metrópolis corrompida y que zozobra, al pueblo no le queda otra opción que alcanzar la independencia y la soberanía nacional, porque es la única forma de sacar del oficio político a estos caciques, y el único contexto en el que podemos decidir quién entra en nuestra nación y en calidad de qué, además de abrir un horizonte de esperanza, al margen de todo el entramado capitalista y apátrida que dirige nuestras vidas, donde podemos establecer relaciones con otros pueblos, desde nuestra soberanía, basadas, especialmente, en la cooperación, el intercambio, la solidaridad y el comercio justo. Canarias está destinada a ser una nación soberana, porque dicho estatus es intrínseco para sobrevivir como colectivo humano con sus diferenciales etnográficos y para que nuestra economía esté al servicio y para el bienestar de nuestro pueblo, debiendo ésta girar por otro camino radicalmente opuesto al de la dependencia colonial. España se hunde, pues nunca tuvo razón de existir ya que se articuló como una empresa comercial, monárquica, que no contó con los elementos esenciales para su salida al mercado, como son las naciones, que dice poseer, cuyos pueblos no han dado su conformidad ni se han consultado para tal empresa. Podrían coexistir perfectamente –dotadas de soberanía– las naciones que dice el engendro ser de su propiedad, pero España, tal entelequia, insisto, debe desaparecer por el bien de los pueblos y de su integridad nacional. La empresa monárquica no tiene remedio. Esta estructura medievalista que coadyuva a cebar parásitos y más privilegiados con su desvergonzado nepotismo, condenando a la gente del común a la miseria y la marginalidad, debe extinguirse, al tratarse de una empresa arcaica y nociva para la población actual y sus necesidades vitales. Toda “ayuda” o partida dineraria que venga de Europa o de la metrópoli a Canarias, son las golosinas que se le da al niño para que se calle.


El cuento colonial de toda la vida es que el reino de España quiere mucho a los canarios y por eso nos alimentan, dando a entender que no tenemos capacidad ni aptitud para hacerlo por nuestros propios medios, y porque somos hospitalarios, graciosos (decimos “yayo” en vez de “chacho” o expresamos el sui géneris y encantador “mi niño”), afables y exóticos; o sea, que se nos conserva como a una familia de monos en peligro de extinción, dentro de esta jaula llamada “Islas Afortunadas” para que los turistas nos vean, fotografíen… La nación canaria no precisa de limosnas ni préstamos para avanzar; siempre nos la hemos arreglado solos –incluso abandonando el terruño en contra de la voluntad– mientras que, para España y Europa, hemos sido un burdel donde se ha generado ingentes cantidades de capital que se han llevado los proxenetas colonialistas, con el auxilio servil de sus esbirros de la colonia. Ese dinero que se nos concede es el bocadillo de retorno de las rentas defraudadas a los canarios, porque las colonias, aunque las llamen RUP, Territorios de ultramar, Provincias de allende los mares etc., están para que le saqueen sus recursos mineros, pesqueros, destrozarle el territorio con la especulación del suelo…, mientras hacen depender a sus pobladores de la piña de plátano, de arreglarle la cama al extranjero o de recoger las pelotas en los campos de golf donde gozan, epicúreos, muchos e ilustres mamones. No necesitamos el paternalismo protector –depredador– de nadie; tenemos grandes posibilidades para ser una nación próspera si nos quitan las cadenas. Contamos con la experiencia de los quinientos años de patrocinio subyugante de España, durante los que han secuestrado nuestra soberanía impidiéndonos el desarrollo, la cohesión social y nacional, haciéndonos creer incapacitados para dirigir solos nuestro destino, a través de una perversa política de asimilación e inoculación impuesta a nuestro pueblo, que ha dado paso a la nesciencia política de éste y a la implantación y funcionalidad del españolismo más abyecto, patriotero y abusador que se le pueda imponer a un pueblo. Pero se acaba la estafa, se acaba porque además de tanto engaño, tanta patraña, tanta sujeción, tanta intimidación, tanta manipulación y tanto daño, se impone la realidad de un sistema colonialista en descomposición que deja a la intemperie su vacuidad, su ilegitimidad y su desvergüenza. Nosotros, los independentistas canarios, legando el mensaje y el honor de nuestros abuelos precoloniales, en la lucha por nuestra libertad como pueblo y nación, exigimos al reino de España, públicamente y en su momento en los tribunales internacionales, la independencia de nuestra patria, rendir cuentas por la criminalidad que históricamente ha ejercido sobre Canarias y sus correspondientes indemnizaciones por los 516 años de colonialismo español."

 

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