La bandera del Ateneo lagunero

 

Antonio Cubillo Ferreira (*)

 

Partido Nacionalista Canario, fue creado en 1924 por un grupo de verdaderos patriotas Canarios en Cuba, independentistas desde luego, que establecieron una bandera azul marino con siete estrellas blancas en la forma y disposición del archipiélago. Para conocer el origen de esta enseña, tenemos que remontarnos a sus antecedentes en la isla de Tenerife en 1907 e incluso hasta el pueblo tinerfeño de Tegueste, donde se encuentra la Hacienda de los Laureles. La Hacienda de Los Laureles alberga en sus inmediaciones el viejo palacio edificado por el Barón de Chausseriaut, ciudadano francés nacido en Troye y afincado en Tenerife; prueba de ello es el escudo heráldico que está aún en una de las paredes del palacio. Este francés, que fue cónsul de Francia y de Rusia en Canarias en el siglo XIX, sólo tuvo hijas por lo que la hacienda de Los Laureles y su hermosa mansión es conocida en el pueblo no por su nombre, sino como finca y casa de “Tacoronte”, apellido de los últimos propietarios herederos de la estirpe del Barón, entre ellos, el más conocido fue Don Eduardo Tacoronte Bretillard.

Este D. Eduardo, era hijo del que fue alcalde de La Laguna , el Doctor D. Eduardo Tacoronte Hernández, nacido en San Miguel de Abona el 4.12.1845, quien casó con una de las hijas del señor cónsul, de apellido Bretillard; D. Eduardo Tacoronte Bretillard, fue miembro fundador del primer Ateneo de La Laguna , junto con D. Juan Reyes Vega, D. Adolfo Cabrera Pinto, D. Mateo Alonso del Castillo, D. Domingo Cabrera Cruz, D. Benito Pérez Armas, Cedrés Nobrega y otros, y según la tradición, fue uno de los coautores de la bandera ateneísta que se enarboló en el Ateneo lagunero en 1.907, como protesta contra el dominio español y contra los desmanes de las autoridades españolas, que había enviado a Canarias la corona española, las cuales venían enfurecidas por la reciente pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, amén de la destrucción de la vieja y caduca flota española en aguas del Caribe por la flota norteamericana.

La situación política en aquellos años de principios del siglo XX en Canarias, estaba enconada contra la metrópoli, y en Canarias había muchos isleños que eran partidarios de hacer como se había hecho en Cuba y Filipinas para liberarse del yugo español. La metrópoli había enviado como Capitán General de Canarias a D. Vicente Martitegui y Pérez Santamaría y como gobernador civil de Tenerife al Almirante Ulate. La situación se fue complicando y Madrid pensó, que uno de los culpables del mal ambiente contra la corona borbónica era el Ateneo lagunero, por lo que decidió tomar cartas en el asunta para evitar un movimiento separatista. Parece ser, que ante la actitud rebelde de los ateneístas y el peligro que podía representar que volviese de América del Sur, el líder independentista y obrerista, Secundino Delgado, que ya desde Caracas, con su periódico El Guanche, en 1.897, había preconizado la independencia de Canarias, el mando militar envió tropas para atemorizar la ciudad de Aguere, ya que se habían gritado consignas antiespañolas, contra los Borbones y contra la metrópoli.

Los ateneístas laguneros se vieron obligados, ante la llegada de las tropas enviadas desde la capital, a arriar aquella enseña del Ateneo de siete estrellas blancas sobre fondo azul marino y las estrellas colocadas en forma de archipiélago, que habían hecho los ateneistas laguneros, y desde el balcón y en el momento en que aparecieron los soldados, se la tiraron a D. Eduardo Tacoronte Bretillard, quien estaba en la calle frente a la catedral, el cual, envolviéndola bajo su chaqueta salió corriendo hacia su casa de Tegueste donde la guardó secretamente durante muchos años. El escritor y político tinerfeño, Don Domingo Cabrera Cruz, en su libro de recuerdos titulado, ”Huellas del tiempo” editado en Caracas, dice, de la bandera del Ateneo, ” Ella simbolizaba un grito de rebeldía, una protesta contra los malos tratos de funcionarios indeseables. Protesta que ondeaba a los vientos alisios de nuestro cuadrante. El acto de arriar la bandera fue emocionante, lo presenció una multitud que invadía la plaza de la Catedral ; hubo socios que lloraron, pues se trataba de un emblema que enraíza con el alma canaria. El directivo D. Eduardo Tacoronte Bretillard, profundamente emocionado, la recogió antes de llegar al suelo y, apretándola sobre su pecho, se la llevó “.

