CABILDO Y CAMPO: MULTAS Y SANCIONES

 

Padre Báez *

 

Él [cabildo] encarna la guerra al campo, con el miedoambiente a sus antojos y ayudado incondicionalmente por el Seprona. Con engaños de ayudas al sector primario desde su granja minúscula y ridícula, con cursos de un día y hasta de unas horas, marcan la tragedia de asesinatos inducidos por multas elevadísimas por auténticas nadería o insignificancias (cortar unas ramas de retama o de tabaiba, por ejemplo).

 

Imposible ya regresar a cuando el campo era vida, toda vez que ha sembrado la muerte y dirige dos ejércitos que lo atemoriza, amedrenta y sanciona por todo, sea lo que sea lo que haga, desapareciendo la única economía posible. El cabildo casi culmina así su sueño de acabar con el campo. Política destructiva y contra los suyos mismos, que solo favorece a toda producción agrícola y ganadera de fuera, dando palos de muerte y exterminio a la propia o de dentro.

 

El campo fue la residencia de toda persona de esta isla en cuanto procedencia, ya que la ciudad era símbolo de nada, de muerte y paro. Desde hace más de medio siglo, esta lucha avanza sin parar y parece llegar a su final. Pues debiendo defender el legado del pasado, han cambiado el concepto de sector primario al turismo y ha reducido a nada el verdadero y único sector primario, que es el campo (agricultura y ganadería). Una isla, que ha pasado de ser rica a ser pobre y raya lo paupérrimo, agravado por las multas sin consideración con sumas elevadísimas por pagar, y tanto que algunos se quitan la vida ante tamaña monstruosidad, habiendo en muchos casos hasta cárcel de por medio por el simple hecho de limpiar un camino y pretender plantar unas papas para comer. Algo inaudito, y de demencia o esquizofrenia total. La desesperación está llevando al suicidio cada vez a más personas (muertes silenciadas, salvo para los más cercanos al difunto, que pasa por ser muerte natural).

 

Y solo se camina hacia el subdesarrollo de mano de una mal llamada democracia que camufla la peor de las dictaduras, que ejerce la mayor de las represiones llevando a los campesinos a materialmente a esconderse y a no salir ni de sus casas, llenando los hogares del campo en tragedias por el abuso y acoso de una autoridad que aplasta y destruye cultura tradición identidad, riqueza, trabajo, etc., legado de nuestros ancestros y mayores. Auténtico escándalo de corrupción, que prefiere ayudar al extraño antes que al mismo y propio pueblo.

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POPURRÍ 571

 

Bien dice el refrán “a perro flaco le van todas las pulgas”. Me refiero a esos pobres desgraciados que a escondidas y de noche, para que no los vea el miedoambiente..., plantan un canterito de papas sin poder regarlas y como de secano…, sacarlas con las “relentás” de la noche. Ahora mismo, con estas olas de polvo y sol, sus gozos en un pozo. Que se seca el canterito, y aquellas papas soñadas..., si fritas, sancochadas, arrugadas, etc., sin poder comerlas.

 

Por si era poco el acoso del miedoambiente al desgraciado campesino, se les junta ahora el tiempo que se les alía y hunde lo poco que le queda: ahora sin papas (¡y otras hortalizas!).

 

Interrumpo este popurrí, porque atiendo una llamada (¡así vea los ojos de Dios!), de  una señora, que con toda su familia parada, por más que vive en una zona de casas de ricos, pasa hambre y no tienen nada para poner en la mesa a sus hijos y demás familia. Los pobres curas tratando de poner comida en las mesas, le dije: quede tranquila que tendrá la ayuda que precisa (¡gracias a la caridad de los que van a Misa, y dejan sus monedas marrones, porque también son pobres!).

 

Aquellas papas plantadas después de las lluvias, con la esperanza de llenar la despensa se han quedado en un 10 %, quedando el 90 % en la tierra porque se las ha comido el sol.

 

Toda vez que estamos bien sobrados de pinocha  ¿por qué no una receta para comer de lo que planta el cabildo? Que de tener tuneras que las cría el sol, al menos tunos no nos faltaría.

 

Recordar, que alguien de mi familia, me dijo..., en su infancia estuvo comiendo tres meses tunos…, y el cambio de plato era, un día tunos blancos..., al otro eran tunos amarillos.

 

Entonces la tierra, con sequías o sin ellas..., siempre tenía comida, y ¡comida de sobra!

 

De la tierra tabaibera, ni hierba para las cabras, que se la traen de Cataluña (¡que ya manda güevos!). Aquí, la hierba guardada, para previsibles, presuntos, probables incendios (sin cabras que nos limpie el campo).

 

* Fernando Báez Santana, Pbtero.

 

Artículos del Padre Báez publicados en El Canario y en El Guanche

 

En Guiniwada, 25 de abril de 2013