Barlovento: los campesinos y el futuro.
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Wladimiro Rodríguez Brito *
En
los últimos años hemos sufrido una ola económica cultural que degrada social
y económicamente el mundo rural. El despoblamiento del mundo rural es un
reflejo de un tsunami que desde el mundo urbano agravia, agrede, devalúa lo
rural, creando un espejismo urbano que actúa como imán hacia las urbes,
creando nuevos problemas: el vacío del campo (no hay relevo generacional), el
hacernos dependientes del exterior, el amontonamiento de población en las zonas
urbanas y la pérdida de una cultura valiosa transmitida de padres a hijos,
semillas, cultivos, etc. El
restaurante El Campesino, en Barlovento, una luz que alumbra y dignifica el
mundo rural de hoy, una referencia de hacer las cosas bien. Esta empresa
familiar, que genera más de una docena de puestos de trabajo directo, produce,
a parte de las hortalizas y fruta en una finca familiar como agricultura ecológica,
gran parte de los productos del restaurante, los suministros de carne, queso y
vino se producen en la comarca Noroeste de La Palma (Barlovento-Puntagorda). El
Campesino también es una referencia de la cocina local, con ingredientes
mayoritariamente locales, cocinados con leña de brezo y carbón local. Una
empresa local que contribuye no solo con puestos de trabajo a una comarca
deprimida que pierde población, una comarca que dispone de buenas tierras para
cultivo, no solo en secanos, húmedos, sino también buenos suelos para regar. El
Campesino no solo dinamiza la economía de la zona, sino que también rescata
del olvido platos como el caldo trigo, escaldón de gofio, con trigo cultivado
en la comarca. El
Campesino es también una referencia que dignifica el trabajo, el esfuerzo, el
riesgo de emprender una empresa que asocia lo que ponen en el caldero con el
territorio, con el paisaje y el paisanaje, algo básico que hoy es una manera de
que los territorios tengan vida propia. Nuestro
mundo rural demanda iniciativa propia, tanto en el plano agrario, como en la
dinamización de actividades que generen riqueza, que animen a nuestros jóvenes
a la creación de actividades propias, tanto en el sistema productivo, como
ocurre con cultivos de proteas, ñames, caña de azúcar, aguacates... En una
palabra, Barlovento ha perdido población, por la falta de iniciativa y por los
frenos burocráticos de una administración que prioriza las fiestas, poniendo
barreras a los usos tradicionales, siendo referencias positivas las casas de
turismo rural y el hotel de La Palma Romántica. No digamos el papel que juega
la Comunidad de Regantes, con una gestión responsable de los equipos de riego y
la bolsa de regulación en el barranco de Abreu. El
Campesino es también un punto de luz en el olvidado y machacado norte de La
Palma. No olvidemos que un número importante de restaurantes que funcionan
prestando un buen servicio pero con menos personalidad, hacia los que los
productos de la tierra mantienen una digna competencia. Sirvan
estas líneas de reconocimiento a todas las personas que entienden que la lucha
contra la desertización del mundo rural pasa por sembrar ilusión y compromiso
con lo local. No hay varitas mágicas para conseguir una sociedad más
equilibrada, sobre todo para que las diferencias entre el mundo rural y el
urbano sean menores. El
Campesino en Barlovento es una buena referencia de otra manera de hacer las
cosas y el nombre está bien defendido con la empresa familiar que hace un buen
uso de algo que ha dignificado nuestro campo. *
Concejal de Barlovento. wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es Otros
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