Caldera de Taburiente  

 

Pedro Ángel Acosta Rodríguez *

 

Libres y sin miedo. así tenemos que viviir, con la alegría de poder regar nuestras cosechas, nuestras plataneras, sin la angustia de tener que pagar el precio que nos están cobrando por el agua.

 

Un problema que hay que resolver urgentemente es el del agua que se desperdicia por el barranco de las Angustias, desembocadura de la Caldera de Taburiente. Cada invierno el agua, ese maravilloso líquido, se desperdicia ocasionando un daño inmenso a nuestra economía, no así a la de ellos, pues cuando llega el verano el agua se pone a precio de oro ¡Esa es la madre del cordero! Un amigo que es propietario de ocho celemines paga al mes entre 160 y 200 €. En mi caso, por ejemplo, tengo un estanque con capacidad para cuatro mil pipas de agua y está prácticamente vacío porque no me puedo permitir llenarlo a ese precio, botada en invierno por los barrancos, agua que nace de las entrañas del Parque Nacional de Taburiente, de uso público pero que, misterio de los misterios, mana un agua privada. Cada vez que llueve se repite la misma historia sobre la que nuestra gente ha escrito hasta incluso poesía. No así la masa política de concejales, presidentes, trajes con corbata, cafecitos en el kiosco de los lamentos y regocijo en las cuentas bancarias.

 

¿Por qué está pasando esto cuando el sector platanero en la Palma representa el 70 por ciento de la economía? Los políticos que van a la política a hacer dinero y no a hacer política no aportan soluciones al problema ¿Por qué será? ¿O quizás es que en La Palma hay miedo a reclamar lo que legítimamente nos corresponde? El agua forma parte de un ciclo natural y corre libre.

 

No tengamos miedo, que el miedo es amigo del sicario, a reclamar lo que nos corresponde, entre otras cosas el agua, bien de primera necesidad y un sector estratégico de nuestra economía, de la que depende nuestro alimento, el de nuestra familia pues mientras callemos otros se aprovechan de nuestro silencio, llenando su mesa de comida, de muchos caprichos, de buenos títulos y todo gracias a nuestro silencio.  

 

Si estamos en un bar viendo, pongamos por caso, un partido de fútbol o en una carrera de caballos, en ocasiones nos enfadamos, discutimos por algo que no nos da beneficio alguno ¿Por qué esa misma furia no la utilizamos para defender nuestra economía, que es la comida de nuestra familia? No debemos tener miedo de reclamar lo que es nuestro. Nuestro silencio es el que aprovechan las empresas del imperio godo para venir a adminsistrar hasta el agua que bebemos.

 

Libres y sin miedo. Así tenemos que vivir, con la alegría de poder regar nuestras cosechas, nuestras plataneras, sin la angustia de tener que pagar el precio que nos están cobrando el agua.  

 

Foto 1 . Un auténtico río, el río Taburiente, con su caudal desperdiciado en el mar

Foto 2 . Adoquinada plaza de las Angustias, dinero público en las márgenes del caudaloso río.

 

* Coordinador del MovimientoUPC en La Palma