Estas frases de Don Domingo me confirman lo que me había contado de pequeño mi abuela paterna, Doña Carmen Nobrega Estrella, lagunera y esposa de mi abuelo el Profesor de Dibujo del Instituto lagunero, D. Guillermo Cubillo Aguilar, que lo vio todo cuando era joven pues estuvo allí, y que me trasmitió este recuerdo que me sirvió para cuando cree la actual bandera nacional de las Siete Estrellas Verdes en 1964, en Argel, aunque mi abuela no se acordaba de cómo iban las estrellas en la bandera cuando me lo contó, por lo que decidí adoptar la forma circular actual sobre la franja azul celeste central, ya que el azul marino me sonaba a azul falangista y porque además, las estrellas van en el cielo y no en el mar. Cuando en 1.924, se creó en Cuba el Partido Nacionalista Canario (PNC), alguien les recordó a los isleños en La Habana esta primera enseña del Ateneo lagunero que se había llevado Don Eduardo Tacoronte a su casa de Tegueste y entonces, como no tenían otra, la adoptaron como bandera, apareciendo en primera página en de la revista El Guanche, editada en La Habana por el PNC, como órgano oficial de los independentistas canarios.

Estos últimos años, algunos políticos autonomistas y otros enemigos de la independencia quisieron hacer creer a la gente que esta enseña del Ateneo lagunero había sido diseñada por el prócer Secundino Delgado, el cual jamás hizo bandera alguna ni tuvo nada que ver con estos acontecimiento de 1.907, ya que se hallaba en aquella época entre Argentina y Méjico, donde había tenido que exilarse para huir de la persecución del general Weyler y de las autoridades coloniales españolas, y nunca había pensado en crear ninguna bandera como todos los que conocemos su trayectoria sabemos.

Por suerte, y volviendo a la historia, el destino ha querido que la gran mansión del patrimonio histórico y artístico de Tegueste con parte de lo que fue la gran hacienda y la casa de la servidumbre, como es la finca y casa de “Tacoronte”, cayera en manos de un teguestero que después de comprar la quinta ha llevado a cabo unas rigurosas restauraciones en sus edificaciones conservando esta joya de la arquitectura tradicional canaria, como una reliquia por la que siente respeto y admiración y a la que le da el valor que se merece, para conservar el recuerdo del sitios donde se reunían en secreto los ateneistas de 1907, en el Menceyato de Tegueste, huyendo de las miradas de los esbirros de la metrópoli.

Peor suerte corrió la parte baja de esta hacienda, colindante al casco urbano de la Villa de Tegueste, que perdió una gran parte del suelo agrícola y una importantísima arboleda, llegando incluso a desaparecer árboles endémicos de la flora autóctona de la isla de Tenerife, como son los dragos milenarios, para que se edificara lo que hoy se llama Urbanización La Placeta. Se corre también el peligro, debido a la política municipal, que se pierda el famoso Camino de los Laureles, uno de los más hermosos caminos de la isla que remonta a tiempos de los Guanches, camino que atravesó un día corriendo, Don Eduardo Tacoronte Bretillard, para esconder la primera bandera enseña del Ateneo lagunero, que años después aún conservaba escondida en un viejo arcón, temiendo siempre que viniera la policía o el ejército en busca de aquella primera enseña de los ateneistas laguneros y que en 1924 adoptó en Cuba, como bandera, el primer partido independentista denominado el PNC.

