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Aniversario de la bandera Nacional de Canarias
Isidro
Santana León
Una vez más celebramos el aniversario de la bandera
tricolor de las siete estrellas verdes; distintivo de
nuestra Patria, Nación y futuro Estado Canario. Acto que si bien se puede
calificar de patriótico, identitario, libertario, unitario…, no deja de
quedarse, año tras año, en un simple acontecimiento folklórico, ya que éste no
trasciende de lo meramente simbólico. Sin complejos debemos aceptar esta
realidad para poder darle un impulso a nuestra evidente pasividad con la
depredadora situación que nos atenaza, si verdaderamente queremos que esta
enseña que nos identifica sea respetada como estandarte de nuestra nación,
pero, sobre todo, como emblema libertario, anticolonialista, soberanista, es decir, independentista.
¿De qué nos vale rendirle honores a nuestro símbolo
nacional, entre alardes de patriotismo salonero, de declaraciones de intención,
de ridículas alabanzas, de rebeldía acuartelada, de efímero entusiasmo, de
charlatanismo jactancioso, si en realidad nuestra patria se pudre, no por falta
de simbolismos, sino por falta de compromiso y militancia de los tantos que
ufanos creen que la lucha por la independencia empieza y termina con fiestas y
homenajes? Es de tener en cuenta a algunos grupos que usan todo evento de esta
naturaleza para hacerse propaganda y presentarse a las elecciones coloniales o
esos besuqueos que se dan, cuando les interesan, con la izquierda españolista,
porque le unen más algunas características ideológicas que la libertad de
Canarias. Quizás no fuera esta la ocasión más oportuna o la forma más discreta
para intervenir con esta proclama, pero es cierto que en algún momento y sitio
había que hacerla y nunca mejor que aprovechando la coyuntura que nos brinda la
presente celebración. ¿Por qué aquí acudimos todos, patriotas y devotos, en
torno a la comida y la bebida? ¿Por qué aquí nos vanagloriamos de luchadores y
sólo un rato después nos inhibimos ante nuestras responsabilidades? ¿Por qué es
aquí, en estas fiestas, donde nos lamentamos y mañana no hacemos nada en pro de cambiar la situación colonial que tanto nos “afecta
y deprime”? No hay excusas.
Existe, o existió, un proyecto aglutinador que en su
comienzo fue asumido y votado por un buen número de “independentistas” y
organizaciones que así se denominaban, que comenzó a caminar en la dirección
correcta, ilusionando y motivando a una significativa parte de nuestra
sociedad, del que algunos no tardaron en desertar, de la forma más vil y
despreciable, u otros que se sirvieron de él exclusivamente para presentarse a
las elecciones coloniales. Sin embargo, en el mismo, ha seguido fiel a sus
principios un comprometido y abnegado grupo que, aunque minoritario, ha asumido
el trabajo y la responsabilidad para el que fue creado dicho proyecto. ¡No!,
sobran pretextos: no caben los sofismas ideológicos para llegar a la
independencia; no vale el “no puedo porque…”; no vale la evasiva de la
solidaridad con otros pueblos mientras se hace dejación de la responsabilidad
para con el nuestro; no valen los sentimentalismos limosneros con el fenómeno
migratorio, pues la cooperación sólo es eficaz si se posee la soberanía; no
vale el repudio y la dicotomía de clases sociales de nuestro país, ya que ésta
es una táctica más del colonialismo, que anquilosa el proceso de emancipación y
perpetua la ocupación y dominación española en nuestra nación. Todo lo
expuesto, son subterfugios que algunos usan para no acatar responsabilidades, o
para ser “el tuerto en el país de los ciegos” –lo hemos constatado por experiencia–, que sólo han contribuido a consolidar la descohesión existente, conocedores de que todos nos
necesitamos y cuando la realidad es que el mal de Canarias proviene de lo
mismo: del colonialismo español y de nuestra falta de soberanía. Tampoco valen
las justificaciones narcisistas de “Mi proyecto es el mejor, que entren los
demás en él” “Yo con aquel no me junto porque no me gusta su cara” “Yo estoy en
esto antes que aquel” “Yo tengo la razón y los demás no” etc. Por ello se hace
imperioso facilitarles el camino a nuevas mujeres y hombres que tengan clara la
idea de la independencia de nuestra nación, por arriba de otras
consideraciones, en lo que sería la dirección y portavocía
del proyecto (sin que esto suponga que los demás dejemos de ser útiles y
activos en el mismo, cada cual en el sitio correspondiente), con el fin de
propiciarle al mismo un nuevo impulso, sin constricciones. Todo depende de que
hagamos un acto de humildad –éste es un acto de rebeldía–
y pongamos los intereses nacionales por encima de los ideológicos y de los
propios. No tenemos autoridad para alegar, ni siquiera enjuiciar, si nuestra
bandera la patrimonializan otros (los que dicen que
la de las siete estrellas verdes no es la bandera de la nación canaria sino la
de la izquierda canaria, o los que, de forma oportunista, la quieren
institucionalizar para desteñir su contenido), cuando no somos capaces de
emprender el camino que le dé sustancia y lógica a nuestra enseña, quizás por
acomodo, por miedo, y hasta se podría pensar que hay en este barullo a quienes
no les interesa la independencia porque en el fondo, haciendo gala de patriotas
y confundiéndolo todo, viven muy bien con el colonialismo. Sólo con la bandera
no se logra la soberanía de nuestra nación; la libertad hay que lucharla y
únicamente combatiendo le podemos dar a nuestra enseña el significado que se
merece y por el que fue creada: por la necesidad imperiosa de la Independencia
de Canarias.
No hay otra salida que buscar la convergencia de todos
los canarios y canarias, así como de todas las clases y sectores sociales
pertenecientes a nuestra nación, y elaborar un documento donde quede manifiesto
el compromiso y la responsabilidad de los actuantes, con el fin de poner en
marcha el Movimiento Independentista Canario y, emprender, de una vez por todas
y sin prejuicios, nuestra andadura hacia la Soberanía Nacional. El tiempo juega
en nuestra contra. ¡Comprométete! ¡No hay excusas! Si quieres la libertad lucha
por la independencia y, si no, sigamos en el fango colonialista, lloriqueando
por lo mal que está todo y abatiéndonos entre nosotros, mientras la nación y el
pueblo canario se pudren.
Feliz día de la bandera nacional canaria
18/10/2012