Canarias, Región
Española Fallida
Juan Arencibia
Quiero empezar por recordar un texto evangélico, siguiendo
a la homilía que el reverendo Francisco Cases, obispo de la Diócesis
Canariense, pronuncio en la basílica de Teror el
pasado día 6, con ocasión de la celebración de la festividad de la Patrona de
la Diócesis, Nuestra Señora la Virgen del Pino: "No hay peor ciego que el
que no quiere ver" (Evangelio de S. Juan 9 ,1-41). Para mí es todo un
paradigma que la clase ilustrada regional (políticos, empresarios,
sindicalistas, profesionales liberales, catedráticos y profesores,
intelectuales, etc.) permanezcan impasibles ante la realidad geográfica,
social, económica y política de Canarias.
¿Cuál es la razón de que califique a nuestra región de
fallida? He tomado del Diccionario de la Real Academia de la Lengua el
significado de "frustrada, que no se consigue realizar". Recordemos a
los desmemoriados que ninguna región comunitaria ni región española ha
disfrutado durante una etapa de su historia de un marco legal como el que le
dio la Ley de Puertos Francos de 1900 del ministro de Hacienda Fernández Villaverde, que mejoró el texto de Bravo Murillo de 1852,
cuando la sociedad española estaba sometida a la Ley Arancelaria de 1891, que
fue calificada como el "Arancel del Hambre" por las prohibiciones de
importación y por los elevados aranceles que cerró el mercado peninsular a las
corrientes del mercado internacional por la presión de los industriales
catalanes y vascos y por la defensa de la agricultura de los grandes
terratenientes de la Meseta. Todo esto, unido a la independencia de los restos
del Imperio español (Cuba, Filipinas) y a unos movimientos independentistas en
las islas, determinó (probablemente por el peso y la influencia del canario
León y Castillo, entonces embajador de España en París) la publicación de este
marco legal, que dejaba a las islas fuera de toda clase de intervencionismo
económico y comercial, dominante en aquellos años en todos los países europeos,
menos el Reino Unido, que con la Ley Anticereales
implantó el librecambismo (o liberalismo) como política económica, reforzando
así su Imperio y su Revolución Industrial. Es conveniente recordar que esta Ley
de 1900 excluyó a nuestras islas de los monopolios estatales (vigentes por
motivos fiscales y proteccionistas en muchos países) y de los impuestos
estatales sobre el consumo (fórmula tradicional de obtener ingresos todas las
Haciendas Públicas en los países europeos, incluido España). Todo ello se
actualizó en la Ley de 1972, esquema que los expertos e instituciones
comunitarias aceptaron básicamente en el Protocolo no 2 del Tratado de Adhesión
de España a la Comunidad Europea, a pesar de las presiones que Francia hizo,
según consta en los documentos del Grupo de Trabajo comunitario, para que estos
llamados privilegios canarios no se convirtieran en Derecho primario e
incorporado a los textos comunitarios. Nada de esto se lo podrían usufructuar
los Territorios de Ultramar franceses, que hasta 1960 tenían la calificación de
colonias. A esta relación tendría que añadir lo que en otro articulo califiqué
como "la profecía canaria", que se describe en el Preámbulo del
Decreto de Bravo Murillo con estos términos: "Liberada de sus trabas
mercantiles la región se convertirá en un gran centro de contratación...",
que es un anticipo de los llamados paraísos fiscales o territorios de baja
fiscalidad que, para la atracción de las más diversas actividades económicas,
financieras, etc., se han creado en muchos lugares.
Por todo esto es por lo que considero que Canarias es una
región frustrada, que no se consigue realizar en esta economía globalizada y desregulada como la que existe en muchos países y
territorios en diferentes áreas del planeta. Madrid, Bruselas y las instituciones
canarias siguen cultivando la frase evangélica: no quieren ver la realidad a
pesar de todos los factores y atributos positivos que Dios le ha dado a
Canarias.
Es penoso que se pierdan oportunidades de crear puestos de
trabajo y de riqueza en nuestras islas por la incompetencia, por la ignorancia,
por revanchismo o envidia, por la falta de responsabilidad, con más de dos
millones de población, casi el 50% de los que tienen los llamados Territorios
de Ultramar por los Tratados comunitarios; donde la crisis registra casi todos
los récords por el paro, los salarios y costos laborales más bajos, con ratios
de desigualdad y pobreza que agravan el polvorín existente, con un elevado
fracaso escolar y desempleo de los jóvenes que pocas regiones comunitarias igualan.
Esta fotografía se pretende ocultar por los responsables, y a ello se refiere
la cita bíblica anterior.
Dos puntualizaciones: las negociaciones con Bruselas para
el periodo 2014-2020 y las prospecciones petrolíferas en aguas canarias vienen,
en mi opinión, a reforzar esta triste y trágica realidad.
Las Directrices publicadas el pasado julio por la Comisión
sobre las ayudas estatales de finalidad regional para el periodo 2014-2020 han
puesto sobre la mesa las modificaciones que se estimen necesarias por el
Gobierno regional, con una parafernalia de consulta pública e informes de las
distintas instituciones y asociaciones empresariales. Por las reacciones
publicadas en la prensa parece que existe un gran silencio sobre lo que el
Gobierno canario y el nacional están perfilando para elevar a Bruselas sobre
las modificaciones o mejoras a conseguir en el maquiavélico REF. A mí todo esto
me produce pena ya que el Reino Unido ha alardeado en estos días del régimen de
que disfruta la colonia de Gibraltar, con más de 60.000 empresas registradas,
etc. Y Canarias seguirá con el yugo de las disposiciones comunitarias, actuales
y futuras, encima de sus espaldas y... con la esperanza de que en el año 2020
se pueda conseguir una integración plena de nuestras islas en el mundo de los
negocios financieros y de servicios internacionales si la futura generación
tiene el valor de plantear seriamente el papel de Canarias.
La existencia de petróleo en la costa occidental africana,
desde Marruecos hasta Angola, es una realidad demostrada y comprobada, ya que,
entre otros países, Marruecos y Mauritania figuran ya en las estadísticas como
productores de este combustible, que seguirá siendo importante durante todo
este siglo como básico para el abastecimiento energético. En los últimos ocho
años -desde
Termino recordando que parece que Canarias está sometida a
una maldición de no encontrar su puesto en esta economía global y que nuestros
gestores de la sociedad y de la economía sufren de la ceguera evangélica. Nunca
aceptaré que seamos una región fallida, y mientras Dios me dé vida y capacidad
estaré al lado de mis paisanos y defendiendo la mejoría y el bienestar social y
la eliminación de la pobreza dominante ahora.
Publicado en el periódico La Provincia/2013/09/28/