CANARIAS: COVID19 Y AGRICULTURA (II)

 

Wladimiro Rodriguez Brito *

 

 

[...Estos días han multado con 300 € a un  parado en el norte de Tenerife, por ayudar a sulfatar las papas. Luego nos quejamos de que las tierras están balutas, y que los campos son un peligro ante el verano y los incendios. Y aquí pretendemos limpiar los montes y los campos con teletrabajo, y tratamos como defraudadores a campesinos con salarios y pensiones de miseria en el país en el que los directores de Repsol,  Endesa, Iberdrola y Santander, tienen nóminas de entre uno y tres millones al año, no digamos los futbolistas. En otros casos le pedimos la trazabilidad a la campesina que vende los quesos o huevos de gallina, ¿Conocemos la trazabilidad de lo que  importamos de Brasil o China?...]

 

Volver a la realidad. Esta pandemia ha cambiado muchas cosas, más allá de los costes humanos. El mundo se ha hecho más vulnerable, más frágil. La tecnología se encuentra con barreras que paran las actividades económicas. Hemos pasado de más de 200.000 aviones volando cada día en el planeta, a mirar para El Hierro y La Graciosa como territorios con menos peligro, a buscar alimentos locales, mirar para los hospitales y el personal sanitario, preocuparnos por sus equipos. Y tangencialmente miramos para el campo, descubriendo que está maltratado, que gran parte de las tierras de cultivo no tienen campesinos, ni quien las labre, ni estamos motivando a los jóvenes para que miren para el campo. Vivimos en un nuevo marco de relaciones ambientales, ¿Están tomando conciencia los políticos?.

En todas las crisis anteriores, los canarios habían tenido como salida el “portillo” de la emigración, pero ahora tenemos que mirar para dentro, y armonizar recursos humanos y territorio. Lo local, lo pequeño, lo próximo importa.

Ahora contamos los muertos, los enfermos en cada territorio, hablamos de salud, de eficiencia y economía, tomamos posición entre Trump y Bolsonaro. Valoramos la salud como algo básico, y lo más importante, valoramos a los humanos que tienen que ver con la misma, pero también miramos para el entorno: alimentos, campesinos, medioambiente, calidad de vida, lo colectivo y la salud.  Tenemos nuevos interrogantes, ¿para cuándo la vacuna?.

Volver a la realidad. Esta pandemia ha cambiado muchas cosas, miramos el entorno con otros ojos. Las mascarillas y la espera de la vacuna nos hacen mirar para dentro. Descubrimos que los alimentos baratos, basados en campesinos maltratados en el mundo, nos hacen más dependientes, más frágiles, de la abundancia pasamos a acaparar papel higiénico.

Ahora valen algo más nuestros campesinos. ¿Qué dicen nuestros políticos?. El Gobierno de Canarias presenta un borrador en el que el mundo rural apenas existe, sólo hablan del turismo. Claro que hemos de cuidar el turismo, pero la situación nos dice que no podemos ni debemos poner todos los huevos en la misma cesta. La diversificación es básica, incluso para el turismo.

Hemos de reconocer que el campo, el medioambiente, el agua, son asignaturas pendientes, no es para presentarlas en dos líneas en una declaración de intenciones, como hace el documento del gobierno. Aquí y ahora, tenemos más de 100.000 Has. de tierras, antaño de cultivo y pasto, sin gestión, y tampoco estamos proponiendo recursos humanos y presupuestarios para algo más de 150.000 Has. Forestales, es más, finalizando el mes de mayo, no conocemos planes de prevención de incendios, excepto una tímida propuesta para 7 municipios de Gran Canaria. Muchas declaraciones de soberanía alimentaria, economía circular, y blablablá, pero multamos a un pensionista o a un parado si venden un saco de papas, o prestan un trocapeón, o participan en una gallofa (lenguaje palmero), por ser supuestos defraudadores de Hacienda y la Seguridad Social.

Estos días han multado con 300 € a un  parado en el norte de Tenerife, por ayudar a sulfatar las papas. Luego nos quejamos de que las tierras están balutas, y que los campos son un peligro ante el verano y los incendios. Y aquí pretendemos limpiar los montes y los campos con teletrabajo, y tratamos como defraudadores a campesinos con salarios y pensiones de miseria en el país en el que los directores de Repsol,  Endesa, Iberdrola y Santander, tienen nóminas de entre uno y tres millones al año, no digamos los futbolistas. En otros casos le pedimos la trazabilidad a la campesina que vende los quesos o huevos de gallina, ¿Conocemos la trazabilidad de lo que  importamos de Brasil o China?.

No todos los problemas los trae el Coronavirus, la ganadería canaria se alimenta con más de 100 Kg de forraje importado por habitante y año (maíz, soja), mientras que nuestros campos está cubiertos de maleza, -lo que los ingenieros de monte llaman combustible-, y aquí cientos de miles de jóvenes en paro. Las cabras y las ovejas, que llevan en Canarias más de dos mil años conviviendo con la naturaleza de las islas, ahora no pueden pastar en los entornos forestales, y ello en nombre del medioambiente.

¿El monte lo cuidamos con medios aéreos vía teletrabajo?, ¿con los costes de un hidroavión cuantos puestos de trabajo se crearían en el monte?. Otra gestión de los recursos es necesaria.

wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es 

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