EL COMPROMISO
DE VIVIR EN
CANARIAS
“¿Quién, que en las Afortunadas por su fortuna naciera, viéndolas pobres, diezmadas, de otro pueblo esclavizadas, su libertad no quisiera?” (Secundino Delgado 1867-1912)
Juan Eriberto Rodríguez Morales
Una Canarias libre e independiente,
democrática, próspera y moderna, sin penurias y con oportunidades para todos,
donde los canarios nos podamos sentir orgullosos de nuestro trabajo y de la
sociedad que hemos creado. Anhelos cada vez más compartidos por quienes nos une
la legitimidad de una Canarias Nación.
Cuestión de tiempo y desacreditadas por sí mismas las propuestas
españolistas, los canarios/as tendremos que darnos cuenta de una vez que el mal
de los males de la involución política, económica y fracaso educativo de estas
islas se llama colonialismo; que no aceptamos que las decisiones más
trascendentes para Canarias se tramiten desde Madrid o Bruselas, que de manera
abusiva e ilícita se enriquezcan de nuestros recursos unos pocos y percibamos
nuestra africanidad como una humillación. Guste o no, es hora ya de reconocer
lo evidente: ni somos europeos, ni asiáticos, ni caribeños; habitamos un
Archipiélago africano con una situación geográfica que debemos asumir con las
consecuencias políticas y económicas que se presenten, sin paternalismos
oportunistas vengan de donde vengan.
El
rechazo xenófobo tendente a eludir la cercanía de nuestras islas a las costas
de Marruecos, ignorar su idioma al igual que el tamazight
y, afrontar timidamente las relaciones comerciales
con el continente africano viene diseñado por conveniencias del colonialismo
español con un fin incontestable: asimilarnos culturalmente, desvirtuar la conexión
amazigh del norte de África con nuestros antepasados
e imponer fronteras a nuestro desarrollo económico.
Entender
el juego de relación y afán mercantilista que simultáneamente une y separa a la
colonia de la metrópoli, comprender de manera objetiva el proceso colonial
desde su conquista hasta la actualidad, así como la desestructuración social y
cultural de los canarios, nos permite desenmascarar los intereses ocultos, los
sutiles mecanismos de dominación y las tácticas universales del colonialismo:
intimidar, calumniar, sobornar y desunir.
“La
población canaria caracterizada por ser emprendedora e infatigables
trabajadores/as allá donde vayan, tener una industria turística dinámica, una
posición logística comercial y cultural importante, una riqueza natural
igualmente valiosa y amplios recursos energéticos en forma de gas, petróleo y
renovables, que nos permitiría diversificar nuestra economía, todavía hay
agoreros que cuestionan la independencia de Canarias con obstinación: ¿de qué
vamos a vivir?, nos preguntan. Que sepamos, ni España ni Europa nos mantienen
por mucho que quieran seguir engañándonos con subvenciones adjudicadas a dedo o
pretendan amodorrar la conciencia libertaria de los canarios/as y atemorizar a
la ciudadanía despolitizada; empresas de todo tipo obtienen ingentes beneficios
que son invertidos en otros países perjudicando nuestro desarrollo; los
ingresos por tasas sobre puertos y aeropuertos, operadores turísticos, teléfonicas, eléctricas, etc., contradicen esos temores.
Cómo es posible que cuando España vaya
mal o bien, continuemos siendo la cenicienta; soportemos una renta por
habitante inferior en más de un 20% a la media española, una tasa de paro
superior al 30%, sueldos inferiores por el mismo trabajo, mayores tasas de
marginalidad, alcoholismo, drogodependencia o ludopatía y menores tasas de
inversión en educación o cultura que ningún ciudadano europeo; y, que una
población foránea -“peninsulares”-, teniendo en sus manos el control
legislativo, ejecutivo y judicial, ocupen los mejores puestos de trabajo.
Cuando
cargos políticos vienen a Canarias y alaban la hospitalidad y amabilidad del
pueblo canario, están reforzando esa idea de sumisión y nobleza.
Subliminalmente, mediante técnicas de manipulación cognitiva nos están diciendo, exigimos obediencia y
subordinación, esperamos de ustedes que sigan siendo un pueblo dócil y
agradecido. Algo así como, sigan ustedes sintiéndose españoles que nosotros les
ayudamos a expoliar el “petróleo”. Sepamos sin lugar a dudas, que se están
riendo delante de nuestras propias narices. Canarias es tan española como lo fué en su día Filipinas, Cuba, Uruguay, Puerto Rico o
Guinea Ecuatorial. Todavía hoy los herederos de este anacronismo histórico
persisten en asfixiar los derechos democráticos e internacionales del Pueblo
Canario. Cómo ultraconservadores y charlatanes de cafeterias
se prestan a reafirmar un españolismo que nos empobrece, negar el colonialismo,
manipular sectores marginales y menos formados, negar derechos, posibilidades y
la valía de un pueblo; calificando la autogestión y las ideas independentistas
de disparate. Aún así, nadie evitará que hablemos claramente sin subterfugios y
sigamos construyendo una Canarias libre e independiente,
desarrollar un sistema de valores
sólidos, inatacables e irrefutables sobre la que cimentar nuestra futura
sociedad, sin ningún tipo de concesiones a los amiguismos y a la corrupción
ahora reinante. Un modelo íntegro que homogenice los diferentes estratos
sociales en base a nuestra capacidad y trabajo; transformarnos en una sociedad
moderna como Noruega, Finlandia, Holanda, Nueva Zelanda o Australia. Aprender
de estos pueblos a sentir el éxito y el fracaso de los trabajadores como
propio, a tener confianza en nosotros mismos, encauzar nuestra autoestima y
aspirar a una democracia participativa. Creer que en Canarias manteniendo
criterios perseverantes tendremos un futuro lleno de oportunidades. Tener la
confianza de que “descalifique quien descalifique, se mire por donde se mire,
siempre se llega a la misma conclusión: la raíz última de los problemas que
aquejan a Canarias y a los trabajadores es su pertenencia a España y a su
modelo de explotación capitalista.
Ni España,
ni
Legitimados
para reivindicar nuestra soberanía en cualquier escenario de la vida política
internacional, incluso, en el supuesto caso de que fueramos
una colonia de EEUU, Portugal o de Rusia, los canarios debemos ser conscientes
de nuestra situación política-económica y no continuar con los brazos cruzados.
Poder
desenmascarar lo establecido, despertar de este letargo, acabar con este inmobilismo general e identitario, de desigualdades, de
pobreza y de discriminación social hacia los canarios nos lleva a apostar por
la descolonización e independencia y por una sociedad más justa e igualitaria.
Lamentablemente, algunas organizaciones nacionalistas están tardando en
unificar criterios en un frente político de masas, creyendo que cada uno por su
lado, contando con los votos de sus acólitos, se puede derrotar al colonialismo
español. Para la clase trabajadora las actitudes personalistas y elitistas
intransigentes no ha supuesto el único tropiezo y error político que ha relantizado
Si nos
queda algo de dignidad y de rebeldía, quitémonos la venda que cubre nuestros ojos.
Recordar el mensaje del comandante Che Guevara a Canarias. ¡Busquemos la
verdad! ¡Impliquémonos! ¡Organicémonos! ¡Seamos libres!
“Defendamos
la libertad, la libertad de ser todo lo que podamos ser, tantas veces como sea
necesario”
¡¡
DESCOLONIZACIÓN, INDEPENDENCIA Y AUTOGESTIÓN !!