Desde Cáritas
LEONARDO RUIZ DEL CASTILLO *
Canarias, 65 años después
"Cuando en septiembre acabes de vendimiar,
ponte enseguida en octubre a sembrar"
Este nuevo mes trae
alegrías y disgustos entre nuestra población más menuda, porque si nos ponemos
en la puerta de alguno de los colegios de nuestro Archipiélago el primer día de
clase, veremos caras muy alegres, sonrientes, y otras muy tristes e incluso
llorosas. Son, no nos quepa duda, las diferentes formas que tienen los niños de
hacer frente a lo que de aquí en adelante supondrá para los unos y los otros el
colegio. Como igualmente muchas familias de nuestras islas han sabido afrontar
con una u otra actitud su situación de drama personal y familiar al verse
envueltas en el impacto "crisis" que a tanta gente tiene sumida en la
pobreza.
Y las malas noticias
no cesan de producirse: "Canarias es la cuarta Comunidad Autónoma del
Estado con mayor nivel de pobreza". "En Canarias quedan muy pocos
negocios en los que no se hayan recortado trabajadores". "Canarias
lidera la emigración a otras autonomías en los últimos dos años".
"Los ayuntamientos tienen colapsadas sus áreas sociales".
"Preocupación dentro del colectivo de Trabajadores Sociales de Canarias,
por los recortes que están experimentando los servicios sociales en el
Archipiélago". "Once ayuntamientos, con el agua al cuello". Y
todo esto se convierte en paro?, pobreza?, miseria?,
hambre? Y leemos otro tipo de noticias en los mismos medios que, relacionadas
con las anteriores, nos dicen: "La ONG x ha repartido miles de
kilos de comida entre quienes acuden a sus dependencias en demanda de
ayuda". "El colectivo y distribuye comida a más de […] personas al mes". "Cáritas incrementa en un alto porcentaje el número de
personas que acuden a ella en demanda de ayuda, incluso con un grito de búsqueme
un empleo de lo que sea"
A la vista del
panorama que tenemos, todavía albergábamos un ápice de esperanza en que el paro
no creciera en el pasado agosto; pero nuestro gozo en un pozo, porque como
anticipo a los datos de la EPA, llega el ministro de Trabajo y nos dice en los
medios de comunicación el pasado día 30 que "el paro aumentó en agosto y
pide un pacto de rentas". Y como no hay dos sin tres, los indigentes, los
sin techo, ese colectivo apátrida de muchas ciudades como Santa Cruz de
Tenerife y otras de nuestra tierra, como no tienen suficiente con estar tirados
en la calle día tras día, mes a mes, año a año, deben andarse muy avispados no
solo para no morir de hambre, sino para no morir de una paliza. "Un
indigente muere en Madrid tras recibir una fuerte paliza", nos decía el
pasado día 29 la prensa.
Y con todas estas
preocupaciones encima, dándole vueltas a la cabeza y tratando de buscar
soluciones para quienes lo están pasando muy mal, un amigo con el que me
encuentro y trato de desahogarme un poco de tanto y tanto problema que afecta a
miles de personas en nuestro alrededor, me hace remontar a épocas muy tristes
de mi niñez, cuando dice: "¿Sabes qué?, el otro día, hablando con mi
esposa, hacemos un repaso a esta situación y vemos que, hace 65 años, había mucha
gente haciendo cola en las parroquias y conventos para obtener un plato de
comida caliente, o en las llamadas cocinas económicas o cocinas sociales para
lo mismo. Hoy, 65 años después, ante las dependencias de Cáritas,
ante los comedores sociales, ante los ayuntamientos, ante las ONG y
asociaciones de vecinos, se suceden las colas de quienes no tienen nada, para
lograr entrar al comedor, o que les den la bolsa de comida y preparar un potaje
caliente... Hace 65 años, había interminables colas ante las oficinas de
colocación, para conseguir entrar en una peonada y trabajar en una carretera.
Hoy, 65 años después, vemos interminables colas ante las oficinas de empleo,
para inscribirse y encontrar un trabajo o para renovar su tarjeta porque ya son
parados de larga duración? Ya hablaban el otro día en la prensa local de que
Canarias tiene un 52% de los parados que llevan un año sin empleo". Y mi
amigo me da pie para decirle: "Y estos de las colas de hoy ¿quiénes son, porque no creas que vienen de una guerra. Son
gentes como tú y como yo, que hace no más de dos años tenían su piso, su coche,
sus dos o tres televisores de plasma, videojuegos de última generación para el
niño, ordenador fijo y portátil, teléfonos móviles, internet,
televisión por cable... Con hipotecas y créditos, sí, pero trabajaba la pareja
y tenían ingresos superiores a los cuatro mil-cinco mil euros".
Ante todo esto, ante
ese panorama tan apocalíptico, ante tanta incertidumbre, yo me atrevo a hacer
una reflexión: "Mi amigo ha rememorado unos años de postguerra española
que, añadido a la Segunda Guerra Mundial, hizo que ocurriese lo que me contaba,
y que también viví. Y me digo que lo pasamos muy mal, no cabe la menor duda;
vivimos situaciones muy duras, como muchas familias hoy. ¿Por qué no vamos a ser
capaces de salir de la que nos invade ahora? Nuestros padres, nuestros abuelos,
las gentes de aquellos años cuarenta que con trabajo, tesón, ahínco y muchas
cosas más ¿no lograron remontar? ¿Por qué no hoy también?
Amigas y amigos, les
dejo con mi reflexión, que espero sea la suya. Les agradezco su apoyo, "su
granito de arena", que, no nos olvidemos, "pequeños gestos nos llevan
a grandes soluciones", y les animo a animar, creemos el sentido de unión y
juntos salgamos adelante, salgamos del pozo, que es frío y húmedo; hay que
buscar un ambiente mejor.
* Director de Cáritas Diocesana de Tenerife
Publicado en el periódico El Día, 07-09-2011