48 Aniversario de la bandera Nacional de Canarias

 

Isidro Santana León

 

Una vez más celebramos el aniversario de la bandera tricolor de las siete estrellas verdes; distintivo de nuestra Patria, Nación y futuro Estado Canario. Acto que si bien se puede calificar de patriótico, identitario, libertario, unitario…, no deja de quedarse, año tras año, en un simple acontecimiento folklórico, ya que éste no trasciende de lo meramente simbólico. Sin complejos debemos aceptar esta realidad para poder darle un impulso a nuestra evidente pasividad con la depredadora situación que nos atenaza, si verdaderamente queremos que esta enseña que nos identifica sea respetada como estandarte de nuestra nación, pero, sobre todo, como emblema libertario, anticolonialista, soberanista, es decir, independentista.

 

¿De qué nos vale rendirle honores a nuestro símbolo nacional, entre alardes de patriotismo salonero, de declaraciones de intención, de ridículas alabanzas, de rebeldía acuartelada, de efímero entusiasmo, de charlatanismo jactancioso, si en realidad nuestra patria se pudre, no por falta de simbolismos, sino por falta de compromiso y militancia de los tantos que ufanos creen que la lucha por la independencia empieza y termina con fiestas y homenajes? Es de tener en cuenta a algunos grupos que usan todo evento de esta naturaleza para hacerse propaganda y presentarse a las elecciones coloniales o esos besuqueos que se dan, cuando les interesan, con la izquierda españolista, porque le unen más algunas características ideológicas que la libertad de Canarias. Quizás no fuera esta la ocasión más oportuna o la forma más discreta para intervenir con esta proclama, pero es cierto que en algún momento y sitio había que hacerla y nunca mejor que aprovechando la coyuntura que nos brinda la presente celebración. ¿Por qué aquí acudimos todos, patriotas y devotos, en torno a la comida y la bebida? ¿Por qué aquí nos vanagloriamos de luchadores y sólo un rato después nos inhibimos ante nuestras responsabilidades? ¿Por qué es aquí, en estas fiestas, donde nos lamentamos y mañana no hacemos nada en pro de cambiar la situación colonial que tanto nos “afecta y deprime”? No hay excusas.

 

Existe, o existió, un proyecto aglutinador que en su comienzo fue asumido y votado por un buen número de “independentistas” y organizaciones que así se denominaban, que comenzó a caminar en la dirección correcta, ilusionando y motivando a una significativa parte de nuestra sociedad, del que algunos no tardaron en desertar, de la forma más vil y despreciable, u otros que se sirvieron de él exclusivamente para presentarse a las elecciones coloniales. Sin embargo, en el mismo, ha seguido fiel a sus principios un comprometido y abnegado grupo que, aunque minoritario, ha asumido el trabajo y la responsabilidad para el que fue creado dicho proyecto. ¡No!, sobran pretextos: no caben los sofismas ideológicos para llegar a la independencia; no vale el “no puedo porque…”; no vale la evasiva de la solidaridad con otros pueblos mientras se hace dejación de la responsabilidad para con el nuestro; no valen los sentimentalismos limosneros con el fenómeno migratorio, pues la cooperación sólo es eficaz si se posee la soberanía; no vale el repudio y la dicotomía de clases sociales de nuestro país, ya que ésta es una táctica más del colonialismo, que anquilosa el proceso de emancipación y perpetua la ocupación y dominación española en nuestra nación. Todo lo expuesto, son subterfugios que algunos usan para no acatar responsabilidades, o para ser “el tuerto en el país de los ciegos” –lo hemos constatado por experiencia–, que sólo han contribuido a consolidar la descohesión existente, conocedores de que todos nos necesitamos y cuando la realidad es que el mal de Canarias proviene de lo mismo: del colonialismo español y de nuestra falta de soberanía. Tampoco valen las justificaciones narcisistas de “Mi proyecto es el mejor, que entren los demás en él” “Yo con aquel no me junto porque no me gusta su cara” “Yo estoy en esto antes que aquel” “Yo tengo la razón y los demás no” etc. Por ello se hace imperioso facilitarles el camino a nuevas mujeres y hombres que tengan clara la idea de la independencia de nuestra nación, por arriba de otras consideraciones, en lo que sería la dirección y portavocía del proyecto (sin que esto suponga que los demás dejemos de ser útiles y activos en el mismo, cada cual en el sitio correspondiente), con el fin de propiciarle al mismo un nuevo impulso, sin constricciones. Todo depende de que hagamos un acto de humildad –éste es un acto de rebeldía– y pongamos los intereses nacionales por encima de los ideológicos y de los propios. No tenemos autoridad para alegar, ni siquiera enjuiciar, si nuestra bandera la patrimonializan otros (los que dicen que la de las siete estrellas verdes no es la bandera de la nación canaria sino la de la izquierda canaria, o los que, de forma oportunista, la quieren institucionalizar para desteñir su contenido), cuando no somos capaces de emprender el camino que le dé sustancia y lógica a nuestra enseña, quizás por acomodo, por miedo, y hasta se podría pensar que hay en este barullo a quienes no les interesa la independencia porque en el fondo, haciendo gala de patriotas y confundiéndolo todo, viven muy bien con el colonialismo. Sólo con la bandera no se logra la soberanía de nuestra nación; la libertad hay que lucharla y únicamente combatiendo le podemos dar a nuestra enseña el significado que se merece y por el que fue creada: por la necesidad imperiosa de la Independencia de Canarias.

 

No hay otra salida que buscar la convergencia de todos los canarios y canarias, así como de todas las clases y sectores sociales pertenecientes a nuestra nación, y elaborar un documento donde quede manifiesto el compromiso y la responsabilidad de los actuantes, con el fin de poner en marcha el Movimiento Independentista Canario y, emprender, de una vez por todas y sin prejuicios, nuestra andadura hacia la Soberanía Nacional. El tiempo juega en nuestra contra. ¡Comprométete! ¡No hay excusas! Si quieres la libertad lucha por la independencia y, si no, sigamos en el fango colonialista, lloriqueando por lo mal que está todo y abatiéndonos entre nosotros, mientras la nación y el pueblo canario se pudren.

 

Feliz día de la bandera nacional canaria

 

18/10/2012