La canariedad del
Estado español
El 13 de noviembre del año
2002 tuvo lugar el accidente del petrolero bautizado como “El Prestige”,
ironías aparte, cargado con 77.000 toneladas del también denominado,
avariciosamente, “oro negro”, lo que causó una de las mayores catástrofes
ecológicas oceánicas conocidas, pues la “marea negra” originada se extendió
desde el norte de Portugal hasta Francia, a lo largo de
-
El
ministro de Agricultura, Pesca y Ganadería, Miguel Arias Cañete, el de las
duchas de agua fría para ahorrar según el,
declaró en
noviembre de 2002[1] con
seriedad en el rostro:
"Afortunadamente,
la rápida intervención de las autoridades españolas alejando el barco de las
costas hace que no temamos una catástrofe ecológica, como ha sucedido en otras
ocasiones, ni prevemos grandes problemas en las aguas españolas ni para los
recursos pesqueros".
El
señor Arias Cañete es actualmente el ministro nombrado por Mariano Rajoy
responsable de medio ambiente, cargo que ejerce probablemente en sentido matemático
que no literal.
Actualmente,
casi once años después (pues según los aspectos a tratar estos asuntos
petroleros suelen tener dos velocidades, una muy rápida y otra a paso de
tortuga, con todos los respetos para el quelonio animal) continúa la vista de
la causa por el crudo vertido que según algunos cálculos ha costado hasta la
actualidad unos 12.000 millones de dólares.
El
petrolero se hundió a
Según ha trascendido a la opinión pública [2],
la letrada Dª María José Rodríguez Docampo, abogada de la naviera Mare
Shipping, propietaria del Prestige, fue contundente en el juicio al afirmar que:
"si el buque estaba en condiciones
de llegar a Canarias, como se pretendió en algún momento durante la gestión
de la crisis, también podía llegar a Corcubión".
En
nuestra historia colonial tenemos sobrados ejemplos del uso torticero que en
innumerables ocasiones el Gobierno y el Estado español han hecho de nuestro
territorio, como las numerosas bases militares instaladas en el mismo
(desmesurado campo de tiro en Fuerteventura, base de Gando en Tamarán, los
Rodeos en Tenerife, etc., puestas todas ellas a disposición de la OTAN, pese a
nuestro rechazo mediante referéndum a dicha organización militar), tratamiento
que se ha hecho extensivo a sus habitantes, víctimas de genocidio, toturas,
esclavitud, deportaciones y un sinfín de calamidades que aún continuamos
sufriendo, llevado incluso a algunos timoratos a afirmar que España nos trata
“como si fuéramos una colonia”, lo que en ningún caso ocurriría si no lo
fuésemos, añadimos nosotros.
Todavía continúan los vertidos del lamentable siniestro petrol la revista especializada Journal
of Hazardous Materiales,[3] que
sostiene que el análisis de los
hidrocarburos confirmó su procedencia ero,
según recoge en una reciente publicación del Prestige, incluso nueve años
después del accidente, cuyas bolas de alquitrán, altamente biodegradable,
sugiere que el petróleo se acumula en los sedimentos submareales durante mucho
tiempo, siendo transportado a la costa por la acción de las olas.
El
citado trabajo ofrece nueva evidencia de la persistencia a largo plazo de los
derrames de petróleo en las profundidades de las zonas marinas, donde las
condiciones hidrodinámicas juegan un doble papel fundamental, por un lado en la
determinación de la zona costera expuesta a la contaminación recurrente y por
otro en enterrar y repavimentar el petróleo en la zona intermareal.
Imaginemos,
lo que tal y como van evolucionando los acontecimientos no es ninguna quimera,
que la catástrofe ecológica hubiera tenido lugar efectivamente en las costas
canarias y se hubieran visto afectadas por 77 millones de kilos de petróleo,
con un impacto de dimensiones incalculables sobre nuestros ya de por si
deteriorados ecosistemas, petróleo que inmediatamente se distribuiría mediante
la denominada corriente fría de Canarias,[4]
uno de los principales afloramientos de nutrientes del mundo, que origina el
banco pesquero canario-sahariano, afectando a las islas de Cabo Verde, Pequeñas
Antillas, Mar de los Sargazos, islas Bermudas e islas Azores, o sea, la zona
conocida como Macaronesia o islas de la felicidad, así como las
correspondientes costas continentales americanas y africanas.
Aquí
no pararían los devastadores efectos, pues, en el caso concreto de Canarias,
con un 70 por ciento de su economía basada en el sector servicios,
fundamentalmente el turismo, este desaparecería de la noche a la mañana,
desviado inmediatamente por los
tour-operadores. Ejemplos recientes los tenemos
en Túnez, Egipto y Turquía.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario (Movimiento UPC)
[1]declaró
en noviembre de 2002
[2]trascendido
a la opinión pública
[3]la
revista especializada Journal of Hazardous Materiales
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento
UPC