Ceuta, Melilla, Canarias, Marruecos
Juan
Jesús Ayala
Es histórico el
conflicto y las guerras que han propiciado estas dos ciudades autónomas, Ceuta
y Melilla, que han sido una reivindicación constante de Marruecos para que sean
integradas en su territorio a lo que la historia dice les pertenece. La cultura
es la que define e identifica a los pueblos, y la cultura ancestral que estaba
y aún se conserva en estas dos ciudades es más magrebí que española. Mucha
sangre se derramó y no solo en las montañas del Rif,
donde el jefe de la cabila Abd-el-Krim inflingió una
derrota vergonzante a las tropas españolas en 1921, que no tuvieron otra
alternativa para doblegar a los rifeños que recurrir
al prohibido gas mostaza, traído de Alemania.
Desde la época de
Carlos III hasta Fernando VII, y tras el asedio a Ceuta durante más de
veinticinco años, este rey llegó a firmar la cesión de estos dos territorios a
Marruecos como premio al apoyo prestado a la Corona en la guerra de la
Independencia. Y más tarde Primo de Rivera quiso canjear Ceuta por Gibraltar; y
recientemente Manuel Fraga, en el Libro Blanco, cuando fundó Reforma
Democrática, preconizó la cesión de estas plazas a Marruecos. Y si retrocedemos
más aun en la historia no habrá que olvidar el cerco constante a Ceuta de Muley
Ismail y del Sultán Muley-Yasid durante más de
treinta años.
Estos momentos de
turbulencia política en el norte de África están poniendo en un trance
comprometido a Mohamed VI, que se está viendo obligado a ceder parte de su
poder para mitigar el descontento popular, y como válvula de escape y para
enardecer la conciencia nacional marroquí insiste en la recuperación de Ceuta y
Melilla. El embajador de Marruecos en Madrid, Omar Azziman,
ha manifestado recientemente que recuperar e integrar en el territorio marroquí
a Ceuta y Melilla es un objetivo nacional, y que este se logrará aunque no sabe
cómo ni cuándo. Pero conociendo cómo se las gastan y recordando la Marcha
Verde, quizá el método no haya que inventarlo, sino repetirlo.
Marruecos, y para
calmar las exigencias del Sahara Occidental, pretende poner en práctica un
proceso de regionalización de carácter político-administrativo con una
autonomía marcada, y a ese fin considerará al Sahara Occidental como la querida
región del sur, Ceuta se integrará en la región de Tánger-Tetuán y Melilla en
la región del Rif Oriental.
Sin dejar de lado que
las Islas están en el Gran Magreb que el rey alaui
pretende, y como la plataforma continental marina marroquí llega hasta cerca de
El Hierro y en esa hay bolsas de gas e hidrocarburos, el litigio, una vez
superado el conflicto Ceuta-Melilla, nos tocará a nosotros bailar al son, de
momento no se sabe de quién, aunque el Gobierno de España mira más y mejor para
el lado marroquí que para el canario.
Ante lo que se
avecina, sí sabemos a ciencia cierta que tarde o temprano las dos ciudades
norteafricanas pasarán al dominio de Marruecos. Entretanto, por aquí estaremos
en la tesitura de saber qué sitio vamos a ocupar en las políticas que se
establezcan entre España y Marruecos, siempre confusas, oscuras, y donde, desde
una guerra en África que no sirvió para nada, sino para que miles y miles de
españoles y canarios perdieran la vida, se continúe en la incertidumbre por la
incoherencia del Gobierno español y por las pretensiones anexionistas de
Marruecos.