Tierras sin surcos, campo sin campesinos
Wladimiro
Rodríguez Brito
Hagamos la tarea, retiremos la vegetación y aremos las
huertas en las proximidades de las casas. Hagamos un esfuerzo en labrar las
tierras antaño cultivadas en las proximidades del monte. Hagamos prevención,
principal asignatura en la lucha contra los incendios forestales y sustituyamos
los pinos por monte verde en las proximidades de las viviendas.
El pasado lunes día 19,
en el Llano del Moro tuvimos un susto, como tantos otros en los últimos años,
donde la sabia naturaleza nos dio un toque de atención. No es lógico que las
viviendas estén rodeadas de campos abandonados -retamas, zarzas, hinojos o
pajonales-, situación que ocurre en lo que llamamos medianías, pero sobre todo
en la ladera norte de Tenerife, desde Jardina, Las
Barreras hasta el Valle de El Palmar. Estas tierras, antaño de pan sembrar,
ahora son balutas y están cargadas de combustible. Y
lo que es peor, con miles de viviendas, ocupadas en su mayoría por urbanitas,
que tienen el arado, la podona, la hoz, el sacho y el
machete como elemento de museo en la decoración de la barbacoa.
Ahora ponemos en manos
de los bomberos, del helicóptero y de las brigadas forestales (Brifor) las tareas básicas de protección civil que antaño
tenían claras los campesinos del lugar, como eran la retirada de combustible de
las zonas pobladas, bodegas, establos, etc. Cuando los alcaldes sacaban un
bando, la mayor parte de la población lo tenía asumido.
Ahora tenemos que
felicitar al alcalde de San Juan de La Rambla, Manuel Reyes, que ha sido
pionero en la lucha contra el fuego, ya que desde hace varios años ha sacado un
bando para la limpieza de las tierras. Este año se han incorporado los
municipios de La Laguna, La Guancha, Vilaflor y Garachico, y
seguramente otros alcaldes de la Isla que están entendiendo el peligro que
ocasiona el tener importantes masas de vegetación en las proximidades de las
zonas pobladas. Hemos de insistir que la mayor parte de los incendios
producidos en Tenerife en los últimos años han nacido en tierras de cultivo
abandonadas. Sin ir más lejos, recordemos lo ocurrido en Los Campeches en 2007
y los posteriores conatos de Ruigómez, Llanos de Trevejos, La Hornaca y Monte Los
Guzmanes.
El fuego en los
últimos años nace fuera del monte, pero si tenemos presente lo ocurrido en
otros puntos del planeta, como es el caso del sureste de Australia, California
y Grecia, los desastres han ocurrido en las zonas pobladas. Es decir, la
población rodeada de vegetación en la estación seca pone el resto
¿Qué hubiese ocurrido
si el fuego en el Llano del Moro de principios de esta semana se produce por la
noche? Con calor y viento, no olvidemos que caminó más de un kilómetro,
actuando numerosos medios, helicópteros con agua en las proximidades apoyados por la luz del día. En contados casos, los vecinos
tenían limpias las proximidades de las viviendas o disponían de herramientas,
ropa y calzado adecuado para defenderse del fuego.
Querido lector, aún
estamos a tiempo. Hagamos la tarea, retiremos la vegetación y aremos las
huertas en las proximidades de las casas. Hagamos un esfuerzo en labrar las
tierras antaño cultivadas en las proximidades del monte. Hagamos prevención,
principal asignatura en la lucha contra los incendios forestales y sustituyamos
los pinos por monte verde en las proximidades de las viviendas.
Todos los
especialistas en incendios recomiendan más inversión en prevención al
considerar que hemos alcanzado un techo en medios mecánicos y recursos humanos
en la lucha contra los incendios forestales.
Hemos de felicitar a
los alcaldes que han sacado bandos llamando a la población a una respuesta
responsable y esperemos que lo ocurrido en el Llano del Moro sea un toque de
atención que marque nuevas pautas en el comportamiento de nuestra gente ante
los peligros que albergan nuestros campos sin campesinos, hagamos surcos en la
tierra, sembrando y cultivando con el futuro de esta tierra, saquemos de los
museos muchas herramientas y semillas que son útiles en una tierra sostenible.