Reforzar la conciencia nacional y cultural de los canarios

 

 

Antonio Cubillo Ferreira *

 

En diversos escritos hemos citado al gran historiador senegalés amigo personal Cheik Anta Diop, ya fallecido, el cual decía "que un pueblo sin conciencia histórica es una población". La pérdida de la conciencia histórica como consecuencia de la ocupación extranjera engendra la paralización e incluso la regresión... Lo esencial para el pueblo es encontrar el hilo conductor que lo liga a su pasado ancestral, el más lejano posible. Ante todo tipo de agresiones culturales, ante los factores disgregantes del mundo exterior, la más eficaz arma cultural con la cual se puede dotar a un pueblo es este sentimiento de continuidad histórica.

Los canarios del siglo XXI tenemos que hacer una gran labor todos los días para afirmarnos en nuestra conciencia nacional en tanto que pueblo, en tanto que nación en proyecto, en tanto que república federal, diferente a copiar todo lo español, a todo lo europeo, puesto que no hay proyecto social posible sin una base cultural sólida como un tenique. Esto lo sabemos los independentistas y los soberanistas, pero también lo saben los colonialistas, y es por ahí por donde intentan infiltrarse todos los días, por donde los servicios secretos españoles se nos están colando continuamente ahora, como con la Casa de África, montaje colonial modernizado con mucho dinero a su disposición, establecido en la ciudad canaria de Las Palmas para hablar y estudiar el continente africano desde un punto de vista español colonial para aprovecharse de sus materias primas y negocios o con empresas editoriales dirigidas por un conocido antiguo agente del CESID, exdirector de un periódico sucursal de otro de Las Palmas, órgano oficial del PSOE, para publicar obras de escritores canarios, como IdeaPres, y darles publicidad en las Islas y en la metrópoli, o por los cuatro periódicos españoles publicados en Canarias que obedecen ciegamente a los planes colonialistas de la corona o a sus esbirros autonomistas paulinistas y cuya labor especial es atacar a la prensa independiente como EL DÍA y su empresa y director, así como embrutecer y domesticar a las juventudes canarias y universitarias. También hemos visto últimamente todo el montaje preparado en Tenerife con la empresa SILA sobre libros africanos, sistema cultural aprovechado por los españoles para traer a Canarias una serie de escritores africanos, que venían invitados con todos los gastos pagos, a exponer sus obras y a hablar del continente africano, pero poco después los invitaban a dar una charla en las radios españolas o autonómicas, y ahí se hallaba la vulgar trampa del gobierno colonial. Les preguntaban a todos los escritores africanos que si se encontraban contentos de venir a España, de dar estas conferencias en España, que qué tal les han tratado en España y toda una serie de vulgares trampas propias del Estado colonial español de una vulgaridad supina. Como es lógico, las universidades canarias, controladas por el Estado español económica y culturalmente, no dijeron ni pío ni protestaron por esta sucia maniobra.

El problema que tienen muchos de nuestros compatriotas es que aceptando que somos africanos se dicen de cultura europea o de vocación europea, y eso hace que no se decidan a luchar por nuestra nación y comprometerse en el combate liberador. El gran líder y dirigente africano Amílcar Cabral, de Guinea Bissao y Cabo Verde, quien me brindó su experiencia y amistad desde 1964, en la conferencia que pronunció en la universidad USA de Princeton, en memoria del líder y amigo asesinado de Mozambique Eduardo Mondlane, y que había titulado "Liberación y cultura nacionales", decía: "La cultura, fruto de la historia, refleja siempre, a cada instante, las realidades materiales y espirituales de la sociedad, del individuo del hombre social, enfrentado con los conflictos que le oponen a la naturaleza y a los imperativos de la vida común. Es más, cada cultura está constituida por elementos esenciales y secundarios, puntos fuertes y puntos débiles, valores y tareas, aspectos positivos y negativos, factores de progreso y de estancamiento o de regresión. Por otra parte, la cultura -es decir, la creación de la sociedad y la síntesis de los equilibrios y de las soluciones que segrega para resolver las contradicciones que la caracterizan en todos los estadios de la historia- existe también como realidad social independientemente de la voluntad de los hombres, del color de su piel o de la forma de sus ojos".

