Aquellas cabras de Tifaracás...

 

El Padre Báez

 

 

Fue, en una de las varias visitas que hice a Susito Falcón, que sucedió lo siguiente: dueño de un gran rebaño de cabras, pude observar, cómo tenía dos grupos de cabras, unas más cerca de su casa en dicho lugar y otro grupo separado, un tanto retiradas del primer grupo, en andenes y corrales distintos, y esta fue la explicación que se me dio: aquellas cabras, son las de un segundo rebaño, pues el pastor de las mismas, por ancianidad vendió todas sus cabras, las mismas que fueron compradas por el ya citado Susito, el dueño que era de la finca enorme entre Artenara y La Aldea, con carretera propia, con su taller de hacer cencerras, etc., y he ahí, cómo a pesar de haber comprado este segundo rebaño, hacía dos años, las cabras primeras y estas segundas incorporadas, jamás se cruzaban ni se acercaban unas a las otras, permaneciendo en el mismo sitio en dos zonas perfectamente bien demarcadas o separadas, y ni siquiera en la hora de ser ordeñadas, se mezclaban salvo que se toparan e hicieran daño, pues nunca una cabra acepta a otra si viene de otro lugar o procedencia. Es este, un dato, que no todos saben, y es importantísimo, para entender lo que está pasando con la matanza de las cabras guaniles, que andan por los riscos, y son un tanto separatistas o independientes, andando las propias con las suyas, y andan dispersas, sin cruzarse, sin mezclarse, y he ahí el éxito del cabildo que acaba con ellas siguiéndolas por donde andan, nunca en rebaños, sino cada cabra, macho (cabrón) y bayfos (no cabritos), de por libres en sus grupos cerrados a los que al matar a una de ellas, a su macho o crías, quedan sin quién las guíe (el macho, que va siempre en cabeza marcando la ruta), o a las crías que sin leche materna y dependiendo de los días nacidos, van a morir irremediablemente, con lo que el daño y sufrimiento en el mal trato es más que evidente, pues si no dan con el tiro en partes vitales y ello desde muy lejos, el animal queda herido, y con infección y sangrando, muere o queda con deficiencia física como arrastrarse o quedar cojas, o dañadas en cualquier otra parte de sus cuerpos.

 

El Padre Báez, que recuerda cómo en el Maipéz de La Lechuza, en paseo dominical de la familia, nos cruzamos con un rebaño de cabras, guiadas por un cabrón o macho, que nos miró a todos, que nos paramos para ver pasar el rebaño, y subido a una piedra, el macho nos miraba y miraba a las cabras que quedaban atrás, y cuando pasó la última (el peligro, que suponíamos para las cabras), el macho se volvió a poner en cabeza y siguió al frente del rebaño, sin pastor, y sin perro (así vea los ojos de Dios).

 

 

Comentarios hecho por el Sr. Presidente del Cabildo sobre la carta que recibí de Europa sobre la matanza de las cabras, en el Programa “Espejo canario” de Radio Faycán[1], el día 7 de Enero del 2016, donde descalifica e insulta a mi persona, saltándose el respeto a mi dignidad diciendo:

“... este señor... está como una cabra... este señor... ¡por Dios!... ¡cómo le responden a personaje de esta característica estrambótica!... ¡excentricidades de este personaje!...”, etc., en lugar de tomar nota o de contestar sobre si a pesar de la amonestación europea, va a seguir con la matanza de las cabras, se dedica a atacarme, sin que por mi boca haya salido la menor descalificación a la terrorística actuación de maltrato animal a las cabras, hasta llegar a matarlas por parte del Cabildo. Consciente de, que si descalifico, me descalifico, nada digo al que me ha descalificado, ofendiéndome gravemente.

--------------------

“... los campos no dan cosechas, y acaban con las cabras...” (Ha 3, 2-4. 13ª. 15-19).

 

[1] elespejocanario

 

NOTA DE PADRE BÁEZ: Jamás en mi vida, en los 68 años que tengo insulté a nadie, ni en persona ni en medio alguno, y ello por el respeto que toda persona me merece, y por la formación recibida desde niño, que me enseñaron a respetar a todo el mundo; y lo mismo puedo decir respecto a un servidor: nadie jamás me ha faltado el respeto, ni en cuanto persona ni por mi condición sacerdotal, al presente salvo la excepción de todo un presidente de cabildo; nunca antes que él, nadie me insultó y descalificó, cosa del todo reprobable, dado que todos merecemos respeto, y no se ha de ofender ni a un niño. Por eso digo que el que ofende queda ofendido. Y todo por defender nuestra ganadería. Pues, confróntelo quien quiera.