La celebración del Año Nuevo

 

Francisco R. González Alonso

Durante mi niñez no recuerdo cómo se celebraba la llegada del Año Nuevo en Guía de Isora. Me contaron que cuando yo nací, en agosto de 1931, ya se había proclamado la Segunda República Española, en sustitución de la monarquía (14 de abril de 1931).

En Guía de Isora funcionaban dos centros sociales que rivalizaban: uno representado por la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA) y el otro por el Partido Republicano Radical (PRR) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Las controversias políticas entre las organizaciones de derechas e izquierdas tenían al pueblo de Guía de Isora dividido social y culturalmente. Predominaba la anarquía sobre criterios políticos en conflictos, como ocurría en todos los pueblos de España. Canarias, por supuesto, como colonia que aún hoy persiste, en aquel momento histórico sufrió las consecuencias de las diferencias políticas que condujeron a una sangrienta guerra civil que finalizó el 1 de abril de 1939, y a esta calamidad que costó muchas vidas a los canarios, obligados a participar en la lucha fratricida del pueblo español, le siguió la Segunda Guerra Mundial, donde también fallecieron muchísimos canarios enviados por el dictador Francisco Franco, formando filas en la funesta División Azul.

En estas condiciones de guerra permanente no recuerdo que se celebraran las fiestas de Fin de Año y llegada del Nuevo Año en mi pueblo natal de Guía de Isora, como se realizaban en otras partes del mundo.

Tanto la Navidad como la llegada del Año Nuevo son festividades establecidas sin la debida tradición ecuménica. La celebración de la Natividad del Señor se inicia a los 354 años después de Cristo, establecida por el obispo Liberio de Roma, y la festividad del Año Nuevo comienza a celebrarse en 1582 después de Cristo por disposición del Papa Gregorio XIII para todos los países católicos, con motivo de sustituirse el calendario juliano por el gregoriano.

A dichas celebraciones se fueron agregando países en todo el mundo occidental, siendo los rusos los últimos en incorporar a su calendario dichas celebraciones en 1917.

Otros pueblos del planeta celebran el inicio del año en otras fechas (chinos, musulmanes, judíos, etc.). El calendario gregoriano ha sido aceptado por casi todo el mundo, el cual establece que el Año Nuevo comienza el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como se solía celebrar en los viejos tiempos.

Al parecer, de acuerdo al calendario gregoriano, el pasado 1 de enero de 2012 comienza el año 2007, pues el monje Dionisio el Exiguo, por error de cálculo, fijó entre cuatro y cinco años antes el comienzo de la Era Cristiana. Esta actitud del monje Dionisio se debe a no seguir compartiendo la tradición establecida por el emperador Diocleciano de fijar la llegada del Año Nuevo el día de su asunción al trono como emperador. Tal error de cálculo lo origina el monje Dionisio el Exiguo al no tomar en cuenta que la fundación de Roma coincidiera con el año 754 "ab urbe condita" y no percibir que la muerde de Herodes había ocurrido cuatro años antes. Al reconsiderar el cálculo establecido por Dionisio, se comprueba que hubo error, pero el calendario gregoriano no fue corregido, debido a que Dionisio no quería seguir celebrando el Año Nuevo, como lo había establecido Diocleciano por ser el emperador que más persiguió implacablemente a los cristianos.

El fenómeno astral que resplandeció sobre el firmamento al nacer Jesús, la Estrella de Belén, coincide según el astrólogo del siglo XVI Johann Kepler con la triple conjunción de Marte, Júpiter y Saturno durante el signo de Piscis. Esta opinión establece que Jesús nació a mediados de marzo del año 7 y no en diciembre del año 1. De acuerdo con estas apreciaciones, el pasado día 1 de enero debió haberse celebrado el Año Nuevo 2014.

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