Desde que el Movimiento de Liberación Africano de Canarias, el MPAIAC, tuvo ocasión de tener a la disposición un medio de comunicación como fue "La Voz de Canarias Libre", transmitiendo desde Argel, la cultura y todo lo relativo a la identidad canaria fueron fundamentales en nuestros programas; posteriormente, cuando creamos en 1985 el brazo político del MPAIAC, el Congreso Nacional de Canarias (CNC), y nuestro órgano de difusión, El Guanche, quisimos que fuese la expresión de una conciencia colectiva para crear cultura propia. La cultura canaria no es el folclore popular favorecido por los colonialistas y los autonomistas a su servicio; ese populismo abstracto de las fiestas de los pueblos con sus banderitas españolas, sus carrozas, sus procesiones y sus juegos florales, donde traían a escritores españoles o canarios agodados para ensalzar el paisaje o los palacios vetustos de los caciques y la cultura ombliguista española. La cultura verdadera canaria es otra cosa y a ella debemos dedicar nuestros esfuerzos y nuestro compromiso de luchadores.

Los conceptos de libertad, justicia, socialismo y democracia a lo mejor existen y se practican en la metrópoli, pero no en las colonias, en Canarias queremos decir, cosa que no se enseña en las Universidades canarias. Hay conceptos sobre la justicia que, aunque son generales, no se pueden aplicar en todas partes. Es decir, la justicia de un país europeo tiene sus leyes y reglamentos, que en un país democrático surgen del pueblo, a través de sus representantes legales. Pero en el caso de los países colonialistas como Francia y España, la justicia no goza de la legalidad suficiente cuando se trata de su aplicación en las colonias. Durante los años negros de la guerra de Argelia, 1954-1962, a todo aquello que en dicho territorio africano iba contra los intereses de Francia no se le aplicaban las leyes francesas, sino conceptos coloniales y reglamentos hechos expresamente para acabar con los que se levantaran contra el poder colonial, como la tortura sistemática y el crimen organizado, como el de la OAS.

El 3 de noviembre de 1954, tres días después, quien era ministro del Interior y después acabó de presidente de Francia, M. Mitterand, de la Internacional Socialista, dijo que había que acabar físicamente con todos los argelinos del FLN, y pocos meses después empezó a funcionar la guillotina casi semanalmente, con sentencias de muerte firmadas por el ministro socialista Mitterand. En Canarias también sucederá; los tribunales, cuando se trate de analizar una cuestión fundamental como son los intereses generales del colonialismo, acabarán poniéndose del lado de la corona, como ya ha sucedido con el propio parlamento colonial canario de la calle Teobaldo Power, en Tenerife, que llegó a reunirse en sesión especial -¡qué vergüenza!- para condenar a la unanimidad la línea editorial del único periódico independiente de Canarias, EL DÍA, y al director de la empresa que dirige este periódico. Como es lógico, los tribunales de justicia españoles corren el riesgo de imitar a los franceses en la colonia de Argelia.

Aunque las leyes francesas estaban contra las torturas, contra las detenciones ilegales, contra las desapariciones de los civiles detenidos, nada de esto se aplicaba en las colonias, ya que el interés superior a defender era el colonialismo. En general, no solo Francia, sino las otras potencias coloniales de África, España, Inglaterra, Bélgica, Alemania e Italia, nunca respetaron sus propias leyes, y las sentencias de los tribunales en las colonias venían redactadas de la metrópoli.

