Burra en La Caldera malherida y abandonada a su suerte

 

René Acosta *

 

 

Esta pobre burra se encontraba en el fondo del barranco de la Caldera de Taburiente, amarrada con cantidad de sogas y una cadena a un poste y con apenas espacio para moverse. La encontraron unos jóvenes que, por motivo de la protesta escolar, no asistieron a clase y aprovecharon para darse la escapada ¡cosa de jóvenes!

 

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Los escolares fueron barranco arriba, en plan de excursión, y se encontraron con la sorpresa de que esta burrita estaba amarrada debajo de unos árboles, encadenada a un poste y toda llena de cuerdas por todos lados que apenas le permitían llegar a un recipiente con agua, sin pasto ni pienso alguno con que alimentarse.

 

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Estos jóvenes, muy preocupados por el estado de este animalito, le quitaron las sogas y la trasladaron hasta el aparcamiento de los coches, en la entrada de La Caldera. En cuanto estos jóvenes me pusieron en conocimiento del hecho, enseguida llamé a la Guardia Civil de Los Llanos, que se desentendieron del caso diciéndome que ese asunto es cosa del Seprona. Llamé al 112 donde contestaron que tomaban cartas en el asunto mandando a buscar a esta burrita tan mal herida. Estuvimos un buen rato a la espera y nadie apareció a buscar a la burrita, por lo que le comunicamos al 112 que dejábamos a la burrita amarrada en la señal de parada de guaguas. Luego subimos con dirección a Los Barros, en mi coche, con los cuatro jóvenes; paramos en la caseta de madera desde donde personal de Medio Ambiente controla la entrada de vehículos a La Caldera, se les explicó la situación y la gravedad de las heridas del animal. No mostraron mucho interés, más bien nos hicieron un largo y municioso interrogatorio en lugar de preocuparse de la gravedad del animal. Da la impresión que el personal de Medio Ambiente quizás solo vigila y toma nota de las personas que entran en La Caldera y de ahí no pasa su vigilancia, por lo cual, asuntos como el de esta burrita malherida  parece que no les concierne. Otra cosa sería si fuera otra clase de animales, como los muflones, que, por cierto, los hay en abundancia. No llamamos a la protectora de animales porque desconocíamos su teléfono.

 

Por mi parte, les doy las gracias a estos jóvenes por la atención que tuvieron con el animal y la valentía de hacerse cargo de su socorro, y también les doy las gracias por llamarme para que diera a conocer este caso de maltrato y abandono de estos nobles y sufridos animales, antaño tan útiles y apreciados y hoy dejados a su suerte.

 

* René Acosta, reportero del periódico digital El Canario

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