Cuando las barricadas fueron trinchera
Pedro
González Cánovas
Si hace tan sólo diez
años alguien me cuenta que la situación legislativa social pudiera ser la que
tenemos hoy, no me lo hubiera creído y hasta le habría tratado de
"loco".
Se le atribuye a Juan
Luis Vives "La tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las
esclavitudes" y no hay frase que defina mejor la situación provocada por
la refundación capitalista que han hecho delante de nuestros ojos sin la menor
vergüenza, en el momento que se moría el anterior sistema de multi-mercado.
Parecían haber tomado
lógica todas las frases dirigidas al logro de más igualdad social. Pero
parecimos caer en un limbo, donde se hablaba más en sofás que en la propia
calle. Y el acomodo fue nuestra perdición y empezaron entonces con las reformas
y las imposiciones de los capitales internacionales y los gobiernos títeres.
En el plazo de poco más
de cinco años, se han acabado con más de la mitad de los derechos sociales en
el hemisferio norte, la clase trabajadora no ha permanecido ajena a los
acontecimiento, pero eso sí, en la mayoría de los lugares ha tenido un papel
meramente testimonial. No por impotencia popular, sino por dirigentes que no
afrontaron bien el problema y sólo han sabido agotar al trabajador
comprometido, hasta sumirlo en "el mismo sofá" con el susto metido en
el cuerpo y absorbido por un sistema de consumo cada vez más limitado y
excluyente.
Fue entonces cuando las barricadas fueron trincheras y muy
pocos salíamos de ellas. Pero la situación se vuelve insostenible y va siendo
hora de que busquemos salida. Seguimos siendo mayoría. Y sin embargo el Poder
legisla para minorías. Está en juego nuestro presente y futuro y soy de la idea
de que "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la
primavera" como advirtió Neruda. Yo creo que esto no sea más grave y por
eso me mantengo firme y albergo la mejor esperanza. Tengo la absoluta seguridad
de que un sistema social, para tener el poder real, ha de contar con la
mayoría. Por eso, compañeros, sigan firmes conmigo en la trinchera, pero
piensen que hay que salir hacia delante, para montar a lo lejos, tras el
avance, una impenetrable barricada.
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publicados en El Guanche y en El Canario