CUANDO LAS ISLAS CANARIAS
FUERON PORTUGUESAS
«» José María Rodríguez Montoya *
Las Islas Canarias fueron legalmente portuguesas durante 52 días. En efecto, el Rey de Portugal tuvo durante ese plazo el derecho de conquista del archipiélago canario. El 15 de septiembre de 1436 el Papa Eugenio IV firmó la bula Romanus Pontifex concediendo a Portugal la conquista de las Islas Canarias. El 6 de noviembre de 1436 el mismo Papa firmó otra bula, la Romani Pontificis, en la que se desdecía de la anterior, revocando el derecho portugués a la conquista y declarando que el derecho de conquista de las Islas Canarias correspondía al Rey de Castilla y León.
¿Qué ocurrió para que en tan breve plazo de tiempo el mismísimo
Papa se contradijera a sí mismo? ¿Cómo fue posible que se
tomaran dos resoluciones opuestas de forma casi inmediata? Y sobre
todo, ¿cómo se comprende que se tomaran con tanta presteza esas
dos decisiones contradictorias sobre un contencioso entre Portugal
y Castilla conocido ya desde hacía tiempo y que había contado
con la intervención de múltiples expediciones, embajadas y
esfuerzos diplomáticos de toda índole?
El derecho vigente en el Occidente medieval cristiano consideraba
a los infieles carentes de toda personalidad jurídica. Se les
suponía sujetos exclusivamente a la voluntad y derecho divino.
Por tanto, el Papa, como representante de Dios en la Tierra, tenía
potestad sobre los mismos y podía disponer de ellos a su total
arbitrio; esta jurisdicción se extendía sobre cualquier
territorio tanto conocido como desconocido y alcanzaba tanto a los
territorios ocupados por infieles y todo su contenido como a sus
propias personas.
En principio y de forma genérica, los reyes cristianos no
necesitaban autorización del Papa para conquistar y ocupar
territorios ocupados por infieles. Lógicamente, el Papa las
concedía si se producía una petición o bien si tras la
conquista se solicitaba la confirmación por el correspondiente
monarca. En todo caso, el pronunciamiento del Papa era importante
puesto que claramente fortalecía la posición del conquistador.
Por supuesto, las posibles controversias entre Reinos cristianos
por cualquier disputa se dirimían por el Papa y su dictamen
divino era inapelable; evidentemente, esto convertía al siervo de
los siervos de Dios en el poder terrenal más importante de los
existentes.
Pero obviamente, las decisiones papales se basaban en los dictámenes,
estudios y opiniones de los doctores de la iglesia que formaban la
curia papal; y esa curia era una corte terrenal como cualquier
otra, sometida a camarillas, influencias, intrigas y todo tipo de
maniobras que podamos imaginar.
En el asunto de las conquistas territoriales que nos ocupa, existía
bastante margen para la influencia y la maniobra puesto que, a
diferencia de las cuestiones relacionadas con los llamados
infieles musulmanes que ya contaban con experiencia de siglos y se
conocía perfectamente la jurisprudencia de la Iglesia sobre las
mismas, no existía demasiada experiencia en cuestiones sobre los
territorios habitados por los llamados infieles paganos y las
relaciones con ellos.
En efecto, hasta el siglo XIV no había habido demasiados
contactos entre el Occidente cristiano y territorios paganos y
mucho menos controversias sobre las que el Papa hubiera debido
pronunciarse, por lo que no existía gran experiencia previa ni
jurisprudencia papal asentada. Incluso en la propia curia papal
existían voces que ponían en duda o al menos cuestionaban la
universalidad y omnipotencia de la jurisdicción del Papa. Así
pues, la decisión en la materia podía ser objeto de influencias
de todo tipo.
Aunque hubo expediciones y presencias intermitentes genovesas,
aragonesas, mallorquinas, castellanas y portuguesas en las islas
desde 1312, el contencioso entre Portugal y Castilla comenzó en
1344 cuando el Papa concedió la conquista de las Islas Canarias a
Luis de la Cerda,bisnieto de Alfonso X el Sabio, como un feudo del
Papado. Esta peculiar decisión, se basaba en una ley de los
tiempos de Constantino que ponía bajo el dominio del Papa todas
las islas de Occidente. Conocedor Luis de la Cerda de la
controversia por las Islas y las múltiples expediciones
realizadas, quiso proteger sus intereses en las Islas solicitando
que se explicitara el dominio del Papa sobre las islas y su
concesión a título feudal.
*Fuente: historiadeiberiavieja.com/secciones/edad-media/cuando-islas-canarias-fueron-portuguesas