Ciencia
guanche precolonial
En los inicios del siglo XV la
influencia de la Iglesia Católica en
Europa había crecido enormemente debido a las conversiones
de reyes paganos (Escandinavia, Polonia, Hungría, Lituania), la reconquista
cristiana de Al-Ándaluz y las cruzadas. Todavía ni siquiera habían nacido Copérnico
(1473-1543) y Galileo (1564-1642), sosteniendo las denominadas sagradas
escrituras que la Tierra era el centro del Universo, en torno a la que giraba el
sol y el firmamento entero.
En el año 1344, mediante la bula Tue
devotionis sinceritas, el papa Clemente VI concedió a Luis de la Cerda el
derecho a conquistar las islas Canarias (autorización, incomprensiblemente,
todavía sin revocar). Nuestros compatriotas opusieron una feroz
resistencia a la invasión, cuya fase más virulenta no concluyó hasta el año
1495, con la claudicación de Chinet. Había transcurrido casi un siglo desde la
ocupación del Rubicón en 1402 y 151 años desde la bula papal.
La filosofía de Platón rechazó la ciencia sustituyéndola por la fe. Su
influencia, junto con su rival y sucesor Aristóteles, eliminó el conocimiento
sobre el movimiento del universo y, con él, cualquier conocimiento válido
sobre la física en Europa durante dos mil años. No ocurrió lo mismo con la
ciencia guanche, cuya continuidad en las observaciones astronómicas fueron
valiosísimas para la ciencia del futuro, observaciones que condujeron al origen
de la ciencia moderna (los awaras descubrieron en Benawaré la estructura
espiral de la galaxia Vía Láctea).
Aristarco nació en Samos (
Mientras la ciencia en Europa estaba secuestrada desde la época
griega, la ciencia guanche (hecha por científicos, no por pastores obviamente,
como erróneamente sostienen incluso algunos compatriotas) vivía un momento
esplendoroso, tanto en Astronomía (con
precisos calendarios lunares, solares y luni-solares, con importantes
aplicaciones en agricultura, ganadería, pesca y navegación)
como en Medicina (todavía no se han superado las técnicas de momificación sin
extirpar las vísceras y ya los médicos guanches practicaban la trepanación, técnica
quirúrgica que erradicaba los tumores cerebrales) y nutrición (son numerosos
los estudios publicados en revistas internacionales documentando la longevidad
de los antiguos canarios, que, como escribió Torriani, “se atribuye más a la
alimentación que al clima del que disfrutan”) y otras áreas científicas que
sería prolijo enumerar aquí.
Los guanches de antes tenían al Sol como centro del Sistema Solar, al
que denominaban Magec y no es casualidad que todas las capitales canarias estén
orientadas hacia el Este, por donde primero se hace visible Magec, lo que no
sorprende a ningún canario. Este inmenso desarrollo científico, que siempre
sostuvo un sistema solar heliocéntrico, junto con su avanzado estado social, en
el que cualquier persona, hombre o mujer, podía, meritoriamente, desempeñar
cualquier cargo, elegidos en los democráticos Tagorores, llevó a reyes y papas
europeos a tomar la decisión de destruir la sociedad guanche, por miedo a que
se extendiera tanto el sistema científico-tecnológico como el social, llegando
los cronistas del colonialismo incluso a describir reinos donde existía algo
muy superior que eran los Menceyatos, Cantones, Faicanatos, etc.
Copérnico, astrónomo polaco, fue conocido por su teoría Heliocéntrica
que había sido descrita ya por Aristarco de Samos, según la cual el Sol se encontraba en el centro
del Universo y la Tierra, que giraba una vez al día sobre su eje, completaba
cada año una vuelta alrededor de él.
Galileo Galilei nació en Pisa, estudió y luego enseñó en la
universidad de esta ciudad. En 1609 desarrolló su teoría del movimiento
uniformemente acelerado y construyó un telescopio. Comenzaron entonces sus
grandes descubrimientos astronómicos: los anillos de Saturno, la observación
de la Vía Láctea como un conjunto de estrellas y el reconocimiento de las
manchas solares que, como él dijo, supusieron el funeral de la ciencia aristotélica
porque desmentían la pretendida incorruptibilidad de los cielos. Su apoyo a la
doctrina astronómica de Copérnico en su "Dialogo sobre los dos máximos
sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano" le valió la condena de
la Iglesia y su posterior destierro.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento
UPC