Algún día se escribirán los crímenes sin cuento llevados a cabo por la monarquía española en sus colonias durante siglos y se verá que, cuando se trata de defender los intereses de la metrópoli, casi nunca se restaron los principios de justicia y equidad ni las propias leyes existentes en el país. Citamos, por ejemplo, la presencia española en el Rif y los crímenes practicados contra los rifeños, lo que obligó al levantamiento de un gran patriota como fue Abdelkrim El Khetabi, quien derrotó al ejército español en la batalla de Anual en 1921, la mayor derrota que sufrió dicho ejército después de la batalla de Asentejo en Tenerife en 1494, ante los guerreros guanches de Imoha Quebehi Benkomo.

Cuando los intereses del colonialismo están amenazados, la justicia, en este caso, la española, va a defender su política colonial, al Estado dominante, a la propia existencia de la metrópoli, de la monarquía y, sobre todo, esa fuente de ingresos que desde hace seis siglos es la colonia africana de Canarias. Si en estos momentos apareciera la sombra del gran escritor francés Montesquieu por los palacios de Justicia en Canarias -quien decretaba la independencia del sector judicial en una democracia-, lo detendrían y llevarían apresado, pues Montesquieu no conocía el sistema colonial español y los crímenes que ha cometido y está dispuesto a hacer con tal de conservar su colonia, llegando incluso al terrorismo de Estado, como el que puso en práctica el 5 de abril de 1978, enviando a sus mercenarios a Argel para cometer un asesinato.

La independencia no va a ser un regalo, sino que hay que arrancársela al colonialismo español, a través de un compromiso masivo de mujeres y hombres, de jóvenes y viejos, de todas las clases e islas, en tareas concretas de todos los días. Ahora tenemos, por ejemplo, dos grandes tareas: asistir todos a las manifestaciones del 22 de octubre con motivo del 47 aniversario de la bandera nacional de las siete estrellas verdes, sin preocuparse de las conocidas maniobras antiindependentistas pro españolas, o la de los niños zurdos del periódico monárquico ABC, que van a manifestarse aparte para sacarse la foto en dicho periódico y comentarios; como el corresponsal está en Las Palmas, esta vez van a reunirse con él para la foto de rigor que quiere Madrid, porque en Tenerife no les hacen caso y les vieron el juego sucio. Pero eso siempre ha pasado y pasará en las colonias, pues no olviden que si no se está con los ojos abiertos, la corona dejará las semillas para el neocolonialismo, como han hecho otras potencias europeas.

El otro compromiso masivo es la abstención en las elecciones del 20N, a ver si podemos llegar a las 600.000 abstenciones que buscamos. En estos momentos, en el campo autonomista están dando pataletas con la decisión del Centro Canario de Negocios (CCN), de Ignacio González, de unirse al PP, cosa de esperar sabiendo de dónde venía este político bolsillero, que precisamente nunca había aceptado la bandera nacional canaria, ya que la suya era un talonario de cheques español.

Estamos de acuerdo y suscribimos el pensamiento de Frantz Fanon, en lo que concierne a la cultura nacional de un pueblo: "Pensamos que la lucha organizada y consciente llevada a cabo por un pueblo colonizado para restablecer la soberanía de la nación constituye la manifestación más plena de la cultura". ¿Dónde está nuestra conciencia de lucha? ¿Está viva, adormecida o muerta después de seis siglos de colonialismo?

El colonialismo hizo todo lo posible a partir de los años 60 para combatir el sentimiento nacional que había surgido con motivo de las huelgas obreras en Canarias de los trabajadores de los muelles, de los remolcadores, de los panaderos, de las lecheras, de las fábricas del gas, azufrera, cartonera, papelera y de los movimientos en los barrios obreros de El Cabo en Tenerife y La Isleta en Tamarant. Casi todos los barrios obreros conflictivos fueron desarticulados y transformados en HLM, alejados y sin conciencia de barrios, donde venían a buscar votos los ayuntamientos de turno y partidos españoles o autonomistas, al mismo tiempo que se los deshumanizaba y se les destruía con el tráfico de drogas.

