La dignidad y el respeto por lo nuestro,
no conocen límites de edad.
José Farrujia de la Rosa
Caridad, de 84 años, madre, abuela y bisabuela.
Hay
historias de esas que te agarran por dentro, que te sacuden y te hacen seguir
creyendo en la dignidad humana.
Esa historia es la de Caridad, de 84 años, madre, abuela y bisabuela, que
decidió sumarse a la huelga de hambre por Tindaya, para enseñarle al mundo que
la dignidad y el respeto por lo nuestro, por la naturaleza, el patrimonio, no
conocen límites de edad.
Su nombre ya encierra toda una declaración de intenciones.
Gestos como el de Caridad nos muestran la naturaleza de la que están hechos
nuestros mayores: piel surcada por la dureza de la sal y la lava, sabiduría,
tolerancia, respeto y dignidad, mucha dignidad.
¡TINDAYA NO SE TOCA!
Gracias Caridad
La huelga de hambre por Tindaya sigue en pie.