“Basta
a España”
Isidro Santana
León
Es el titular de este fin de semana, lanzado por boca
de Paulino Rivero en la convención nacional de su partido, faroleando con impulsar
una mayoría social que pida la reforma de la Constitución española para que se
garantice la singularidad del Archipiélago. En definitiva, se trata de un
fanfarroneo más dentro de la casa, de padre protector ante su prole, que nunca
trascenderá en un enfrentamiento serio con el Estado invasor.
Estamos ante el
clásico cabeza de familia, cobarde, que les pide a sus hijos esfuerzos y
abnegación para corresponder a las demandas proxenetas de sus dueños, a quienes
no es capaz de dirigirse, si no es para llevarle la palangana e ufanarse ante
el vecindario de que se codea entre la élite y con la Corte. Aunque no se note
el descontento, parece él conciente de la pelotera que se puede levantar en la
Colonia –la parte más sagaz de la coalición caciquil ya le advierte que se debe
implantar un nuevo remedio colonial, la Plena Autonomía Interna–
y teme que la familia acabe linchándolo por traidor.
Si, señor, en cierto
modo tiene sentido común, pues son tiempos inhóspitos los que se avecinan y por
lo que yo le aconsejaría que dimitiera de inmediato y dejara la nación canaria
en manos de una asamblea del pueblo, para que sea ésta la que proponga y fije
el destino de los canarios, pues, por ahora, el barco no tiene gobierno y va
imparable de proa al marisco. A Canarias no les sirve ninguno de los gobiernos
que pudieran salir de pactos entre los partidos españoles ni coloniales; no le
sirve la relación de sometimiento que mantiene con España y Europa y, con total
seguridad, nuestra solución está en alcanzar el estatus de Estado Archipielágico, por ser el único que contempla y ampara
nuestra singularidad nacional y nuestros derechos de pueblo.
Ningún gobierno
canario de nuestra melancólica era colonial ha sido capaz de tomar la
iniciativa en cuanto a la exigencia de nuestros derechos históricos y de
nuestras necesidades –siempre navegan al pairo de las reivindicaciones de otras
naciones como Euskalerría o Catalunya–
y, como los carroñeros, esperando a que el cazador deje los desechos, acuden
sumisos a por lo putrefacto. No luchan, no exigen –ni siquiera tienen la osadía
de chantajear a la Metrópoli con la ilegalidad de nuestra situación–
únicamente, cuales mamonas envidiosas del avance y arrojo de otros, cacarean
que Canarias está aquí, con petróleo y todo, por si se les ofrece: como la
fulana que pregona su entrega a voces. Ahí, en el problema internacional que
supone la rapiña de los recursos marinos, está el meollo de por qué hay que
cambiar urgentemente el estatus, para que España, mediante un subterfugio
jurídico, extraiga el petróleo bajo la titularidad de Canarias.
La mayor cota de autogobierno para Canarias es el Estado Archipielágico, donde España no tendría que molestarse en tocar su Constitución, porque nuestro problema se arregla en el marco de las Naciones Unidas. No obstante, la Plena Autonomía Interna no es una entidad jurídica con soberanía, reconocida en la Carta de las Naciones Unidas, tratándose, por el contrario, de dotaciones unilaterales que las metrópolis interesadamente hacen a sus colonias, como es el caso de Madeira, porque este archipiélago no tiene fronteras con otros Estados limítrofes, como es el caso de Canarias con Marruecos. Los movimientos son bruscos en nuestra cercanía y España quiere hacer el apaño de Madeira en nuestro archipiélago, estando dispuesta a cambiar su Constitución, asunto harto sospechoso ya que ésta ha sido intocable hasta ahora, excepto para matar a su pueblo de hambre y satisfacer el egoísmo y latrocinio de los bancos. Lo cierto es que el Gobierno esbirril de Canarias contribuye a ello, nunca por el bien de nuestro pueblo –jamás ha sido así– sino por mantener sus prebendas y su dominio, a cambio de que Canarias continúe siendo una colonia: un país subdesarrollado y dispuesto para el saqueo.