Esa es la herencia que tenemos ahora, pero no hay que caer en el pesimismo, como pasa en el sector universitario, infiltrado por todos los partidos españoles y por los autonomistas y sindicatos españoles. Todo este mundo está caracterizado por la agresión cultural española y europea generalizada para romper las estructuras de la cultura de nuestro pueblo en general y de lo que llevamos poniendo en práctica los independentistas canarios.

Las secuelas de la educación colonial en Canarias ha sido terrible, y esto es un gran "handicap" que tenemos que vencer todos los días. La corona española ha hecho todo lo posible por aniquilar el espíritu del canario, como lo intentó con los pueblos americanos que colonizó, pero no pudo y perdió aquellos territorios que tuvieron que rebelarse antes que desaparecer.

Tengo en mis archivos todas las actas de la independencia de los pueblos americanos, y de vez en cuando las leo y las releo, cosa que deberían hacer todos los patriotas canarios, para que vean que no exageramos en nuestros análisis y en las frases que empleamos los independentistas o periódicos independientes como EL DÍA en sus editoriales.

El acta de la independencia de Bolivia o Alto Perú, de 1825, tiene frases como esta: "Lanzándose furioso el león de Iberia desde las columnas de Hércules hasta los imperios de Moctezuma y de Atahualpa, es por muchas centurias que ha despedazado el cuerpo de América y nutriéndose de su sustancia. Todos los Estados del continente pueden mostrar al mundo sus profundas heridas para comprobar el dilaceramiento que sufrieron; pero el Alto Perú aún las tiene más enormes, y la sangre que vierten hasta el día es el monumento más auténtico de la ferocidad de aquel monstruo". Y sigue más adelante: "?reproduciendo cuanto han publicado los manifiestos de los otros estados de América respecto a la crueldad, la injusticia opresión y ninguna protección con que han sido tratados por el gobierno español... todo esto lo mostraríamos y diríamos ved, que donde ha podido existir un floreciente imperio, solo aparece bajo la torpe y desecante mano de Iberia el símbolo de la ignorancia, del fanatismo, de la esclavitud e ignominia; venid y ved en una educación bárbara, calculada para romper todos los resortes del alma, en una agricultura agonizante guiada por solo rutina; en el monopolio escandaloso del comercio; en el desplome de nuestras riquezas, pescaderías, fábricas, astilleros por la barbarie del poder español, en el cuidado con que en el siglo XIX se han tratado de perpetuar entre nosotros costumbres y reglamentos de otras épocas, concluyendo que nadie es tan justo como romper los vínculos con que fuimos uncidos a la cruel corona española".

Del acta de independencia de Cuba podemos sacar estas frases como: "Nadie ignora la plaga infinita de empleados hambrientos que nos envía España desde hace siglos, que devora el producto de nuestro trabajo al amparo de la despótica autoridad que el gobierno español pone en sus manos y priva a nuestros mejores compatriotas de aprender en el desempeño de los empleos públicos que requiere un buen gobierno, el arte de conocer cómo se dirigen los destinos de una nación, porque auxiliada por el sistema restrictivo de enseñanza que adopta, desea España que seamos tan ignorantes que no conozcamos nuestros más sagrados derechos y que, si los conocemos, no podamos reclamar su observancia en ningún terreno".

A lo largo de nuestros próximos escritos iremos sacando frases de los americanos que lucharon contra el poderío español y verán las enseñanzas que podemos sacar. Claro que ahora nosotros estamos en otros tiempos y en otro continente y debemos tenerlo en cuenta para el desarrollo de nuestra lucha de liberación, que es lo que nos importa a todos.

 

* Presidente del Congreso Nacional de Canarias (CNC), brazo político del Movimiento de Liberación Africano de Canarias, el MPAIAC

cnc@elguanche.net   cubilloantonio@hotmail.com

 

Publicado en el periódico El Día, sección Canarias, 15-10-2011  + Comentarios