Asociación canario-británica

 

Ramón Moreno Castilla

[Es hora de que Canarias, en aras de sus propios y legítimos intereses, recupere sus históricas relaciones bilaterales con Gran Bretaña, a la que nos unían sólidos lazos comerciales y de toda índole...]

En estos momentos convulsos y de gran confusionismo, en los que Canarias atraviesa una grave crisis económica y social propiciada por la falta absoluta de expectativas de futuro, debido fundamentalmente a nuestro decimonónico statu quo, de artificiosa e insostenible comunidad autónoma del Estado español, cuyas leyes y normativas nada tienen que ver con los verdaderos intereses del pueblo canario, los verdaderos amantes de esta tierra no debemos resignarnos a nuestra suerte de seguir siendo un pueblo tutelado y mangoneado a 2.000 km. de distancia y, mucho menos, a seguir siendo una vil y denigrante colonia española en pleno siglo XXI, contraria y opuesta a las disposiciones de Naciones Unidas sobre esta materia.

Es hora, pues, de que Canarias, en aras de sus propios y legítimos intereses, recupere sus históricas relaciones bilaterales con Gran Bretaña, a la que nos unían sólidos lazos comerciales y de toda índole, en un claro antecedente de lo que luego fue considerado en la escena mundial por la nomenclatura internacional y por las prácticas diplomáticas como "relaciones de amistad y cooperación", objetivo prioritario de todas las cancillerías. En este contexto, las relaciones anglocanarias fueron un edificante ejemplo para toda la comunidad internacional; y para los canarios que queremos lo mejor para nuestra tierra es un deber insoslayable recuperarlas y potenciarlas.

Y si para España fue la "Pérfida Albión" quien sufriera una humillante derrota en su intento de someterlas, en clara referencia a la incursión del héroe de Trafalgar, Horacio Nelson, a la isla de Tenerife el 25 de julio de 1797 (cuando fueron los sanguinarios conquistadores castellanos y los vándalos mercenarios los que invadieron las Islas Canarias), no es menos cierto que el artífice de esa gesta no fue el vanagloriado general español Antonio Gutiérrez, sino el bravo pueblo tinerfeño, cuyas milicias rechazaron con gran arrojo y determinación el ataque inglés. No obstante, hoy en día numerosos canarios se lamentan de la derrota del almirante inglés, cuyo busto se exhibe con orgullo en Trafalgar Square, ya que, de no haber sido así, es muy probable que the Canary Island fueran en la actualidad un Estado Archipelágico, libre y soberano, formando parte de la Commonwealth. Además, los canarios no queremos ser parte beligerante en el contencioso de Gibraltar (España siempre nos induce sus propios enemigos), por dos razones poderosas: la primera, porque ese es un asunto trilateral entre Gran Bretaña, Gibraltar y España; y la segunda, porque los gibraltareños no quieren, bajo ningún concepto, ser españoles. Con la particularidad de que la imperialista España pretende se le aplique a Gibraltar la Resolución 1514 (XV) de la ONU sobre la descolonización de los pueblos, negándose reiteradamente a descolonizar Canarias; obviando descaradamente que el enclave de Gibraltar fue cedido a Inglaterra mediante el famoso Tratado de Utrecht de 13 de julio de 1713, suscrito entre las Coronas de España y Gran Bretaña; a diferencia de las Islas Canarias, que fueron salvajemente sometidas por la fuerza de las armas, en un sanguinario proceso de conquista y evangelización que duró casi un siglo, dada la numantina resistencia de los aborígenes que las habitaban pacíficamente.

Por todo ello, es fundamental para nuestro futuro que retomemos las relaciones amistosas y comerciales con el Reino Unido. Recuérdese que, aunque el asentamiento de ingleses e irlandeses se remonta al siglo XVI, los ingleses se instalaron en Canarias en el siglo XIX, manteniéndose en las Islas hasta bien entrado el XX. Se establecieron por ser el Archipiélago canario paso obligado con sus colonias africanas; y a partir de ahí una serie de comerciantes británicos se instalan creando sedes de navieras, carboneras, talleres, centrales eléctricas, comercio, telégrafos etc. Con posterioridad, desde Canarias empiezan a exportar vino, tomates, plátanos y papas, aprovechando que los barcos regresaban vacíos del continente africano, cargándose aquí con destino a Inglaterra. Las navieras inglesas dominaban las rutas que comunicaban las Islas Canarias con Liverpool, Londres, África Occidental, Ciudad del Cabo, Nueva Zelanda, etc.[1]

Es de resaltar que los contactos que Canarias ha mantenido con Gran Bretaña en distintos momentos de su trayectoria histórica han tenido consecuencias decisivas para su desarrollo económico, social y cultural. Y las diversas contribuciones de la presencia británica han sido muchas en las Islas, siendo objeto de numerosos estudios. ¿Por qué no rescatar, en beneficio mutuo, esas magníficas relaciones canario-británicas?  

rmorenocastilla@hotmail.com

Foto: Álvaro Morera

Canarias, diciembre de 2013

 

[1] the-london-docklands-and-canary-wharf

 

 

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