Arrinconar el independentismo es la misión que se proponen los lacayos de la Metrópoli, a sabiendas de que es la corriente más letal y opositora al colonialismo y a sus ansias depredadoras, que si bien no está estructurado y parece inexistente e inocuo, saben que la propia situación y la posible conflictividad internacional puede hacerlo emerger con naturaleza propia. Es difícil entender por qué se quiere aspirar al estatus de Madeira, si ésta en una Región Ultraperiférica de Europa, igual que Canarias… ¿Es que las RUP no son todas iguales? ¿Si Madeira tiene magnificas competencias, por qué baja su estatus al de RUP, eufemismo de colonia? Sin embargo, lo que España ni sus lacayos coloniales quieren para Canarias lo aceptan y reconocen en otros territorios. Incorporo, literalmente, un fragmento de la siguiente noticia.
[Oposición independentista. El Partido Independentista
Puertorriqueño y otras organizaciones promueven la
independencia de la isla. En Panamá se
reiteró la solidaridad con la causa de la independencia de Puerto Rico,
se crearon comités de apoyo que en cada país que difundirán la lucha por la
independencia, y se ofreció, a Puerto Rico y
los Estados Unidos, los buenos oficios necesarios
para conducir al diálogo que lleve a la solución del problema colonial. También
la representante del partido socialista en Francia, Ségolène Royal,
candidata para las elecciones presidenciales de su país en 2007, brindó su apoyo a
favor de la independencia y soberanía del país caribeño, así como los partidos
mayoritarios de España, como el Partido Popular y
el Partido Socialista Obrero Español.[cita requerida]
También en la cumbre de Movimiento de Países No Alineados organizado en Teherán, Irán, en 2012 varios países miembros de dicha cumbre también brindaron su apoyo a la independencia de Puerto Rico lo mismo la Organización de Naciones Unidas]
La arenga rebelde la termina el presidente de la Colonia diciendo: “El futuro de las islas no puede depender del Gobierno de Madrid y de su generosidad y España necesita más a Canarias de lo que Canarias necesita a España"
Este muchacho no tiene remedio… Si Canarias, como efectivamente reconoce, no necesita a España ¿por qué anda arrastrándose, buscando migajas, por esos mundos de mercaderes europeos y no pone la cuestión en la mesa de las Naciones Unidas? No, a este eunuco que el colonialismo español nos ha puesto como presidente, sólo le sirve las Naciones Unidas para lanzar algún reprimido farol a la Metrópoli, a ver si ésta se conduele y lo consuela con alguna limosna competencial más. El mundo atomizado del que habla en su discurso y que dice que podría sacar a la calle –el independentismo–, aunque adolece de una fuerte estructura organizativa no es tonto ni se va a dejar utilizar por cualquier vende patria, pues el honor no lo hemos perdido aunque estemos fragmentados; pues, semejante lacayo no tiene capacidad para engañarlo, como lo hace con el resto del pueblo canario, por desgracia, ignorante y colonizado y, no se fíe de las apariencias, Presidente, la gasolina está extendida: sólo basta un fósforo para que se incendie la Nación y usted será muy culpable de la pira, por colaboracionista. Si su casta de egoístas y mamones hubiera querido, nuestra nación canaria sería hoy un Estado Archipielágico con competencias absolutas en política nacional e internacional, y con una prosperidad y un desarrollo superior a la de muchos países de Europa, de la que, vergonzosamente, somos un prostíbulo. No obstante, esta banda de parásitos, contrariamente a buscar la solución y el bienestar del pueblo canario –que sólo será posible con la independencia– ha sido la válvula de escape a la presión del independentismo, al que no sólo han intentado hacer desaparecer, sino que lo quieren arrinconar con la estafa de la Plena Autonomía Interna, todo con el fin de quedar en el terrero esta Coalición Caciquil, atribuyéndose un nacionalismo falso, el mismo que ha propiciado la involución social, política, económica y cultural de nuestro pueblo. Su historia está escrita con el sudor y la sangre de los canarios y nuestra nación les sentenciará.
29/04/13
Otros artículos de Isidro Santana León