“Complejo de
ladilla”
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Rukaden Ait Anaga
Y es que he llegado a tan sorprendente conclusión,
tras analizar el comportamiento de algunos, cuyo histrionismo les hace ser “más
[Lo que sea...] que el “común de los mortales...”, y lo manifiestan con su
persistente insidia en estar manoseándole las ingles a quienes tienen la
desgracia de cruzarse en su camino o que “ellos crean que se cruza”, que esa
es otra; Quijotescos personajes estos, que a golpe “lenguaraz,
desvergonzado,
deshumanizado y carente de sentido y contenido”, de tizona [Espada]
justiciera, intentan catequizar y anatemizar los desequilibrios que le llevan a
ver molinos, ogros, gigantes y toda suerte de fauna fantástica, allí donde
solo alguna solitaria perdiz moruna intenta pasar desapercibida entre las raquíticas
tabaibas y hierbajos agostados por Magek.
Me
decían hace poco personas de toda “honradez intelectual y humana”, que
algunos de estos trastornos hacen que en sus últimas fases de desarrollo,
tienden a revolverse furiosos contra todo y contra todos y naturalmente quienes
sufren con más ahínco y premura estas reacciones, son quienes les rodean. Si a
eso le añadimos el ingrediente del histrionismo [1], que como ya
todos habrán adivinado al leer la definición, caracteriza a una parte de los
espanoles, esos que aquí en esta tierra llamamos cariñosamente godos
jediondos, que afortunadamente solo son una parte, que generalmente coincide con
los que reclaman ante todo su ascendencia visigoda más que la latina y no
digamos la norteafricana... Si sumamos ambas cosas, el resultado es el prototipo
del “ilustre manchego D. Alonso Quijano, pero en versión Made in Canary
Island, que por aquello de que aquí tenemos nuestra forma de llamar las cosas,
al esquizofrénico godo canario le diagnosticamos esos trastornos de la
personalidad como “Complejo de Ladilla”, lo cual les impide hacer nada
bueno, ni por ellos mismos, y mucho menos dejar que otros hagan nada, salvo
asentir reverencialmente a sus diatribas cargadas de odio y desprecio,
excomuniones, anatemas y condenas inquisitoriales varias, aderezadas con
amenazas, represalias, y todo un elenco de despropósitos personales y o
sicarios mediante, desde cualquier peña, risco o monturrio donde “los coja la
pájara”.
Carecen
de la calidad humana necesaria para entender que cada individuo que hace lo que
buenamente puede no está obligado a nada más, y que ellos no son nadie ni para
infravalorar, menospreciar o descalificar lo que hagan otros porque
sencillamente ellos no hacen nada más que ladrarle al viento que recorre los
secarrales volcánicos esparciendo su odio venenoso por doquiera; No son nadie
para decirle a nadie lo que tienen que hacer, principalmente porque no están en
posesión de ninguna verdad ni trascendental ni anodina, y carecen de autoridad
ni moral ni personal para ordenar comportamientos ajenos, máxime cuando no han
sido ni consensuadas ni acordadas en ningún proceso donde ellos hayan
participado, puesto que se auto excluyen de cualquier foro donde haya que
demostrar algo de inteligencia, conocimientos o calidad humana, pues ellos son
partidarios del exabrupto, la calumnia, la descalificación, la acusación y
“el porqué lo digo yo...”, auto erigidos en campeones de la autenticidad,
de la pureza, fanáticos del “yo más que tú, del yo soy pero tú no...”,
que no hacen otra cosa, como buenos parásitos, que vivir del esfuerzo ajeno
corrompiendo todo lo que mancillan con su sola presencia.
El
buen “insecticida” para estas ladillas humanoides, es el ostracismo; Si no
les queda más remedio que “juntarse” por verse solos, harán lo mismo que
los escorpiones. Ellos mismos se picarán y nos librarán de su presencia.
[1]
Histriónico: Trastorno de la personalidad del tipo B; Persona que se comporta
como un Histrión o actor, por lo que se aplica al comportamiento exagerado,
teatral, afectado...