Este partido estaba luchando desde Cuba por la independencia de Canarias. Muerto el prócer Secundino Delgado el 4 de mayo de 1.912, en Tenerife, tras larga enfermedad, la metrópoli pensó que se había acabado la lucha por la independencia y para contentar a la burguesía canaria, en julio de ese mismo año, otorgó la ley de Cabildos y facilitó la ley de Puertos Francos de 1.852 para que la incipiente burguesía canaria no pensase en la independencia como habían hecho las burguesías de las antiguas colonias americanas. Pero los pueblos son tercos en defensa de sus libertades y viejos compañeros de Secundino Delgado y otros que habían combatido en Cuba contra los españoles, formaron el 30 de enero de 1.924, el Partido Nacionalista Canario, el PNC, cuyo primer presidente fue José Cabrera Díaz.

 

José Guerra Zerpa, otro de los fundadores, fue compañero de Secundino y coeditor del periódico ”El Guanche“, en Caracas en 1.897. Posteriormente y ya en una segunda época de la revista del PNC, ”El Guanche“, fue su responsable, Luis Felipe Gómez Wangüemert, junto con José Miguel Pérez, fundador éste del Partido Comunista Cubano y también del Partido Comunista en Tenerife que fundó con el tinerfeño Hostilio Rodríguez de la Sierra y Melo, hijo de del abogado y político asesinado por los franquistas, D. Luis Rodríguez Figueroa.

Pero el error que habían cometido estos patriotas era pensar liberar Canarias desde el continente americano cuando Canarias está en África y no en América. Además, África aún no se había despertado del largo letargo colonial, cosa que iba a suceder después de la segunda Guerra Mundial, a partir de 1.946.

En 1962, cuando tuve que exiliarme de Canarias por cuestiones políticas, escribí una carta desde París a la Habana, al Sr. Gómez Wangüemert, canario de origen palmero, cuya dirección me había sido facilitada por un pariente suyo palmero que tenía una imprenta en La Laguna, la Imprenta Wangüemert.  

Al interesarme por la historia del PNC me dijo que en efecto, los patriotas que habían fundado el PNC luchaban por la independencia de Canarias pero que al cabo de los años se dieron cuenta que Canarias no estaba en América sino en África y viendo las dificultades de la lucha poco a poco el PNC se fue diluyendo hasta desaparecer. Cuando le dije que yo me iba para Argelia, que acababa de independizarse me dijo que ese era el camino a seguir, pues Canarias es un territorio africano y solo podía liberarse dentro del contexto africano. Que él ya no estaba para salir de Cuba, donde había adquirido la nacionalidad cubana y un hijo suyo había muerto en el asalto a Palacio, en el año 1956 cuando Fidel Castro luchaba contra Batista y que me deseaba buena suerte. También me dijo que durante la dictadura de Machado en Cuba y posteriormente durante otros gobiernos cubanos y debido a las presiones españolas, los militantes del PNC tuvieron que llevar su actividad política a través del Ateneo Canario en La Habana, quien también se transformó posteriormente en un centro de la oposición contra el dictador Batista y con el tiempo y la distancia, este primer partido independentista canario se extinguió en Cuba.

Posteriormente vi a Gómez Wangüemert en 1975, en Moscú en el Congreso Mundial de la Paz y me felicitó por haber seguido sus consejos de luchar en África por la independencia de nuestra tierra y dentro de la OUA. Poco tiempo después falleció en Cuba este último fundador del PNC, partido independentista canario, que nunca quiso saber nada de autonomías, ni de federalismo con España, ni nada que no fuera la independencia, como habían logrado los cubanos y las otras colonias de España en América en el siglo XIX.

Añaza, Tenerife, mayo del 2001.

*  Abogado y Presidente del Congreso Nacional de Canarias, fallecido el 10 de diciembre de 1912 en Santa Cruz de Tenerife.

(*) Antonio Cubillo