Cagantina al godo
Ramón Moreno Castilla *
Precisamente,
es por lo escatológico del título que este les viene muy bien a esos
recalcitrantes foráneos a los que la sabiduría popular bautizó con el término
peyorativo de "godos", debido a su insoportable españolidad y
petulancia; y que aún siendo extranjeros, ya que no están en su tierra, se
comportan como auténticos colonos, mirándonos por encima del hombro en plan
superior, cuando no actuando en plan despreciativo, con su insufrible y
acentuada pronunciación[1].
¡¡Por tanto, el título es perfecto!! Máxime cuando está
circulando por la red (yo mismo he recibido varios correos electrónicos sobre
el particular) una historieta de "excreción patriótica" que no me he
podido resistir a publicar, atribuida al prócer de la independencia de Cuba,
José Martí (1853-1895), que era de ascendencia canaria, ya que, como es
sabido, su madre, doña Leonor Pérez, era natural de Santa Cruz de Tenerife.
Esta lógica reacción nacionalista ha sido debida a la actitud colonialista de
un sujeto español, alcalde del Partido Popular de Tureno (una localidad de la
España profunda y mesetaria), llamado Pedro Muñoz. Este individuo no se
conformó solo con insultar a su correligionario, el converso José Manuel
Soria, sino que además en sus críticas vino a decir algo así como que
"Canarias le costaba cara a España", como se recordará.
Y no es que sorprendan las españolísimas y patrióticas
declaraciones de ese edil que, por otra parte, y salvo raras y honrosas
excepciones, es el discurso fundamentalista y retrógrado de esos españoles que
no hay por dónde cogerlos. Pero su perorata bien merece una contundente y
rotunda respuesta. Además, ya he dicho con anterioridad, en numerosas
ocasiones, que Canarias está pagando un "oneroso coste de la españolidad";
así que, si tan caro costamos los canarios al Estado español -pese al saqueo
que realiza la Hacienda española en la modalidad de impuestos-, que nos dejen
libres de una vez, con lo que España tendrá una carga económica menos ahora
que, inclusive, está a punto de ser rescatada por la UE. Así los canarios podríamos
ser protagonistas de nuestro propio futuro sin dictados ajenos y sin tutelas de
ningún tipo; como han hecho en el transcurso de la historia todos los pueblos
colonizados del mundo que accedieron a la independencia.
La historieta en cuestión, que ya paso a relatar, cuenta que
cuando el joven Martí vivía exiliado en Zaragoza (España) solía asistir a un
conocido café donde se reunían todas las noches un grupo de patriotas cubanos
de aquella época, que se sentaban -dicen- alrededor de una mesa redonda de mármol
blanco que había en el establecimiento para tomarse unos "chatos de
vino" mientras hablaban de libertad y conspiraban juntos. Recuérdese, para
situarnos en el contexto político de entonces, que el tristemente famoso
general Weyler hacía de las suyas en la isla caribeña, masacrando a la población
nativa, por lo que fue apodado justamente el "carnicero de Cuba"; pues
bien, ese sátrapa tiene, para escarnio y oprobio del pueblo canario, en
general, y tinerfeño, en particular, una plaza en el centro de Santa Cruz con
su odioso nombre, donde se encuentra ubicada la llamada Capitanía General de
Canarias.
El caso es que una noche, al llegar nuestro personaje y sus
compatriotas al bar, su lugar de reunión habitual, vieron cómo en el impoluto
mármol blanco de la mesa algún español resabiado había escrito una cuarteta
absolutamente insultante que decía así: "Estos patriotas cubanos / son
animales de cerda, / son todos unos marranos / y más mierda que la
mierda". Al ver aquella grave ofensa, todos los jóvenes cubanos se
irritaron enormemente, pero Martí, sin perder un ápice la compostura y con la
calma y la sangre fría que le caracterizaban, sacó su estilográfica y escribió
al lado del grave insulto la siguiente composición "poético-escatológica"
con el oportuno título de "La Cagantina", que, pese a sus
irreverentes estrofas, reproduzco literalmente:
"Me cago en Prim y en Topete (dos famosos generales españoles),
/ en Silveira y Castelar (dos políticos, famosos oradores españoles) / y en
todo peninsular / desde Madrid a Albacete. Me cago en doña Isabel, / la reina
puta y cabrona, / y en su ministro Carmona / y en don Julio Pimentel (amante de
la borbona). Me cago en el Guadalete / y en toda su gente guapa. / Yo me cago
hasta en el Papa (que en ese momento era español), / y por cagarme en conjunto
/ me cago hasta en el punto / que ocupa España en el mapa. Me cago en Roma y
Cartago, / en las estrellas y el Sol, / y si Dios fuera español / hasta en Él
también me cago". ¡¡Absolutamente devastador!!
Se ve que José Martí había heredado por línea materna los genes
de la impronta canaria para improvisar, y el propio intelecto de los canarios,
hoy en desuso. Y, en este sentido, me permito recomendar la lectura de un
antiguo artículo mío publicado en este mismo periódico, con el título de
"¡Intelecto perdido!", EL DÍA, 23 de diciembre de 2007, donde
relataba algunas pinceladas de ciertos personajes de una formidable zaga de
intelectuales, liderados por don Manuel Verdugo, afincado en La Laguna, ciudad
en la que había "salido del armario", lo que representaba un
verdadero estigma para la época. Homosexualidad de la que don Manuel hacía
gala y apologismo con un versito muy ilustrativo: "Si quiere el hombre
imperfecto / a la perfección llegar / el camino más directo es el recto / y
por él debe tomar".
Pero una de las anécdotas más celebradas del parlamentarismo español,
que bien podría figurar en el diario de sesiones, fue la protagonizada por mi
tocayo, don Ramón Gil Roldán, abogado y diputado a Cortes, quien en una
intervención en una sesión parlamentaria, y ante las continuas interrupciones
de la entonces directora general de Prisiones, la goda de vida alegre, Victoria
Kent, ya en su escaño llamó a un ujier y le entregó una nota manuscrita que
había redactado sobre la marcha, dirigida a la incordia, que decía lo
siguiente: "Hay quienes por servil adulación / os han comparado,
comparando mal / con aquella gran mujer que al criminal / hablaba de virtud y
redención / odiosa e infeliz comparación / porque vos, directora general / podéis
ser por lo estéril arenal / mas nunca por lo pura Concepción", en clara
referencia a la célebre jurista gallega Concepción Arenal, autora de la famosa
frase "odia el delito y compadece al delincuente".
Se ve que eso de que los canarios tengamos que soportar a godas y godos irredentas/os viene de viejo.
¡¡Espero y deseo que no vaya para largo!!
Artículos
de Ramón Moreno Castilla publicados en El Guanche y en El Canario