Defendamos agricultura y ganadería,

es nuestra comida de toda la vida

 

Padre Báez

 

Comentario sobre un paseo:

 

Me pide un amigo (Don C. Martín), hoy mismo, que aparte de los popurrís, que escriba de vez en cuando algo, y sumiso que es uno a cualquier petición -siempre que sea buena- ahí va este mi comentario, de lo que sucedió un día que salí de paseo con un amigo, que trabaja de segurita en el aeropuerto, que conducido por otro que se dedica a la pintura -pintura gruesa- nos fuimos a almorzar a Fontanales, camino de Caideros a visitar a un pastor. Y esto es, lo que recuerdo de dicho paseo al campo (hace un par de semanas):

 

“El turismo que está viniendo, se pudiera quedar en sus países, porque no aportan nada; son fósiles. En los años 80, sí que eran calidad; el de ahora, ¡nada!: viejos, en sillas -todos tienen derecho a venir- pero se meten en los hoteles, y no aportan nada; empozoñan la tierra, o se van a la playa con una botella de clipper y un bocadillo, y regresan de noche al hotel. ¿Para qué queremos ese turismo? Cagando toneladas de estiércol”.

 

Defendamos agricultura y ganadería, es nuestra comida de toda la vida. Dicen no hay agua y para regar césped, sí para que vengan estos... Cercados abandonados..., ¡millonarios se pusieron en los campos vendiendo leche y queso!, ¡enterrados en millones!...; alpendres afondándose, matos secos..., las plataneras, picadas para comida de los animales, para estiércol; ¿quién limpia florilla (la flor del plátano)?..., con hambre ante una cabra y antes le arrancan la ubre, sin sacarle una gota de leche..., todo turismo, y abandonamos la tierra. ¿De qué vivimos, sino de lo que da la tierra? La tierra es la madre de la comida.

 

Antes salía fruta de aquí (¡camiones de fruta para empaquetar!); ahora, entra... Mujeres, como palomas -con mangones y pamelas-, y todo el mundo trabajando, sin paro. Esto era un vergel. El pasodoble “Islas Canarias”: “... vergel de belleza sin par...” Las cañas: hojas, carrizos, para tomateros; monte para estiércol, rolos de plataneras: de las plataneras tiras para injertar, para los tomateros, para..., era comida de animales; con gallinas sueltas, sin parásitos la tierra. Ahora la isla está muda, nadie canta ¡ni cuervos! ¡Más papas de la tierra, y no pinos!...”

 

... Y llegamos a la casa del pastor:

 

“... ¡No te dejan tocar la basura (un berol, una tabaiba, un manrrubio, la zarza...), la tierra hay que limpiarla, y todo eso es comida de animales..., el que quiera tener las ovejas a mil, que críe las corderas de abril..., el ganado pilrrafó y migajó los almendreros en la Jiguerilla, y la cosecha fue tanta que no había sacos para recogerla, como nunca antes; pero en El Pajarsillo (Pajarcillo), por donde las ovejas no los probaron, fue una ruina, ¡ni una almendra! Las ovejas son benditas. Hace más daño un bayfo, que un rebaño de ovejas. Uno me pedía las ovejas para que le dieran una poda a los matos..., parras y almendreros. El ganado bendice la tierra (pezuñas, orines, cagarrutas, poda, limpia...). Siempre he oído lo de: “Cordero de Dios”, y no “burro de Dios”, ni “vaca de Dios”, ni “perro de Dios”... ¡A la tierra le gusta el ganado!

 

Una vez, de niño, mi padre llevó el ganado a un sitio donde no había nada que comer, y le dije: ¿a qué ha traído aquí el ganado si no hay nada? Y me contestó: “¡Jijo, a la tierra le da vergüenza dejarse morir de hambre al ganado!” Éste, cuando no hay comida a flor de tierra, busca raíces debajo della. ¡El ganado no tiene nombre! Pero..., ¡un litro de agua vale más que un litro de leche!... Un bellón (la lana de una oveja (una bola)... ¿Cuántos ha pasado por el traje de una que se casa?... volver patrás, hay que destrozarlo todo: ¡una guerra...! y corrió la sangre como agua (por ideología política)... Uno que se dedicaba a arreglar albardas, porque todo era de burros... En El Juncalillo -en la majada-, para verla mordificado, porque se las vendieron (las ovejas, cuando estuvo unos días en el Hospital), se las tuvieron que devolver, porque si no se hubiera muerto, como aquellos guanches -se cuenta- que dos hermanos, uno con fiebre, se murió, y el hermano, murió a los pocos días del primero, por la tristeza..., que arando la tierra, sacó el arado, porque encontró un ejeito (piedra sepulcral, y debajo como en un cajón, había un esqueleto...)”...

 

Por hoy, ¡ya está bien (hay más, pero..., para otro día)!

 

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