Con la nada despreciable cifra de 136 millones de euros de
presupuesto para el ejercicio 2014 (casi veintitrés mil millones de las
antiguas pesetas, exactamente 22.628.496.000), la Universidad de La Laguna se
sitúa académicamente la penúltima en el ranking de las universidades españolas
(no obstante la tercera en número de funcionarios), lista, de listillos, que
cierra la también universidad colonial en Las Palmas.
Este
abultado presupuesto no ha impedido que por lo menos 437 alumnos (as) hayan
tenido que abandonar sus estudios sólo en este último curso al no poder
costearse ni siquiera la matrícula, lo que contrasta poderosamente con el hecho
obsceno de que los hijos del personal de la cavernícola institución tengan
derecho a matrícula gratuita y estamos hablando de 1695 profesores y 851 que
constituyen el personal de administración y servicios, según los datos
aportados por la propia institución con fecha 31 de diciembre de 2012.
Las ventajas de los privilegiados retoños no finalizan con
la gratuidad de la enseñanza, sino que gracias al esmero de “papá” y/o de
“mamá” (ya se pueden imaginar: “¿Cómo le fue a mi hijo en tu
asignatura? El no para de estudiar. A ver si no me estropea el viajito de las
vacaciones”. “Hoy por ti y mañana por mi”, piensa el otro) titularán y
formarán la futura plantilla, pues las comisiones de contratación también están
formadas por el personal de la institución, que no sólo tiene la precaución
de dejar fuera a los aspirantes con los curriculums más brillantes, primando así
su mediocridad, perpetuándose en los nietos y biznietos y así hasta el
infinito y más allá. Este es el origen de la casta.
No
sólo está pendiente de determinar el porcentaje de la endogamia dentro de la
institución sino los gastos que curso tras curso generan los viajes y estancias
de la casta, aparte de las suculentas nóminas de la misma, lamentablemente o
escandalosamente financiado todo ello, incluyendo las becas y matrículas de los
retoños, con el dinero procedente del erario público, ya saben, con la sangre,
el sudor y las lágrimas de los trabajadores, los mismos cuyos hijos se quedan
sin estudios por no poder costeárselos.
¿Qué
genera la casta? Con un presupuesto de 136 millones de euros y una
plantilla de 2546 personas entre profesores y personal de administración y
servicios ustedes estarán realmente ansiosos por saber cómo contribuyen en la
generación de ingresos, cuyo presupuesto está vinculado en el link anterior:
no generan absolutamente nada, no figura en el presupuesto ni una triste patente
con un producto o servicio, ni un mísero antiplagas, que, como resultado de su
explotación comercial, contribuya al suculento presupuesto y sin embargo prácticamente
todos los profesores cobran por carga investigadora (casi tres millones de euros
bajo el concepto denominado complemento específico actividad investigación).
Pero
la casta no asume ni se identifica con estos parámetros, muy al contrario,
aprovecha el más insignificante de sus encuentros con familiares, amigos y
otros allegados para jactarse con un manido: “Yo trabajo en la
UNIVERSIDAAAA…”, así, con retintín, como si sólo existiera o existiese
una, recordándonos a lo de la Península para, erróneamente, referirse a España, probablemente
porque la mayoría son traídos desde allá por el colonialismo, como el
nombrado rector con menos votos que el pato presentado a candidato gracias al
encomiable trabajo de nuestros compatriotas estudiantes, constituyendo una más
de las instituciones a su servicio.
Los
contenidos canarios brillan por su ausencia en la carga lectiva de la institución,
que sin embargo tiene un Instituto en el que se enseñan los más variopintos
idiomas: inglés, francés, alemán, japonés, árabe, español para extranjeros
(así lo llaman, como si no fueran extranjeros aquí los españoles). Sin
embargo no incluye entre sus enseñanzas, interesadamente, el ancestral y magnífico
idioma que hablaron y escribieron nuestros antepasados. Obviamente esta no es la
Universidad que Canarias demanda.
Las
universidades públicas del inminente post-colonialismo serán gratuitas para el
alumnado que, poseyendo la capacidad suficiente, no disponga de los necesarios
recursos, incluyendo su estancia en residencias universitarias para los que
tengan que desplazarse entre las islas para estudiar, así como el transporte al
inicio y final de curso y también durante las respectivas vacaciones hasta su
domicilio familiar. Para cubrir las necesidades de nuestro sistema educativo
destinaremos al mismo por lo menos el siete (7) por ciento del producto interior
bruto y en todos los centros académicos las enseñanzas se impartirán en
nuestro idioma materno, el que hablaremos y escribiremos guanches, awaras,
canarios, gomeros, bimbaches y mahos. También en inglés y el español hablado
en Canarias.
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario (Movimiento UPC)