BENTEJUI… ¡ATIS TIRMA!


Bentejui Semidán fue un líder guerrero de Gran Canaria, que se resistió militarmente a la conquista de la isla por parte de los conquistadores enviados por la Corona de Castilla. Su fecha de nacimiento no está precisada con exactitud, aunque podemos calcularla a sabiendas de que cuando su padre murió en 1476, Bentejuí no pudo heredar el trono porque era menor de edad, por lo que pasó provisionalmente a su tío Tenesor Semidán, que se hizo cargo de los dos guanartematos de la isla, actuando en la práctica como uno sólo ante el asedio castellano.


Tras el final de la resistencia guanche en el interior de la isla, en 1481, y la captura de Tenesor Semidán, guanarteme de Gáldar, por parte del Adelantado castellano Alonso Fernández de Lugo, se llega a la firma del tratado llamado Carta de Calatayud entre Tenesor, como representante del Reino de Canarias, y Fernando el Católico, Rey de Aragón, en nombre de los Reinos de las Españas, por el que las islas canarias pasan a ser parte de la Corona de Castilla y los mandos del ejército español destinados en Canarias obtienen tierras, así como también los diferentes guanartemes, menceyes o reyes tribales, que quedan como responsables políticos.


Al caer Gáldar, la resistencia guanche contra el tratado con Castilla, se traslada a las zonas montañosas del interior, donde Bentejuí, contando con el apoyo del faycán de Telde, Tazarte y de la princesa galdense Guayarmina Semidán, organiza la última resistencia en los altos rocosos de la isla.

 

Tenesor se reúne con ellos, para tratar de convencerlos de que cesen en la rebelión: el 29 de abril de 1483, conversa con Guayarmina Semidán, descendiente como él de los Semidán, y con Bentejuí en la fortaleza de Ansite. Tras la reunión, Guayarmina baja y se entrega, mientras que Bentejuí y el Faycan de Telde se suicidan siguiendo el ritual Canarii, despeñándose por el barranco de Atis Tirma, así llamado por ser esa la frase que la tradición narra que exclamaron al precipitarse al vacío ("Viva la Montaña sagrada"). los aborígenes eran guiados por Tazarte, el viejo Faycán de Telde, y el joven Bentejuí. Las batallas se sucedían y, saltando de risco en risco, fueron esquivando la persecución del ejército castellano hasta que acabaron refugiándose en el monte sagrado de Ansite, donde fueron sitiados por el ejército castellano.
Los aborígenes fueron rindiéndose hasta que, en lo alto del roque, tan sólo quedaban dos hombres que se negaban a entregarse: Tazarte y Bentejuí. 


La leyenda cuenta que se lanzaron al vacío al grito de Atis Tirma (Atis -o Axit -, significa “viva”, y Tirma -o Dirma-, “montaña sagrada”), encomendándose así a la montaña sagrada, desde la que saltaron, para poder viajar al otro mundo: el de los espíritus. Con su muerte, termina toda resistencia armada y organizada a la conquista de Gran Canaria por parte de los Reyes Católicos.

 

«» Dacil Ayt Tilelli

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