Campo: algo más que PIB
«» Wladimiro Rodríguez Brito
Pedro Molina ha sido una referencia en la dignificación del mundo rural ante una cultura, la llamada globalización, que asocia modernidad con lo urbano, con la robótica, el whatssap.[1]
Estamos convencidos de que los logros de la humanidad no pueden separar al hombre de la tierra, que las grandes preocupaciones de la sanidad, la educación, no pueden ignorar el suelo de donde salen los alimentos. Eso que llamamos la teoría del "Kilómetro cero" hasta aun a varios miles de kilómetros de las Islas. La rentabilidad económica se pone por encima, olvidando que los logros de la humanidad son logros sociales, o es un espejismo, fracaso cortoplacista que separa las demandas básicas por coyunturas comerciales y tecnológicas que nos alejan del entorno, en una falsa modernidad que margina, ignora, lo próximo, lo local, lo pequeño, lo nuestro. En cambio, la globalización, las bodegas de los barcos, los modelos insolidarios y egoístas ponen el resto. Disociamos lo que comemos, y nuestra tierra, incluso nuestra salud.
La agricultura y la ganadería, junto con el medioambiente, son asignaturas olvidadas tanto en el sistema educativo como en los valores prioritarios de nuestros pueblos. Los campos sin cultivar, la maleza, los incendios, las plagas en el mundo rural, los asociamos a los equipos forestales públicos, lucha contra incendios, las máquinas, los helicópteros, no al papel de los campesinos y los campos labrados.
No queremos animales en la proximidad porque tienen aparato excretor (solo se lo permitimos a los animales de compañía). Pedro, de una manera didáctica, incorpora las vacas y las cabras a las romerías, a la fiesta, frenando la hemorragia que sufría nuestro medio rural. La valoración de la vaca del país, las cabras y los burros entra en una nueva percepción de un mundo que había degradado lo nuestro, lo pequeño, lo de aquí. El arrastre, la romería, la revalorización del queso, la dignificación de los productos de la tierra ante un aluvión de productos importados.
La defensa de la agricultura y la ganadería, el freno al cierre de granjas ante la expansión de los adosados, ha tenido mucho que ver con Agate y la Cooperativa La Candelaria, con un tejido social creado en torno a la ganadería, una semilla que arraiga.
En una lectura de lo que ocurre con nuestro campo, la impronta de Pedro Molina ha marcado (no solo en Tenerife, sino en toda Canarias) la lucha por la dignificación del mundo rural, y en particular de la ganadería, siendo una gran referencia en La Laguna y todo su entorno. La localidad es hoy el mayor municipio agrario de Canarias, con casi dos mil hectáreas cultivadas, siendo con diferencia el que tiene más suelo sembrado de cereal, destacando el cultivo de millo como forraje para el ganado, siendo Pedro uno de los mayores agricultores de trigo de las Islas.
Pedro es un referente no solo por lo que ha defendido a lo largo de su vida como comunicador en los medios, sino sobre todo por lo que hace, ya que es de los mayores surcadores que arañan una amplia superficie de la isla, frenando la expansión de las zarzas, los matorrales, incluido el rabo de gato ("Pennisetum setaceum").
No olvidemos que vivimos en una tierra con múltiples problemas sociales, en unas islas en las que tenemos más zonas de cultivo en abandono que cultivadas. Faltan ideas, ilusiones, compromiso; algo que Pedro hace todos los días. Los cambios se han de producir en las ideas, en un modelo que dignifique también la cultura local, tanto a la hora de comer como en los tiempos de siembre y escarda, que haga que lo que espigue grane. Nuestros graneros están vacíos no solo de grano, también de ideas y compromiso. El amigo Pedro sigue sembrando, frenando el rabo de gato y la desidia.
Pedro no solo es referente porque haya contribuido a que La Laguna sea el mayor municipio ganadero de la isla, sino porque sigue siendo un modelo a seguir para el colectivo de jóvenes que se inician en el mundo de la ganadería.
Claro que hemos de hablar de rentas para los campesinos, pero sobre todo dignificar la tierra, los alimentos sanos, y los hombres y mujeres que cuidan de nuestro campo y la naturaleza en las Islas, con clara implicación de protección al mundo rural. Ejemplo de ello es Pedro, a quien felicito por el homenaje que le ha brindado recientemente la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, a la cual me sumo.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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