Canarias merece una oportunidad
Jorge
Ancor Dorta *
[El 20N yo me abstendré de votar. Esta vez el único
voto útil es la abstención.]
Mi primer artículo
como columnista en Lancelot lo titulé "Ni España ni Europa van a sacarnos de
la crisis". Estos días, la prima de riesgo de España e Italia está en
máximos históricos. El tipo de financiación de los bonos alemanes a diez años
es del 2,25%, el de España es del 6,45% y el de Italia cerca del 7,5%, lo que
se traduce en una prima de riesgo de 420 y más de 550 puntos básicos,
respectivamente. Niveles por encima de los quinientos puntos básicos se
consideran insostenibles.
Simplemente no hay
dinero para salvar a Italia y España. Son demasiado grandes para caer, pero
también demasiado grandes para ser salvadas. Esto significará que se recortarán
los gastos y se sacrificará cualquier otra posibilidad para garantizar el pago
de la deuda y preservar la estabilidad del sistema.
Cualquiera que sea el
gobierno que salga del próximo 20N va a hacer lo que el Banco Central Europeo,
el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea le digan que haga para que
no quiebre el sistema. Estamos en la antesala de la década perdida, como
Latinoamérica en los 80, o Alemania en los 90, o incluso las dos décadas
perdidas como Japón. España es un barco que se hunde y que nos arrastra al
fondo del abismo.
Cuando la realidad nos
incomoda, la negación es la reacción humana más previsible. El año que viene se
acaban las subvenciones y los recortes serán brutales, pero parece que desde la
administración canaria no se han dado cuenta y quieren seguir viviendo en la
fantasía de que todo puede seguir igual. Han impedido y siguen impidiendo la
mecánica del cambio. La incompetencia y la falta de liderazgo siguen bloqueando
la regeneración económica y política. La realidad les supera y no dan la talla.
Al igual que en el
Estado español y otros países del sur de Europa un sector público
sobredimensionado -al calor del dinero fácil de los fondos europeos, la obra
pública y los pelotazos inmobiliarios- engordó a los amigotes del régimen. Los
sueños, ilusiones y aspiraciones de desarrollo humano y profesional no pueden
estar en manos de incompetentes y tahúres.
Dilapidaron el dinero
destinado a modernizar la economía canaria. La emprendeduría
planificada centralmente no puede funcionar. Las personas no son peones que
puedan mover el tablero de la intervención estatal.
Para que Canarias tenga una oportunidad primero tenemos que aceptar que la
desacreditada política económica del nacionalinsularismo
presupuestario es la raíz del problema. Pero tampoco debemos olvidar que el nacionalinsularismo es el resultado de nuestra realidad
colonial. El 20N yo me abstendré de votar. Esta vez el único voto útil es la
abstención.
* Fuente: menceymacro.blogspot.com